DES (EN) CAJA

Hemos podido disfrutar, en la Sede Central de CajaGRANADA, de una extraordinariamente clarificadora jornada de trabajo sobre SIPs, fusiones frías o virtuales y reestructuración del sistema financiero español, y han sido muchos y brillantes los ponentes que han ido desgranando conceptos, teorías y vaticinios de futuro.

Me quedo con un concepto que es a la vez palabra imperativa y acrónimo: DES.

Las Cajas del futuro, que ya es presente, frente a las exigencias de los mercados y los nuevos requerimientos normativos han de dar. Han de dar crédito, sí, pero a los nuevos modelos de negocio de una nueva economía. Han de dar confianza, sí. A personas y proyectos innovadores y ambiciosos.

Y, por supuesto, las Cajas no pueden olvidar un exitoso e imprescindible modelo de banca minorista: han de seguir prestando servicio a las familias y a las PYMES y han de seguir luchando contra la exclusión financiera, como lo han venido haciendo desde su fundación.

Las Cajas del futuro, que ya es presente, tienen una función clara y concreta: propiciar el Desarrollo Económico y Social de su comunidad de implantación. Tal y como lo venían haciendo hasta ahora. Pero de otra manera.

Porque si algo ha quedado claro tras esta jornada de debate y reflexión, es que estamos inmersos en un proceso de cambio y transformación sin parangón, que exige crecer en solvencia, fortalecer el capital de las entidades financieras y, también, cambiar su modelo de negocio y sus fórmulas de gestión. Y no sólo para adaptarse a la Nueva Economía que está por venir, sino para contribuir a propiciarla y facilitar su implantación en la sociedad.

CajaGRANADA, tal y como han comentado los especialistas convocados para la jornada, está en ese camino ya que Mare Nostrum ocupa un puesto de vanguardia en esta singladura, abriendo ruta y siendo pionera en un proceso que prácticamente todas las Cajas han terminado por iniciar en los últimos meses. Pero no podemos olvidar que CajaGRANADA somos todos nosotros: consejeros, directivos, trabajadores, clientes y ciudadanos. Y, si queremos lo mejor para nuestra tierra, todos tenemos que colaborar, en la medida de nuestras posibilidades, para que todas las piezas de este complejo y laborioso puzzle terminen efectivamente encajando.

Jesús Lens Espinosa de los Monteros.

ANDALUCÍA, ¿SÓLO HAY UNA?

Vamos con la columna de hoy de IDEAL, sobre las Cajas y el entorno. ¿Somos unos localistas? Y los regionalistas, ¿qué?

Un partido político que se mostrara abierta y directamente antisevillano, que llevara grabado en su programa un mensaje de beligerante confrontación con San Telmo, aderezado con unas gotas de grueso humor contra los “Miarmas”, arrasaría en Granada en cualquier elección que se celebrase ahora mismo.

Escribía Javier Torres Vela, hace unos días, que en Granada existe una perceptible sensación de pérdida de relevancia desde la llegada de la autonomía, que quizá pueda ser injustificada, pero que está universalmente extendida. ¡Mentira que es! Pero, ¿por qué será?

Lo que pasa es que cuando escuchamos a Rafael Velasco, Secretario General de Organización del PSOE, hablando sobre la fusión fría de CajaGRANADA, no podemos sino estar de acuerdo con Fernando Fernán Gómez cuando decía que el pecado capital de los españoles no es la envidia, como tantas veces se ha dicho. Ni la soberbia. Lo peor de los españoles es el desprecio con el que tratan a sus semejantes. Y, desde luego, el mejor ejemplo lo tenemos en los nuevos jerifaltes socialistas del Oeste, cada vez más Lejano, de Andalucía.

Las exigencias de Rafael Velasco, pidiendo explicaciones al Presidente de CajaGRANADA sobre el SIP, mostrando dudas sobre el llamado “fortalecimiento del sistema financiero andaluz” y apropiándose de “sus” consejeros de la Caja granadina suenan más a matón de las películas del Far West que a Secretario de Organización de un partido que empieza a hacer aguas por todas sus costuras y que, concretamente en Granada, va a terminar por desangrarse.

El Banco de España no quiere fusiones intrarregionales y, desde luego, la supuesta Gran Caja Andaluza, en el presente contexto de crisis, supondría un brutal incremento del desempleo entre los trabajadores de unas entidades financieras cuyas oficinas se solaparían por toda la comunidad, sin aportar valor añadido ninguno a la ciudadanía de a pie, la gran olvidada de esta larvada Guerra de Cajas. Pero, además, ¿qué es eso del Sistema Financiero Andaluz? Si un cliente, particular o institucional, plantea buena operación, las entidades la financiarán, solas o en compañía de otras. ¡Es su negocio! Y si la operación no pinta bien…

Cada vez que oigamos hablar de entelequias como la Gran Caja o el Sistema Financiero Andaluz, deberíamos echarnos mano a la cartera. La Junta parece hablar de ello como de un feudo, de un coto privado sevillano-malagueño en el que hacer y deshacer a su antojo. El problema de la tan criticada politización de las Cajas no radica tanto en la representación pública en sus Órganos de Gobierno cuanto en la injerencia de unos cuantos indocumentados que no saben ni de lo que hablan y que parecen escribir sus hojas de ruta en las servilletas del bar en que apuran sus manzanillas, convencidos, efectivamente, de que Andalucía sólo hay una: la que empieza en Sevilla, pasa por Málaga, y vuelve a terminar en Sevilla.

Jesús Lens Espinosa de los Monteros.

 

PD.- Atentos a la entrevista con José Antonio Griñán que publica hoy IDEAL. ¿Es o no es injerencia?

 

-¿Qué pasó con Caja Granada?

Cuando Caja Granada inicia una vía de aproximación a las cajas de fuera, es cuando está en pleno proceso la fusión de Unicaja y Cajasur, y nadie podía dudar de que eso no iba a seguir, nadie podía imaginar que la decisión del Cabildo fue la que fue, por lo tanto, Caja Granada no hace esto (fusión fría con cajas levantinas) después de lo que ha ocurrido sino antes, esto es para entender un poco la posición de Granada. Caja Granada necesitaba sanearse y Unicaja en ese momento no podía. Si no, hubiera sido Unicaja con Caja Granada.

-¿Con una fusión fría?

Sí, con lo que hubiera sido. Pero Unicaja fue a sanear Cajasur, por eso me duele tanto.