‘Un fantasma en la batalla’ maravilla en Netflix
Hay veces que Netflix me hace feliz. El domingo por la noche, por ejemplo. Muy, muy feliz. Tanto que, nada más terminar de ver la película, tuve el impulso de volver a empezar. Me contuve, pero me pasé la noche soñando con ella. Por algo sería.

Les confieso que le había dado al play con dudas, casi con reticencias. En una de las cenas de San Sebastian Gastronomika había coincidido con Mitxel Ezquiaga, periodista cultural de El Correo y habitual del otro gran festival de San Sebastián: el de cine. Le pregunté por ‘Un fantasma en la batalla’, la película más reciente de Agustín Díaz Yanes, pero no la había visto. Estaba como yo: expectante. Pero ambos decepcionados de que pasara sin pena ni gloria por el palmarés. ¿Pesaría la cuestión ideológica? Ahí lo dejo…
Mis temores venían, en realidad, del hecho de que ‘Un fantasma en la batalla’ contaba la historia de una infiltrada en ETA. También. Otra vez. Y es que fue precisamente ‘La infiltrada’ una de las grandes películas del año pasado, haciéndose con un puñado de los Goya más importantes. El tándem Arantxa Echevarría-Carolina Yuste funcionó a la perfección y nos deparó adrenalina, tensión, acción y, en resumen, un peliculón. ¿Estaría nuestro ‘Tano’ a la altura?
Digo nuestro porque Agustín Díaz Yanes es uno de los cineastas galardonados con el Premio Granada Noir, junto a Enrique Urbizu. Y le siento como parte de una familia íntima y cercana. De ahí, también, que estuviera loco y ansioso porque me gustara ‘Un fantasma en la batalla’. ¡Y qué bien, que maravilla que así fuera!

No se enfaden conmigo por adelantarles lo de la infiltrada. Eso se sabe desde el primer minuto de película. No hay spoiler alguno ahí. En este caso, es una joven Guardia Civil de carácter reservado y solitario la que, a través del contacto con la directora de una ikastola de ideología abertzale empieza a introducirse en el ambiente etarra.
Una decisión de mucho riesgo que toma Agustín Díaz Yanes es, además de recrear en pantalla algunos de los atentados de ETA de una forma seca y austera, empezando por el de Gregorio Ordóñez; incluir cortes documentales en los que se muestran imágenes reales de momentos que forman parte de nuestra historia más negra, del secuestro de Ortega Lara a la ejecución de Miguel Ángel Blanco, protagonista una de las secuencias más brillante y estremecedora de la película, con las manos blancas y las manos negras como protagonistas. Fusión de la cruda realidad y la ficción más simbólica. Puro CINE, con mayúsculas.
Precisamente la radical austeridad formal de la propuesta de Díaz Yanes, la rasposa contundencia de las secuencias de ‘acción’ y su absoluto respeto por todos y cada uno de los muertos hacen de ‘Un fantasma en la batalla’ una película diferente, única, original y a contracorriente. De las que ya no se hacen, paradójicamente. Y es que los actores, con una portentosa Susana Abaitua como protagonista y los muy eficaces Iraia Elias, Andrés Gertrúdix, Ariadna Gil, Raúl Arévalo y un sorprendente Jaime Chávarri; están igualmente sobrios y contenidos, como exigen sus papeles.

Si a eso le sumamos la fotografía de un paisaje con atmósfera siempre lluviosa y neblinosa y una banda sonora igualmente desgarrada, conseguimos una película espectacular… en el sentido más ‘antiespectacular’ del término. Aunque también les digo que, en su tramo final, la tensión crece hasta llegar a un clímax que, ahí sí, Díaz Yanes nos pone cardiacos. Lo dicho: que voy a volver a verla de inmediato, que ‘Un fantasma en la batalla’ es un PE-LI-CU-LÓN.
Jesús Lens







