¿Es la cultura electoral?

Hoy publico en IDEAL un artículo propuesta que no sé qué te parecerá. Me gustaría conocer tu opinión y, además, que la compartieras… ¡Gracias!

Cuando era joven, escuchaba con estupefacción las historias que me contaba mi padre sobre los viajes a Perpiñán de los cinéfilos españoles que querían ver determinadas películas que, por razones diferentes, no se estrenaban en España. La más famosa fue “El último tango en París”, pero hubo otras. Muchas. Demasiadas.

 Censura tango

Hace unos días me descubrí escrutando la cartelera… de Málaga, para organizar una escapada de fin de semana que me permitiera ver algunas de las películas más interesantes que se han estrenado en España, pero que no han llegado a la cartelera granadina. ¡Qué triste, tanto progreso y tanto desarrollo, para volver a un ignominioso punto de partida!

De un tiempo a esta parte, asistimos a un debate más o menos abierto sobre el bajonazo de Granada en el mapa cultural andaluz y español. Un debate que, a mi juicio, se está centrando mucho en la gestión de los monumentos, en la importancia de las grandes infraestructuras culturales  y en los eventos más mediáticos; pero muy poco en los contenidos que, día a día, deberían beneficiar intelectualmente a los granadinos.

El debate está focalizado en la cultura como motor de desarrollo económico y en su capacidad para atraer turismo foráneo que genere recursos para el sector de la hostelería, lo que me parece muy bien y es muy necesario, pero siempre que no obviemos esa otra cultura, la del día a día, la que se disfruta a pie de calle por los residentes en la provincia.

 Censura magical girl

Y, con ello, volvemos al cine. Las salas comerciales privadas deciden estrenar las películas que consideran más rentables y, para ello, reservan tres cuartas partes de su aforo a Sombras, Esponjas y Pingüinos. Por su parte, la Diputación, la Filmoteca de Andalucía, los Festivales y los Cine Clubs dedican sus recursos a un cine que está fuera de los circuitos comerciales. Un cine necesario e imprescindible, vanguardista, clásico, diferente y arriesgado. Lo que antes se llamaba Cine de Arte y Ensayo.

El problema radica en ese otro cine que se estrena comercialmente en toda España, pero que, siendo minoritario, no llega a Granada. Por ejemplo, de los últimos Goya, más de la mitad de las cintas seleccionadas no tuvieron un estreno normalizado en nuestras salas. Y no vamos a hablar de las Palmas de Cannes, los Osos berlineses, las Conchas de San Sebastián o los Leones venecianos; por centrarnos en los Festivales más famosos del mundo. Solo el cine Madrigal programa cine alternativo, de forma habitual.

 cine madrigal

La pregunta es: ¿por qué no se utiliza el Teatro Isabel la Católica, de gestión pública y municipal, como sala de proyecciones para ese otro cine comercial que, sin reventar taquillas ni arrastrar a las masas, sí resulta imprescindible para la salud intelectual de una ciudad supuestamente culta y universitaria como Granada?

Teatro Isabel la catolica

De cara a las próximas elecciones, más allá de estériles polémicas partidistas e interesadas, deberíamos estar muy atentos a las concretas y factibles propuestas culturales de los programas electorales de los partidos. Para mí, desde luego, será un importante factor a la hora de decidir mi voto.

Jesús Lens

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¿Ha muerto la cultura?

Hoy publico en IDEAL esta columna, que es de las que salen de lo más profundo, al ver con cuánta ligereza se trata por parte de algunos de denodados esfuerzos de otros…

Si hacemos caso a las tribunas de opinión que leemos en la prensa o a las pintadas en los muros de Facebook y a los Tuits del Pajarito Azul, la cultura ha muerto. El sentir mayoritario es que las instituciones, organismos, festivales, fundaciones y administraciones relacionadas con la cosa cultural, la han dejado morir.

 Educación es cultura

El problema es que el de “cultura” es un concepto amplio, vago y poco preciso. Cuando hablamos de cultura, ¿a qué nos referimos? Si por cultura solo entendemos las grandes exposiciones, los magnos conciertos y los eventos de alfombra roja, lentejuelas, focos y flashes; sí, es cierto: si no muerta, esa cultura está agonizando, aseteada por la crisis. Seguro que los directores, gerentes y responsables de programación de cualquier institución cultural serían felices pudiendo organizar, traer o estrenar algo verdaderamente grande pero, por desgracia, la contabilidad manda y los presupuestos, más mermados que nunca, no permiten veleidades por el estilo.

