Pocas cosas originales o sabias podremos decir en este momento, cuando se ha confirmado la muerte de Enrique Morente. Yo recuerdo un día, paseando por el Albaycín, que Enrique pasó conduciendo su coche. O en Salobreña, aquel Nuevas Tendencias, donde vi un trozo del Omega en directo… Omega. Y Morente. Siempre en el recuerdo. Muchos se vosotros tendréis anécdotas, historias compartidas… A mí me queda el Omega. Nada más. Y nada menos. Como enlazamos un poco más abajo.
Un abrazo.
Porque este proyecto ya nunca verá la luz. Como tantos otros, personales, profesionales, íntimos, artísticos, vitales… que la muerte ha segado de golpe.








Comentarios
5 respuestas a «EN LA MUERTE DE MORENTE»
Yo lo vi la primera vez en los setenta, en la peña flamenca de Pegalajar. Por entonces andaba versionando a Miguel Hernández. Ya ha llovido. Se ha perdido uno de los grandes, de los que no tienen repuesto.
Lamento no haber conocido antes su obra. Ahora la estoy escuchando en diversas emisoras de radio y canales de televisión y es realmente tergiversadora. Se van los mejores.Se fue Carlos Cano y ahora se va Enrique Morente, mientras otros que lo único que hacen es hacer la puñeta siguen y siguen…
Yo aún no lo he asimilado del todo. Sólo sé que las lágrimas de hoy me sirven para ocultar las lágrimas de ayer.
Es una lástima que artistas tan geniales como Morente nos digan adios tan pronto. Era un grande del flamenco.
Al amanecer
ya la luna espera
al amanecer
Granada tan lejos
entre las chumberas
que se vea la mar
compases de olas secas
junto al olivar
Recordándo a Enrique.