LA OTRA CUBA

La columna del viernes de IDEAL, cambiando de tercio sobre las dos semanas anteriores. ¿O no?
El autor galardonado con la tercera edición del Premio Ciudad de Carmona de novela negra, convocado por la editorial cordobesa Almuzara, ha sido el cubano Amir Valle. Amir es un novelista joven y, a la vez, muy veterano fogueado desde temprana edad en el periodismo de investigación y que, por eso, conoce la realidad de su Cuba natal como la palma de su mano. Una realidad dura, complicada y compleja, lejos del maniqueísmo pro/anti castrista a que estamos acostumbrados en nuestro país.

Ese conocimiento, y su empeño en contarlo, y la capacidad que tiene para hacerlo a través de una prosa vibrante, incisiva y adictiva, le han granjeado multitud de problemas, antipatías, amenazas y sinsabores hasta el punto de haber tenido que dejar Cuba para instalarse en la gélida Alemania, con su esposa y sus dos hijos, en calidad de exiliado.

En sus novelas, Amir Valle ha tocado temas tabúes para el régimen castrista, del tráfico de drogas y la prostitución a la inmigración clandestina y el tráfico de seres humanos. Porque, aunque sea negado por los voceros oficiales, todo ello se da en Cuba. Como se da en buena parte del mundo. Y si queremos conocer esa amarga realidad, opuesta a la propaganda política y a la publicidad de las agencias de viajes, tenemos que leer a autores como Amir, cuya última novela “Largas noches con Flavia”, cuenta la terrible historia del asesinato de tres jóvenes turistas españoles en La Habana, relacionados con el tráfico de drogas.

Una trama tremebunda, pero basada en hechos reales. Porque todo lo que cuenta Amir en sus novelas es radical y documentadamente cierto, huyendo de cualquier tentación a la exageración que diese argumentos a sus enemigos para calificarle de antipatriota o traidor a su país. Algo que, cuando esté en las librerías la magnética, apasionada y apasionante historia de La Habana que ha escrito para la editorial granadina Almed, quedará convenientemente descartado.

Para conocer la realidad de la Cuba de hoy, por tanto, hay que leer las novelas negras de autores como Amir, Leonardo Padura, Pedro Juan Gutiérrez o el mismísimo Lorenzo Lunar Cardedo, cuya saga de Leo Martín, también publicada por Almuzara, nos permite adentrarnos en las entrañas de El Barrio, un microcosmos en que se concita lo mejor y lo peor de la sociedad cubana, en un abigarrado fresco que, a través de la excelente prosa de Lorenzo, se nos presenta vivo y palpitante en nuestras narices.

En uno de los ejemplares de “Largas noches con Flavia” que firmó Amir Valle, escribió la siguiente dedicatoria: “a J.A. Porque estas páginas le abrirán nuevas puertas a mi país”. Enigmáticas y sugerentes palabras que demuestran que, efectivamente, la buena literatura ha de enseñar, contar, descubrir y dar que pensar. Activar las neuronas, tender puentes y abrir puertas. Y el neopolicial latinoamericano, vibrante, tenso, comprometido y radicalmente moderno, desde luego, lo está haciendo a las mil maravillas.

Jesús Lens Espinosa de los Monteros.