Ahora bien, ¿es ésa la única cultura? ¿No hay vida, más allá de la cultura-espectáculo? Si uno se asoma a la Agenda de los periódicos y atiende a la oferta de actividades de la ciudad, se encuentra con multitud de propuestas interesantes, desde el microteatro y cine en versión original a cabaret, conciertos de todos los estilos imaginables (y alguno hasta inimaginable), magia o exposiciones varias. Pero, además, empieza a haber dos denominadores comunes en muchas de esas propuestas: participación en talleres y actividades formativas para niños y jóvenes.

 Educación cultura

Talleres y actividades formativas que permiten a la gente dar rienda suelta a su creatividad, aprender técnicas y descubrir secretos para escribir, pintar, dibujar, interpretar, hacer fotografías, cine o teatro. Clubes de lectura para aprender a disfrutar de la lectura. Talleres para aprender a ver cine, para interpretar lo que se proyecta en una pantalla o lo que se esconde detrás de las pinceladas de un cuadro. “Pero eso no es cultura. Es educación”, habrá quien diga.

 Educación mas cultura

Efectivamente. Así es. Educación. Y formación. Porque sin ellas, sencillamente, la cultura es imposible. Y, si lo pensamos, uno de los fracasos de las políticas educativo-culturales de los años en que (en teoría) éramos ricos fue, precisamente, desvincular la educación de la cultura. Como si la primera correspondiera en exclusiva a los centros de enseñanza y la segunda fuera un continuo espectáculo.

Museos, centros culturales, orquestas, compañías de teatro, magos, escritores, artistas… todos vuelven sus ojos hacia la cantera, un concepto que debería ir más allá de lo deportivo. Porque si renunciamos a la formación de los alevines, benjamines, infantiles, cadetes y juveniles de la cultura, ¿quién comprará un libro en el fututo inmediato? ¿Quién invertirá su capital en adquirir obras de arte o se gastará sus ahorros en ver teatro o música en directo?

 Educación y Cultura

No. La cultura no ha muerto. Muy al contrario, se adapta y trata de sobrevivir, mirando y amparándose en las nuevas generaciones.

Jesús Lens

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Garabatos Digitales y Nuevas Tendencias en Salobreña

Como bien sabrás, hay por ahí un individuo que considera que la mejor manera de colaborar con instituciones como el Banco de Alimentos es robar y delinquir en supermercados, zarandeando a los empleados que en ellos trabajan, si fuera menester.

Lamentando profundamente en lo que algunos iluminados pretenden convertir el espíritu de Robin Hood, ¿qué tal si giramos la vista hacia otro Bosque de Sherwood? Por ejemplo, hacia Salobreña.

Cada vez más, Salobreña se está convirtiendo en un modelo, en una inspiración, en un síntoma, en una necesidad.

Cuando estuve allí el pasado mayo, mi querido Colin me avanzó un proyecto en el que estaba trabajando: los Garabatos Digitales. Hoy, el proyecto se ha hecho realidad y, hasta el próximo domingo se puede disfrutar de una singular exposición artística en la Bóveda de Salobreña: cuadros realizados utilizando las nuevas, novísimas tecnologías que las Tablets y los Smartphones ponen a disposición de los artistas.

Esto permite que, de cada cuadro, se puedan hacer varias estampaciones, por lo que se venden a un precio muy interesante: 25 euros. Con el compromiso de los artistas de no hacer más de 50 estampaciones de cada obra, todas ellas firmadas y numeradas. Artistas de la talla de Jessica Estévez, Luis Villaescusa, Francisco G. Olivares, Victoria A. Castillo y el propio Colin Bertholet presentan sus exclusivos garabatos, llevados a un tamaño de A2 (42×59,4cm) y estampados en un papel de 140 gramos. Y todo ello, aderezado con una banda sonora muy jazzera.

Lo mejor de todo es que, encima, el dinero recaudado por estos Garabatos irá destinado al Banco de Alimentos de Granada, demostrándose de esta forma que no es necesario ni robar ni delinquir ni zarandear a honrados trabajadores para colaborar con nobles instituciones y necesarias causas sociales, en estos duros tiempos que nos ha tocado vivir. Teniendo en cuenta que ya van 120 vendidos, hablamos de 3.000 euros del ala. Lo que no está nada mal.

