Escuchar a José Chamizo, Defensor del Pueblo Andaluz, siempre es edificante. Aunque lo que diga pueda doler. Hoy ha dado una conferencia en Huelva que, en nuestra opinión, merece ser tenida en cuenta. Aquí van un resumen de la agencia EFE recogido por www.ideal.es. El bueno de Pepe hace un diagnóstico de la sociedad actual -está vacía- y aporta estadísticas que apoyan su tesis. Por ejemplo: 15.715 menores han sido atendidos en las 14 unidades de psiquiatría infanto-juvenil de Andalucía.
Aquí va la noticia: «El Defensor del Pueblo Andaluz, José Chamizo, ha abogado hoy por «poner de moda» dos virtudes: la humildad y la esperanza, en una sociedad, la actual, cuya principal enfermedad es «el vacío existencial».
Chamizo, que ha participado en Huelva en un acto de la Fundación Caja Rural del Sur con la conferencia «¿Cómo estamos?», ha precisado que la «no nos vendría mal la humildad en una sociedad en la que hay demasiada prepotencia» al tiempo que ha indicado que la esperanza es necesaria porque «sin ella no hay futuro», una «esperanza revolucionaria que nos transforme individualmente y a la sociedad».
Considera que la actual crisis económica, cuyo principal problema entiende que es el paro y sus consecuencias, ha dejado entrever que «en estos treinta años de capitalismo cruel el centro del universo no ha sido el ser humano sino el mercado» y entiende que los políticos «tienen que arreglar el sistema, me aterra ver que quieren arreglar la economía».
En opinión de Chamizo, habría que ir hacia un sistema donde «los políticos tengan más influencia que ahora».
El Defensor del Pueblo ha destacado datos como que el 25 por ciento de la población ha ido alguna vez a un centro de salud mental; que 15.715 menores han sido atendidos en las 14 unidades de psiquiatría infanto-juvenil de Andalucía, o que en 2009 la ingesta de tranquilizantes en España fue de 52 millones de unidades».
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El defensor del Pueblo Andaluz dice que \"…Considera que la actual crisis económica, cuyo principal problema entiende que es el paro y sus consecuencias, ha dejado entrever que “en estos treinta años de capitalismo cruel el centro del universo no ha sido el ser humano sino el mercado…”
En esta sociedad, los valores que no se pierden son los que cotizan al alza en el mercado de valores bursátiles.
Salud!!
El Sr. Chamizo tiene toda mi admiración y respeto desde hace mucho tiempo. Gracias.
Llevo un rato debatiendo conmigo misma dónde compartir con vosotros un texto sobre los hijos que ha llegado a mis manos. Y puesto que su autor, Luis Baba Nakao, es un hombre dedicado al mundo económico y empresarial y habla de la sociedad y la autoridad y del \"triunfo personal\" y del camino para lograrlo, termine decidiendo que como comentario a esta noticia es el más apropiado. Disculpad si la decisión no fue la más acertada.
Lo dejo para la reflexión personal, y posibles comentarios, de cada cual. Los distintos puntos de vista sobre una misma realidad nos enriquecen a todos.
HIJOS TRIUNFADORES
Hace unos siglos un famoso pensador griego dijo: \"Lo único permanente es que vivimos en un mundo de cambios\".
Debemos prepara a nuestros hijos para el mundo del futuro, no el mundo de nuestros padres ni el nuestro. En este mundo actual lo determinante para triunfar será el carácter, no exactamente el conocimiento, como muchos pudiéramos creer. Tener temple, salir de fracasos adecuadamente, hacer de los fracasos un desafío y no una tragedia…, eso será lo que buscarán los seleccionadores de personal. Para los trabajadores independientes será un auto-requisito.
Un hijo forjará carácter si percibe claramente la autoridad de los padres. Con modelos saludables de autoridad los niños y jóvenes a su vez actuarán con determinación para resolver sus problemas. Sin autoridad nuestros hijos serán débiles de carácter movidos por impulsos con los consecuentes problemas de adaptación.
