¡Esta comida es la leche!

El pasado viernes, durante la extraordinaria comida de celebración del trigésimo cumpleaños del restaurante ‘El Conjuro’ de Calahonda, lugar de peregrinaje para gastronómadas en busca de la cocina granadina más vanguardista y exigente, coincidí con el periodista almeriense Curro Lucas.

Entre otras muchas cosas, hablamos de la moda de los tests genéticos y de la influencia que pueden tener en las dietas personalizadas de los próximos años. Porque uno de los desafíos inmediatos de la medicina es convertir a la alimentación en la primera y más fiel aliada de nuestra salud.

Yo me hice uno de esos tests hace unos meses y resultó que tengo que consumir más lácteos, sí o también. Más que una recomendación, era una exigencia, lo que me ha obligado a cambiar una dieta en la que la leche, los yogures y el queso fresco eran como el conocimiento: apenas ocupaban lugar.

Hace un par de días se publicaban los resultados de un estudio coordinado por Ángel Gil, catedrático de la UGR y presidente de la Fundación Iberoamericana de Nutrición, en el que se destacaba la enorme importancia preventiva de la leche frente al acoso de determinadas enfermedades crónicas, de las cardiovasculares a la diabetes, pasando por los cánceres colorectales.

Ángel Gil. Presidente de FINUT

No es fácil, a la vejez viruelas, cambiar de alimentación. Sobre todo, si comes mucho fuera de casa. Además, en las cartas de los restaurantes no es habitual encontrar platos atractivos con los lácteos como protagonistas u ocupando un papel preponderante… más allá de la cuajada de postre o la leche del café previo al gintónic.

Insisto: uno de los retos de la gastronomía será hacer deseable al comensal la ingesta de productos sanos, naturales y beneficiosos para la salud que, sin embargo, tienen fama de aburridos. Por lo general, uno no sale a comer a la calle para degustar alimentos más propios de los conejos que de los seres humanos. De hecho, las ensaladas que abren las cartas sólo sirven para tranquilizar nuestra conciencia antes de enfrentarnos a los pescados, chuletones y platazos de mayor enjundia.

Jesús Lens

Nutrición del siglo XXI

Ya estamos terminando la primera edición de Gravite, un festival multidisciplinar que esta tarde recala en La Madraza, para disfrutar del magisterio de Juan Varo. El profesor de lingüística nos guiará en un periplo temporal a través de la literatura universal, haciendo diferentes escalas en clásicos imprescindibles de la ciencia ficción que tienen al viaje en el tiempo como eje central.

Aunque seguiremos haciendo diferentes Encuentros Satelitales para maridar historia, ciencia, arte y creatividad, como el viernes 15, en la peña La Platería, donde Juan Pinilla nos guiará en un viaje por la historia y el futuro del flamenco; le echamos el cierre a un festival diferente, nuevo y original que ha sido extraordinariamente bien acogido.

Una de las etapas de Gravite recaló en el restaurante El Claustro. En la pelea por las estrellas, Michelin en este caso, creemos que dar a conocer nuestra gastronomía en el marco de un festival cultural puede sumar y contribuir, aunque sea de forma mínima, a la difusión de las bondades culinarias de Granada.

El insultantemente joven, pero sobradamente preparado chef Rafael Arroyo reinterpretó en clave de cocina contemporánea algunos platos del recetario tradicional granadino, como el puchero de hinojos o el mismísimo plato alpujarreño. Un delicioso viaje a través del sabor del que participaron escritores, artistas, cocineros y periodistas como Javier Olivares, Fernando Marías, Marta Aguilar, Víctor Amela, José Caracuel, Cristina Higueras o Félix J. Palma. Damos fe de que se fueron encantados y enamorados de nuestra cocina.

Antes de la cena, otro de los grandes momentazos del festival patrocinado por Bankia: Ángel Gil, presidente de la Fundación Iberoamericana de Nutrición, impartió una lección magistral sobre la evolución de los alimentos, desde el pasado más remoto hasta el futuro que nos espera.

Dos apuntes: una de las mejores medicinas que existen es la comida. Medicina preventiva. No debería tratarse, solo, de comer para alimentarnos. O por placer. Que también. Pero en los alimentos que decidimos echarnos a la boca hay mucho de salud… o de enfermedad.

Y, de cara a un futuro que ya es presente: la alimentación personalizada. No por gustos, aromas o estímulos visuales. Que también. Pero Ángel Gil nos habló de la personalización a través de nuestro ADN, el único que nos puede decir qué alimentos son realmente buenos, y en qué dosis y cantidades, para cada uno de nosotros.

Jesús Lens