Varios comentarios recientes hacen alusión al motín registrado en la localidad madrileña de Pozuelo, una algarada en la que se han visto implicados varios menores de edad y cuyo origen parece estar en un intento de la autoridad de acabar con el botellón. Hablé del tema con don Emilio y él hizo un comentario lacónico: «Estamos con lo de siempre. Es un problema de educación. Los maleducados acaban siendo vándalos».
Lo llamativo del conflicto es que, parece ser, que los revoltosos son niños pijos. Non son chavales de los arrabales condenados a la marginación por el simple hecho de haber nacido en el lado equivocado de la ciudad.
En la tele salieron dos de los amotinados -sí, tenían pinta de pijos- y dijeron que la policía les agredió como a perros -es textual- por el simple hecho de que ellos estaban arrojando cantos rodados a los guardias. ¡Lo que hay que oír! Borrokas con lacoste. Maleducados.
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