¡Más poesía y menos violencia!

¡Más arte, más creatividad y más ingenio y menos mesianismo mediático!

Este viernes, los Sospechosos Habituales emprendemos un nuevo micro on the road con destino Salobreña. Pararemos en el Hostal San Juan de nuestro admirado Jean Pierre y disfrutaremos los Garabatos Digitales. Fijo que nos llevamos alguno. Y después de una birrita en El Pesetas, disfrutaremos del Tendencias, que nos trae a Juan Perro y su Zarabanda. Y el sábado, en el Fusión Bar toca el vibrafonista Arturo Serra. No sé si llegaremos, pero este no parar es un auténtico privilegio.

Volvemos a Salobreña, de donde siempre regresamos con ganas de más.

Si estás por la Costa granadina, aprovecha la ocasión de disfrutar de una estupenda velada de música y pintura, de arte y compromiso, de nuevas tecnologías y solidaridad.

Porque este agosto, también hay que moverse.

¡Seguimos!

Un aPostado más localista, pero que podéis disfrutar igualmente a través de la Red, en esta Bitácora.

Los anteriores aPostados:

El caballero oscuro

Ejército enemigo

Ryan Giggs

Cerveza Alhambra

Prometheus

La ciudad de los ojos grises

Dejarse ir

De dioses y hombres

Y, los 9 de agosto de 2008, 2009, 2010 y 2011.

Jesús garabatero Lens

¿Quién teme a la Semana Negra (feroz)?

Me he quedado impresionado. La Universidad de Oviedo ha pedido, judicialmente, medidas cautelares para evitar que, en el marco de Semana Negra, se celebren en sus instalaciones otras actividades diferentes a las puramente culturales.

A estas alturas, no tengo que explicaros lo que es Semana Negra. Llevo creo que 8 o 9 años contando lo que pasa en el Festival Multicultural más populoso de Europa, en el que lo mismo hay presentaciones de libros y tertulias librescas que exposiciones de fotoperiodismo, recitales de poesía, talleres de creación literaria, entregas de premios, consumo de cerveza, bocadillos de calamares, pinchitos morunos y conciertos de música.

¿Quién le pone el límite a lo que es y no es cultura? No sé. Para mí, tomar una cerveza mientras hablo con Petros Markaris sobre el rumbo de Europa, es bastante ilustrativo. Y compartir un costillar a la brasa con un escritor argentino, hablando del peronismo, Menotti, las Malvinas, la Patagonia, de sus novelas y de los emergentes cuentistas sudamericanos, resulta muy enriquecedor.

Ahora, sin embargo, parece que todo eso es subversivo, peligroso y desaconsejable.

¡Peligroooooooooooooo!

Al menos, para las autoridades académicas de Oviedo.

Se me hace extraño ser un potencial delincuente por compartir unos pepitos de lomo con amigos escritores, lectores, fotógrafos, dibujantes o aficionados a los soldaditos de plomo. Siempre he recomendado a mis amigos el ir a Semana Negra. Allí nunca había barreras entre los creadores y los consumidores de cultura. De hecho, de allí han surgido proyectos que nos han convertido, a los lectores y aficionados, en ilusionados y voluntariosos creadores. Además de dejarnos la pasta en los bares, claro.

Ahora, el modelo está en entredicho y Semana Negra corre el riesgo de desaparecer.

Ojalá que no. Porque el modelo debe seguir siendo el que es. Una Semana Negra sin olor a fritanga y a carne asada, una Semana Negra sin decenas de librerías compartiendo espacio con puestos de venta de camisetas, pósters o tallas africanas, discos, collares y pulseras… ¡no sería la Semana Negra!

Será que soy Géminis, pero siempre me ha gustado tener un libro en una mano y una birra en la otra. Son extremos que se complementan bien. Y yo no sería el mismo, para lo bueno y para lo malo, sin haber leído tantas revistas, periódicos y libros en la barra de los bares, en las mesas de los cafés, en las terrazas de los garitos más variopintos.

