LA CARRERA

Hablaba con una amiga de carreras. Y de carrera. Y me dio el chispazo para escribir este microrrelato…

El gusto de Andresito por correr tenía a sus padres en un permanente sinvivir, no pudiendo entender cómo le preocupaban infinitamente más las carreras que su carrera. Estaban convencidos de que, por rápido que corriese, esas carreras no le llevarían a ningún sitio.

Andresito les buscó con la mirada, cuando enfilaba la última vuelta, netamente distanciado de sus contrincantes. Con su sonrisa, intentaba decirles que sí. Que las carreras le podían llevar muy lejos. Y muy alto. Por ejemplo, a lo alto de un cajón.

En realidad, el enésimo tropezón de su carrera vino por el ansia de atacar el último obstáculo con demasiada precipitación y no porque se hubiera relajado, sabiéndose con el oro al cuello, como escribieron algunos cronistas deportivos.

De vuelta a las aulas, desmotivado, desalentado y desfondado -no en vano se había quedado sin beca- Andresito sabía que fueron las prisas en las carreras las que le alejaron de las soñadas victorias y le obligaron, para satisfacción de sus padres, a volver a la carrera.

 Jesús Lens.

(Más microficción, y más corta, enlazando desde AQUÍ)

UNA DESCRIPCIÓN O, QUIZÁ, ¿UN PIROPO?

Vamos con un nuevo Nanorrelato (AQUÍ más), en este caso de corte gastronómico, en homenaje al extraordinario almuerzo que nos ha preparado la Ruta del Velera en el restaurante Tartessos:

 

Me dijo que era como una croqueta: dura y crujiente por fuera, tierna y jugosa por dentro; dando vueltas por terrenos aceitosos…

Para este relato tenemos una Versión Extendida y Ampliada: Descripción Redux:

Cuando me dijo que era como una croqueta: dura y crujiente por fuera, tierna y jugosa por dentro; dando vueltas por terrenos aceitosos… y un poco empanada… no sabía si me había echado un piropo o me estaba insultando.

 

En realidad, el original era el segundo. Y se titulaba «¿Piropo?» Pero los amigos me indujeron a acortarlo. Estilizarlo. Rebajarlo.

 

No sé cuál os gustará más…

TABACO

¿Será por vago?

 

Os dejo un nuevo Nanorrelato, al estilo de ESTE otro.

 

El caso es que cada uno pueda ponerle género, edad y circunstancias a los protagonistas del microcuento. O sea, que cada uno construya su propia versión del mismo.

 

Dice así:

 

«Cuando escuchó la llave, hurgando en la cerradura, se echó a llorar. Le había dicho que se iba por tabaco y, sin embargo, volvía a casa…»

 

Por cierto, Herman y yo tuvimos una seria discusión a cuenta del segundo «se». ¿Sobra o está bien puesto? A todo esto, si os gusta, lo podéis votar a través de ESTA página. No tardará en salir. Sólo que pongáis «lens» en el buscador… ¡Gracias!

 

Jesús Lens, el Cuentista Minimalista.