Buenas, soy Emilio Calatayud. Otro fin de semana largo y festivo en Granada -habrá quien piense que aquí siempre estamos de fiesta-. Es el Día de la Cruz y la ciudad y la provincia se llenan de cruces y sevillanas… Es una fiesta bonita, pero también están los botellones. En mi barrio, el Albaicín, que es patrimonio de la Humanidad, anoche hubo uno importante. Vimos a un montón de jóvenes borrachos por la calle. Aquí, el Ayuntamiento tiene reservado un botellódromo precisamente para evitar lo que ocurrió ayer en mi barrio. O sea, que lo del botellódromo, además de una mala idea, no funciona. Recogemos lo que sembramos. Si el alcalde fomenta el botellón con un botellódromo, pues la gente hace botellón en cualquier parte. Pierde la ciudad, pierden los ciudadanos, pierden los bares… Eso sí, luego el Gobierno, que es del mismo partido que el alcalde, dice que hay que hacer campañas para atajar el consumo de alcohol entre los jóvenes. Si los que nos mandan no tienen las cosas claras, ¿cómo quieren que nuestros chavales se aclaren? Un saludo.
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