Lens, maleante y comilón, terrorista cultural

Lo sé. Puede dar hasta grima escuchar eso de “fiesta de la cultura” o “celebración de la palabra”. Puede sonar a falso, a impostado, a frase hecha y a populismo barato. Sólo que, si vas a Semana Negra, te darás cuenta no sólo de que dicho mestizaje es posible, sino también reivindicable, necesario e imprescindible.

Digámoslo alto y claro: ¡QUEREMOS LA SEMANA NEGRA!

Y la queremos en su integridad. La queremos como siempre: en vaqueros, con camiseta, despeinados, con ojeras y con los zapatos manchados de polvo y arena. La queremos con sus manchas de grasa y con el run rún de la feria, al que siempre termina sobreponiéndose la potente voz de los juglares, trovadores y poetas, en esas noches de poesía cuya magia no podemos permitir que se pierda, como lágrimas entre las gotas de la lluvia…

Paco Jurado, Petros Markaris y Jesús Lens. Con un café. ¿Cultura o katxondeo?

Jesús Forever Semanero Lens.

MEDIOCRIDAD

El martes, en este mismo espacio, Gregorio Morales criticaba la Obra Social de CajaGRANADA. No es la primera vez que lo hacía. Ni la segunda. Ni la tercera. Al no compartir sus argumentos y con todo respeto, hoy, en la columna de IDEAL, hablamos de ello…

Me ha gustado mucho el comentario del presidente de los empresarios granadinos, diciendo que mucho se teme que el debate sobre la estación del AVE sea político y no técnico. ¡Faltaría más! La gran tragedia de Granada es que todos los debates, de haberlos, siempre se plantean desde posiciones partidistas apriorísticas. Y así nos va. Porque en ese tipo de debates, de lo que se trata, es de desacreditar al contrario. De empequeñecer. De destruir.

¡Pecado mortal, carallo!

Lo que me recuerda al célebre proverbio chino, tan cargado de mala follá que podría haber sido discurrido en la mismísima Puerta Real: “El clavo que sobresale siempre recibe un martillazo”. ¿Será por eso que Granada es pródiga en fuga de talentos, cerebros y artistas?

Leía el martes la columna de Gregorio Morales en la que criticaba la propuesta de Jara de que la Obra Social de CajaGRANADA ofrezca eventos culturales significativos y que llamen la atención, denunciando que este tipo de cultura es más espectáculo que otra cosa. Para Morales, la Obra Social debería potenciar la base, la cantera, subvencionando revistas y libros.

Por supuesto, la Obra Social debe colaborar a desarrollar un tejido cultural de base. ¡Exactamente como lo viene haciendo en sus más de cien años de historia! Pensemos qué sería de la cultura de Granada, de la cultura de barrio y andar por casa, si no existiera la Caja. Y de la cultura en los pueblos, también. Y del deporte. Y de la ecología. Y del patrimonio histórico-artístico. Que no sólo de letras vive el hombre.

Obra Social, construyendo desde la base

Pero renunciar al espectáculo, renunciar a los grandes nombres y a los grandes eventos, no sólo es defender la mediocridad y la cortedad de miras sino que es echar cemento en los pies de esos jóvenes que empiezan a sentirse interesados por el arte, sepultando sus anhelos, esperanzas e ilusiones. ¿Os acordáis de Indurain, galopando sobre su bici, por los Alpes y los Pirineos? Al rebufo del Tour televisado, en cuanto Miguelón se enfundaba el maillot amarillo, miles de aficionados nos echábamos a la carretera, a emular sus hazañas. Y Joakim Noah juega con los Bulls de Chicago porque, siendo niño, su padre le llevó a ver un partido de Michael Jordan, como ya contamos AQUÍ.

Más ejemplos: Paz es músico porque, de niña, fue con su colegio a Madrid, a ver “Los miserables”, y quedó alucinada con dicho musical. Y, por mi parte, fue escuchando a los maestros Miles Davis y Oscar Peterson que descubrí el jazz y, desde entonces, me gasto mis buenos cuartos en discos, conciertos y garitos en que suena swing, be-bop y free jazz.

Ser conformistas, es lo que tiene

Para fomentar la base, es esencial que haya espejos en los que los jóvenes puedan mirarse y los mejores espejos granadinos, por desgracia, lucen en París, Nueva York, Madrid… De haberse quedado aquí, seguramente estarían hechos añicos, apedreados.

Jesús Lens Espinosa de los Monteros.