Confinar a los menores en casa los alejó del peligro del virus pero estuvieron más expuestos a otros muchos riesgos

 

Foto: Alfredo Aguilar

Buenas, soy Emilio Calatayud. Desde que ‘el Internet’ entró en nuestras vidas las casas dejaron de ser seguras. Me explico para que nadie se asuste. Antes, cuando no había Internet, estábamos tranquilos si los niños estaban en la casa y no en la calle. El peligro estaba fuera y el hogar era la seguridad. Ya no es así. Al poderse conectar a la inmensa red, los menores pueden ser víctimas de toda clase de delitos o cometerlos ellos: acoso, vejaciones, amenazas, atentados contra el honor, ciber abusos sexuales…

Conclusión: confinar a los menores en sus casas los alejó del peligro del virus, que no es poca cosa, pero siguieron expuestos a otros muchos riesgos. Y más aún si cabe, porque, al no poder salir, estaban más tiempos conectados. Esta sí que es la nueva normalidad. Aunque ya lleva muchos años entre nosotros.

Habladlo con vuestros hijos. De buen rollo, con cariño. El virus se irá, pero Internet es para siempre.

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