Los regalos de los padres a los maestros: ¿Una muestra de cariño sincero? ¿Peloteo puro y duro? ¿Intento de soborno…?

Buenas, soy Emilio Calatayud. Vamos a abordar un tema polémico o complicadillo, pero que vosotros mismos nos habéis hecho llegar en multitud de mensajes. Estamos a final de curso y en los colegios de educación Primaria existe la costumbre de que los padres se pongan de acuerdo para pagar a escote un regalo a los maestros de sus hijos. ¿Es ese hábito una muestra sincera de cariño? ¿O peloteo puro y duro? ¿Intento de soborno, quizá? Además de estas cuestiones, están los que no quieren participar en los regalos, pero se sienten obligados a hacerlo para que sus hijos no resulten ‘perjudicados’ -o eso es lo que creen ellos-. En esto, como en todo, debería primar el sentido común. No me parece mal hacer un pequeño regalo a los maestros que han contribuido a educar a nuestros hijos en Infantil y Primaria cuando acaban ese ciclo de la enseñanza. Hacer un regalo en Navidad, otro por el santo, otro por el cumpleaños y otro al finalizar el curso ya me parece un poco excesivo. Y obsequiar a un maestro con un fin de semana en un hotel de cuatro estrellas en la playa ya es pasarse (es un caso real).

Por lo demás, hay que tener en cuenta que habrá maestros a los que no les haga gracia esta práctica, pero que aceptan el regalo para que la otra parte no se sienta desairada. No sé, lo mejor sería hablarlo… y que nadie se sienta obligado a nada. Digo yo.

 

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