La Banda, a todo trapo

Momentos. La vida son momentos. Y si pueden ser momentazos, mejor que mejor. Ayer por ejemplo, cuando la Banda Municipal de de Música de Granada se arrancó a tocar el tema central de ‘Los siete magníficos’ en el Auditorio Manuel de Falla y a mí se me escapó una lagrimilla. María Jesús me miraba y me apretaba el brazo. El western. ¡Ay, el western! 

Nuestra banda municipal, la Banda, es uno de esos lujazos a los que corremos el riesgo de no concederle la importancia que se merecen. Con la dirección de Ángel López Carreño ha cogido unos altos vuelos que la llevan hasta el infinito y más allá. Ayer, por ejemplo, cuando sonaron los acordes de la marcha imperial de ‘Star Wars’ o, como le decíamos nosotros, ‘La Guerra de las Galaxias’. O de ’Misión imposible’, esa obra de arte, maestra, de Lalo Schifrin. ¡Foh!

De un tiempo a esta parte, nuestra Banda se abre a nuevas propuestas y se adentra por caminos poco transitados. Es un gustazo sentarse a conversar con Ángel y ver cómo disfruta diseñando programas con música de cine como el de ayer.

Con su equipazo de músicos, hacen los arreglos necesarios para que canciones muy complicadas suenen de la mejor manera posible. Por ejemplo, hace unas semanas en La Chumbera, cuando interpretaron su versión del tema de amor de ‘Chinatown’ con una delicadeza que habría conmovido hasta las entrañas a nuestro añorado Fernando Marías, para quien Evelyn Mulwray siempre fue la gran heroína trágica de la historia del cine negro. (Aquí lo tienen entero, con la brillante realización de los compañeros de TG7)

O ayer, por ejemplo, cuando ‘aterrorizaron’ a la audiencia con las dos notas de ‘Tiburón’ o nos hicieron vibrar con la intro de ‘En busca del arca perdida’. Música de cine que anima a volver a ver películas como el ‘Batman’ de Tim Burton, tras escuchar el temazo de Danny Elfman. Enhorabuena a la Banda, a nuestra Banda, y a todas las musicazas y musicazos que la componéis. ¡Sois muy grandes!

Jesús Lens

COMUNICANDO

¡Está comunicando! Y era cuando no podías hablar con otro/a porque estaba a su vez hablando/a. Hoy, en IDEAL, insistimos con la comunicación…

El Ayuntamiento de Granada debe hasta de callarse. Y esto no es una opinión. Es un hecho constatado, contabilizado y ¿asumido? Sin embargo, en su momento, nuestro alcalde no dudó en comprar una televisión local, para mayor lustre de su labor de gobierno. Y lo hizo en un momento en que las vacas flacas no asomaban por el horizonte, es que ya estaban en nuestras calles, pastando los exiguos brotes verdes del Plan E y las flores de los maceteros que tanto gustan a nuestra corporación municipal, que sólo en jardines debe una millonada.

El Ayuntamiento de Granada está en la ruina y, aún así, va a invertir una pasta en equipo técnico para la mencionada televisión, uno de esos canales locales cuyas emisiones son como las leyendas urbanas: nadie las ve, pero todo el mundo acaba hablando de ellas.

Así las cosas, ¿sería constitutiva de escándalo dicha inversión cuando las deudas municipales contraídas con tirios y troyanos amenazan con llevar al paro a decenas de trabajadores de INAGRA, la Rober o de un CeBé Granada que parece agonizar económicamente cuando deportivamente está mejor que nunca?

Sinceramente, yo creo que no. Y así lo han entendido ZP, Rubalcaba y el resto de miembros de un gobierno socialista que se ha propuesto, como objetivo prioritario, que se conozcan sus logros, resultados y consecuciones. Porque la política que no se conoce es como si no se hubiese hecho. Lo que no está en los medios, no existe.

Y si no, que le pregunten al Rector de la Universidad de Granada, triste y cariacontecido porque el proyecto BioTic “no se entendió” y no consiguió la Excelencia Internacional. Si no se entendió es porque no se supo comunicar: si un mensaje no llega, el problema siempre es del emisor.

En el siglo XXI, la comunicación es parte de la construcción, la definición y la culminación de cualquier proyecto. Desde que empieza a vislumbrarse una idea, el cómo se va a dar a conocer ocupa un lugar cada vez más trascendental en la estrategia global y, por tanto, tener y controlar los medios de comunicación es una de las obsesiones de todos los gobernantes, sean de la cuerda que sean.

Y precisamente por eso, aprender a distinguir entre el grano y la paja, entre la información, la libre opinión, la publicidad y la propaganda debería ser una asignatura obligatoria en colegios e institutos. Aprender a leer va más allá de la alfabetización. Entender la cultura de la fotografía y el vídeo tendrá una importancia creciente en una sociedad de la imagen presidida por la universalización de la fotografía digital y el dominio del Youtube.

¿Es extraño, pues, que el Ayuntamiento quiera potenciar TG7? Indiscutiblemente no. De lo que se tratará, pues, es de examinar con lupa lo que emita la televisión de los granadinos, nos guste más o nos guste menos.

Jesús Lens Espinosa de los Monteros.