Tó olla

Discúlpenme que titule así, pero “todo olla” no suena igual. Y la expresión solo funciona de forma onomatopéyica: para algunos, siempre es tó olla.

Que sean la gente de izquierdas, el sindicalismo y el proletariado quienes critiquen la desigualdad creciente de nuestra sociedad, es natural. Ahora bien, cuando es el mayor inversor del mundo quien le pide a las empresas un papel más social, la cosa es fuerte, ilustrativa… y aterradora.

 

Larry Fink, presidente de BlackRock, el fondo de inversión más rico y poderoso del mundo, con una cartera de activos valorada en cerca de seis billones de dólares, ha enviado una carta a los presidentes de las grandes empresas del mundo en la que les recuerda que, con la crisis, las mayores fortunas y las personas más ricas han cosechado beneficios ingentes mientras que el común de los mortales se enfrenta a crecimientos salariales escasos.

El paradigma del capitalismo en su estado más puro, recomendando a los grandes empresarios que no se abonen al cortoplacismo de los resultados trimestrales y que traten de que su actividad beneficie a la sociedad en su conjunto, y no solo a los accionistas. ¡Qué elocuente!

 

Esta alerta de Larry Fink, -¡que no sea tó olla, hablando en plata!- resulta extrapolable al aquí y al ahora de nuestra provincia, salvando las distancias. Pensemos en el monumental esfuerzo que realizan las instituciones por fomentar nuestra gastronomía.

¿Nuestra, he escrito? Desde un punto de vista emocional y afectivo, sí. Nuestra gastronomía. Desde el punto de vista de la Olla, el sector más beneficiado por el idilio gastronómico-turístico-institucional es el de la hostelería.

 

Una hostelería que lleva con el convenio colectivo congelado desde… ¡2013! y cuyos índices de precariedad laboral son alarmantes; que reniega de la tasa turística, exige cortapisas a las viviendas turísticas, pide una programación cultural desestacionalizada de primer nivel e insiste en que se subvencionen vuelos internacionales, entre otras reclamaciones. Y todo ello, ¿a cambio de qué? ¿Dónde está su dividendo social? ¿Qué devuelve a la comunidad? ¡Qué no está bonico, que sea tó olla, siempre para los mismos!

 

Jesús Lens