Foro Plural Torre de la Merced: donde las personas piensan, participan y deciden

rota

Cuando me invitaron a través de twitter a participar con una conferencia en un Foro Plural en Rota en donde la participación ciudadana es algo mas que una utopía, no dudé ni un solo instante que tenía que asistir a un espacio en donde la participación, la transparencia y la decisión a través de la inteligencia colectiva es mucho mas que una simple utopía.

Vivimos una etapa en donde el micropoder de la ciudadanía no se conforma con poder participar una vez cada cuatro años y exige y demanda de los políticos una clara respuesta cotidiana en lo que recientemente he bautizado como la «Sociedad del Minuto». Competíamos a la misma hora con una procesión en honor a María Auxiliadora, pero el salón de actos estaba repleto de ganas de conocer mecanismos que articulen esa filosofía que acaba para siempre con ese círculo vicioso que nos ha llevado a seguir a líderes que terminan estrellándose con todos nosotros detrás si seguimos sin reclamar el protagonismo que esta nueva ciudadanía 2.0, ávida de participar, opinar y decidir, reclama a voces en todos los foros.

Allí estaban jueces, representantes públicos, empresarios, emprendedores, pero sobre todo, ciudadanos de a pie que reclaman ese espacio que una vez delegaron en terceros y que saben que ha llegado el momento de hacerlo suyo.

Ha sido todo un placer poder pasear por las calles de Rota y descubrir en cada mirada de los miembros del Foro Plural Torre de la Merced, que no hay espacio para el egoismo personal y a cambio si que hay para aportar pequeñas dosis de inteligencia colectiva que suman esa inteligencia final en la suma de muchas y cuidadas reflexiones individuales. Enhorabuena a su Presidente, Paco Alonso y a todos y cada uno de sus preciados componentes como ErTony, quien contactó conmigo y me detengo especialmente en Fulgencio López, un extripulante del velero escuela de la Armada, Elcano que con su espíritu aventurero y tras recorrer todos los mares y océanos del mundo aporta esa apertura de mente tan necesaria en estos tiempos de mentes estrechas.

Un abrazo fuerte a todos y todas desde Jun.

Elección directa de Alcaldes: miedo o utopía

Desde que el 23 de mayo de 1812 se decidiera a través de un Decreto que los alcaldes serían elegidos a través de un procedimiento directo de segundo grado, fueron muchos los años transcurridos hasta que la Ley de Bases de Régimen Local de 1935 no tomara en consideración la necesidad de elegir al alcalde de cada municipio directamente por su pueblo.

Eran instantes de incredulidad ante la insistencia permanente de un contexto político democrático que rechazó expresamente el caciquismo imperante en la sociedad española con casos palpables como Pedro Rico, Alcalde de Madrid o Carles Pi i Sunyer, Alcalde de Barcelona.

La llegada del régimen franquista no ayudó precisamente a construir un municipalismo que generara una confianza por parte de una ciudadanía poco acostumbrada a participar en la vida política, con la designación directa de los alcaldes por parte de los Gobernadores Civiles y el famoso motorista que se encargaba de notificar el cese mediante un sobre del alcalde saliente y el nombramiento del entrante. Parecía que la transición y la llegada de la Constitución de 1978 iban a propiciar un claro rumbo a favor de la tan ansiada elección directa  de los alcaldes españoles.  Pero los políticos de la época no quisieron apostar claramente por esta forma, y así el artículo 140.1 dejó deliberadamente abierta la forma de elección de alcaldes y alcaldesas de tal modo que podían ser elegidos por los concejales o por los vecinos, optando nuestros representantes públicos por la primera y peor de las dos opciones.
Resulta curioso observar, retrotrayéndonos a ese momento histórico, que sería el propio Presidente del Gobierno, Adolfo Suárez, quien presentara un proyecto de Ley de Elecciones Locales en 1978 en donde se contemplaba claramente que sería proclamado Alcalde el cabeza de la candidatura más votada. Sin embargo finalmente las Cortes Generales vinieron a establecer un procedimiento de elección indirecta a través de los concejales con la ya manida Ley Orgánica 5/1985 de 19 de junio del Régimen Electoral General (LOREG), que reguló la elección de los alcaldes de forma indirecta a través de los concejales manteniendo únicamente la elección directa de los alcaldes pedáneos en las Entidades Locales menores.
Desde esa fecha han existido numerosas oportunidades para demostrar que la soberanía del pueblo es real, y no tanto un artificio para controlar el poder local desde los distintos aparatos políticos.  Quizás la única oportunidad más cercana fue a finales de 1998, cuando el Grupo Parlamentario Socialista en el Congreso presentó una proposición de ley orgánica que tenía por objeto modificar la elección de los Alcaldes, pasando a ser elegidos directamente por los electores. Sin embargo, la disolución del Congreso de los Diputados hizo que caducara y poco después, un gobierno conservador con añoranzas neoliberales desdeñó la primera gran oportunidad de hacer la democracia local mucho más creíble.
Ahora, en 2013, en plena efervescencia de recortes y reformas neoliberales, el Gobierno del Partido Popular tiene de nuevo una magnífica oportunidad de rescatar una sensible aspiración de la sociedad española, y si observamos atentamente el texto de la reforma de la administración local, cuyo lema es “una Administración, una competencia”, además de eliminar competencias históricas de la administración local que tendrán un fuerte impacto directo en las prestaciones de servicios municipales, no hace ningún tipo de mención a la forma de elegir a un cargo tan cercano y sensible a una ciudadanía que pide a gritos que la última trinchera del estado de bienestar no sea prostituida desde el resto de administraciones.