¿Exceso de autoridad? Siempre será mejor exceso que falta de autoridad. El límite de autoridad lo pone la siguiente regla: “La autoridad no debe humillar”. Básicamente lo que el niño o joven es hoy, será el adulto de mañana. De vez en cuando hay que mirar al hijo como a un adulto potencial.
¿Queremos que nuestros hijos no sufran? Entonces hay que prepararles para sufrir. No podemos estarles evitando todo el tiempo cada posible sufrimiento. Si no ¿cómo aprenderán? Deben comprender la muerte, los problemas de la vida o en el trato con sus congéneres. No debemos resolverlos todos por ellos, sino ayudar a que aprendan a hacerlos ellos mismos. Nadie logra metas exitosas y duraderas sin un poco de sufrimiento. ¿Alguien imagina a un campeón de atletismo que no sufra para lograr sus marcas? Eso se aplica a todo tipo de campeón y a todo tipo de actividad. Siempre hay que pensar que, en parte, no queremos que ellos sufran para no sufrir nosotros, pero a costa de su daño de cara al futuro.
Hay que enseñarles a hacer ESFUERZOS ADICIONALES. Que sepan que siempre se puede un poquito más. Recuerda que nadie recoge su cosecha sin sembrar muchas semillas y abonar mucha tierra.
Es muy importante enseñarles a carecer, es decir “a sentir la falta de” y arreglárselas por sí mismos. Hay chicos que no juegan su deporte si no tienen zapatillas de “marca”. Si no aprendes a carecer no aprendes a arreglártelas. Aunque tengamos para darles el 100%, los chicos deben saber el valor de las cosas. Si no lo hacen de chicos, les será muy difícil de adultos y allí sí que van a sufrir, y nosotros con ellos. ¿Cómo les enseñamos a carecer? ¡Dándoles un poquito menos de lo que necesitan! ¡No hay otra manera! Así aprenden a apreciar lo que tienen, a gozar de la vida porque muchas veces se goza en las cosas sencillas. Aprenden a no ser quejicas.
Una excelente escuela para aprender a carecer (sin morir en el intento) es la mesa del hogar, la comida. ¿Qué debemos darles de comer? ¡Lo que nosotros decidamos que es bueno para ellos! Es no sólo por su bien estomacal sino que es una excelente forma de que aprendan a apreciar.
Parece increíble pero si no hacemos este tipo de cosas no se podrá adaptar. La comida es una buena escuela de carecer pues así no serán quisquillosos en sus relaciones sociales, en el trabajo y en el mundo real.
También hay que educarlos en el servicio. Una familia normal en un equipo de trabajo con unas pocas tareas: hacer la cama, limpiar los cuartos, lavar los platos, pintar la casa, etc… Hay que educarlos para que realicen labores del hogar aunque lo hagan mal al principio. Si no hacen este tipo de servicios luego tendrán problemas. Las escuelas más importantes de liderazgo del mundo enseñan a los jóvenes a carecer, para que sepan y entiendan el mundo y lo puedan liderar.
¿Propinas? Que sean una cantidad fija, más bien semanal y algo menos de lo que creen que necesitan. Así aprenden a administrar el dinero. Claro que se deben aceptar excepciones pero conversadas serenamente.
Construyamos hijos luchadores, no debiluchos sobreprotegidos. Que se superen a sí mismos. Que tomen los problemas como desafíos para mejorar. Recuerden que nadie alcanza altura con un solo vuelo. También hay que ilusionarlos con ideales, metas futuras, sueños para que sean buenos de corazón. Importante también es estar convencidos de que triunfador no equivale a tener “dinero o propiedades”. TRIUNFADORES SON AQUELLOS QUE SON FELICES CON LO QUE HACEN, CON SU VIDA. Solamente así podrán hacer felices a otros.
Los hijos con carácter templado, conocimiento del carecer, educados en el servicio y plenos de amor e ilusiones serán hijos triunfadores.
Los padres tenemos la gran responsabilidad de criar hijos que transformen nuestro país, en uno donde reine la libertad, la abundancia, la justicia y, sobre todo, la felicidad.
“El pesimista se queja del viento; el optimista espera que cambie; el realista… ajusta las velas” (William George Ward)