Buenas, soy Emilio Calatayud. Ya comentamos este tema muy brevemente el otro día en Facebook, pero vuelvo sobre él porque me parece interesante. El pasado martes, José Chamizo, Defensor del Pueblo de Andalucía, dijo en el Parlamento de Andalucía una verdad como un templo: «La gente está hasta el gorro de las peleas de los políticos». Bueno, en realidad lo que dijo fue lo siguiente: «Hay que hacer un ejercicio de buena voluntad y avanzar para resolver los problemas del personal, pues la vida se nos va a veces en la pelea, y la gente está muy enfadada, hasta el gorro de todos ustedes». Y es cierto. Como en todo, hay excepciones, pero a veces tengo la impresión de que la crisis no afecta a los políticos, que no va con ellos, que somos todos los demás los que estamos sufriendo la crisis. Y cada vez hay más indignación, más cabreo y más desinhibición para decir lo que se piensa. Como ha hecho Chamizo -que, por cierto, fue el prologuista de ‘Mis sentencias ejemplares’: está claro que acertamos al pedírselo-. Ayer, un responsable de Cáritas habló a una audiencia en la que había muchas autoridades y también gente normal. Pues en lugar de empezar con los ilustrísimos y excelentísimos, dijo: «Como todos los que estamos aquí somos personas igualmente dignas, empezaré diciendo ‘queridos amigos’…». Esa es la idea, no sé si me explico.
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