Paul Schrader, jardinero y contador de cartas

Es un milagro que Paul Schrader siga haciendo cine. Y más milagroso aún es que sus películas lleguen a las grandes pantallas españolas. Y ni les cuento lo que supone ver una de ellas en un cine del centro de Granada. ¡Y en versión original subtitulada! Hablamos del Madrigal y de ‘El maestro jardinero’, que se proyecta a las 23 horas. 

Paul Schrader, que va camino de los 80 añazos, lleva toda su vida contando la misma historia. Lo hace de forma más o menos disimulada, sobre todo cuando escribe guiones para otros directores, pero básicamente es el cuento de siempre. En el mejor sentido de la expresión. Variaciones y permutaciones sobre el mismo tema. Hablamos del cineasta del pecado, la culpa, la expiación y la redención. Con su poquito de venganza. Porque la línea que separa a la una de la otra es muy fina. La delgada línea roja. Y sangrienta.

Si hablamos de Schrader hay que citar ‘Taxi Driver’, por supuesto. Aquel portentoso guion es suyo. Y desde entonces, su vida y su carrera van íntimamente ligadas a Martin Scorsese, para el que también escribió los libretos de ‘Toro salvaje’, ‘La última tentación de Cristo’ y una de sus películas menos conocida: ‘Al límite’, que me apetece mucho volver a ver. Vidas paralelas y carreras tan ligadas que el propio Scorsese produjo ‘El contador de cartas’, la penúltima película de Schrader, una auténtica maravilla, una joya y una rara avis en el cine contemporáneo. 

El contador de cartas, interpretado por un sobrio, contenido, ajustado y, por momentos, aterrador Oscar Isaac, es un tipo que, tras cumplir un larga condena de diez años de cárcel, vuelve a las calles. En prisión aprendió a jugar a los naipes y se gana la vida en los casinos, apostando al blackjack, un juego en el que el cálculo mental es esencial. Lleva una vida anónima y silenciosa, sin sobresaltos. Como los monjes guerreros de diferentes mitologías, su existencia es ascética, radicalmente aséptica. Hasta que un doble encuentro en el hotel donde se celebra un torneo de póker le obliga a cambiar sus rutinas. 

Volvamos a su película más reciente, ‘El maestro jardinero’. El punto de partida es más original, si cabe. Hablamos de un tipo con aspecto pétreo y coriáceo que se dedica al cuidado de un gran jardín. Cuenta con un equipo de tres colaboradores y, por las noches, escribe en un diario, igual que hacía el contador de cartas. Todo lo referente al jardín es una metáfora, como no tardaremos en descubrir. El orden y el concierto, la rectitud, el control de la naturaleza, los mimos y cuidados a las plantas, el florecimiento…

Narvel Roth, que así se llama el maestro jardinero, tiene un pasado. Todos los personajes de Schrader lo tienen. Un pasado turbio y turbulento. Pero ahí está, pasado el tiempo, disfrutando de un nuevo sentido a su existencia. Una existencia discreta y de perfil bajo, siempre. Hasta que un encuentro de lo más improbable, aunque nunca imposible, venga a sacudir de nuevo su vida. 

Pecado, culpa y redención. La tríada del cine de Schrader. Y la venganza, insisto. La venganza cuando sus protagonistas encuentran una segunda oportunidad a través de la ayuda y el apoyo a terceras personas, siempre más jóvenes, que tienen toda la vida por delante. Chicos y chicas cuyos tropiezos y errores, aún subsanables, amenazan su futuro. Entonces llega el momento de actuar, que no todo va a ser poner la otra mejilla. 

Asómense a ‘El maestro jardinero’. No es la mejor película de Schrader, pero como les decía al principio, sólo poder verla en pantalla grande y en VOS es ya un milagro. 

Jesús Lens

Taxi Noir

“—¿Por qué quieres ser taxista, Bickle?

—No puedo dormir por las noches”

 

Así comienza “Taxi Driver”, la mítica película de Scorsese interpretada por Robert De Niro, muchas de cuyas secuencias, imágenes icónicas, diálogos y monólogos forman parte de la mejor y más adictiva cinefilia.

Sandino, el protagonista de “Taxi”, la más reciente novela de Carlos Zanón, publicada por la colección Salamandra Black, tampoco puede dormir por las noches. Pero hace ya mucho tiempo que es taxista. En Barcelona, una de esas ciudades que son un mundo, un universo en sí misma.

 

Por no gustarle, a Sandino no le gusta ni conducir. Pero es taxista. Como su padre. Como su hermano. El mundo de Sandino está hecho de libros, películas y, sobre todo, de canciones. De muchas canciones. Y de personas. Aunque a las personas reales les asigna papeles alternativos en las ficciones que le gusta tramar en su cabeza. Una cabeza diferente. Que funciona a su aire.

 

Sandino sale de casa el martes, de madrugada, para enfrentarse a lo desconocido. Otra noche de insomnio. ¿Y van…? Pero éste no va a ser un martes cualquiera. Porque Lola, su mujer, le ha dicho que tienen hablar. Sandino sale corriendo, tras apurar el café. Prefiere dejar la conversación pendiente. Para la noche. Cuando regrese a casa. Porque intuye lo que hay detrás de una frase que es una sentencia. De muerte.

Carlos Zanón en la librería Picasso de Granada

Entonces, comienza la odisea.

 

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Jesús Lens