REAL MADRID: ¿INSULTO O SOCIOS SIN HUMOR?

A los socios del Real Madrid de baloncesto, el club les ha obsequiado este año con un regalo muy especial: un «pack» consistente en tablero de cartón, barra de plástico para colocarlo en una papelera y  los Dos Balones oficiales del Real Madrid que se acompañan en la foto.

 

¡Menudo par de pelotas!
¡Menudo par de pelotas!

Los socios, cabreados, han tirado el regalo, despreciándolo olímpicamente. ¿Será la venganza por lo de Río de Janeiro, se ha pasado el Club cinco pueblos o es que los socios del Madrid han perdido su sentido del humor?

 

Jesús Lens, divertido.  

REAL MADRID ESPERPENTOS CLUB Y OTRAS COSAS DE FÚTBOL

Hoy va de deportes. Esta mañana hablábamos de baloncesto y de la Magia del 23 y ahora pasamos al fútbol. Y es que, desde hace unos años, lo del Real Madrid es de traca. Pero todo eso ya lo saben ustedes. Si siguen el mundo del deporte, es ocioso repetirlo. Y no lo siguen, el tema les importa una higa.

 

Así que, concédanme un par de minutos para hablar de los sinsentidos blancos de las últimas fechas, yendo más allá de lo puramente deportivo.

 

Por un lado, la candidatura fantasma del tal Onieva. Resulta que organiza un acto de presentación, sale un sujeto al que nadie conocía, cuenta un cuento sobre el precio del tiempo, habla de Kennedy y Obama (al que prometen hacer socio de honor del Club) comunica que el club ayudará a pagar las hipotecas a los socios en paro… y todo el embolao se convierte en un chiste, replicado hasta el infinito por los medios de comunicación.

 

¿Se acuerdan de la famosa y repipi Niña de Rajoy?

 

Pues el pobre niño que le quiere comprar una hora de su tiempo a su atareado papá se ha convertido en la tumba de Onieva. Pobre. Para una vez que sale alguien con imaginación en el mundo del fútbol, se le lapida sin conmiseración alguna, se hace mofa de él, se le convierte en objeto de burla.

 

Por lo visto, el hombre sudaba, se le enredaba la lengua, asumió un protagonismo que no le correspondía, se convirtió en la vedette de la presentación… No sé. Yo escuché su cuento en la radio y me gustó esa forma distinta de plantear un proyecto deportivo. Y eso que el gran cuentista por excelencia del mundo del fútbol, el Jorge Valdano del miedo escénico, está con los Otros, con el siempre serio, regio y meticuloso Florentino Pérez.

 

Y es que lo de Florentino, aunque venga disfrazado de los tres Reyes Magos en uno solo, con Villas, Silvas y Kakas en las alforjas de su engolada caravana de camellos, me desconcierta.

 

¿Cómo es posible estar trabajando en la contratación de dos entrenadores tan rigurosamente diferentes entre sí como Mourinho y Wenger? Diferencias que, más allá de lo personal, tienen que ver con una forma de entender el fútbol, la cantera y la filosofía de trabajo de un Club.

 

Me ha gustado mucho el comienzo de este artículo de Pedro Santos, asesor de la Diputación de Orense, que hoy podíamos leer en ABC: «Es fundamental ante cualquier reto o compromiso social tener claro hacia dónde se quiere uno dirigir, y que metas se quieren alcanzar. Debido a la dimensión humanizadora de la cultura en el amplio ámbito de la palabra, debemos de formular un proemio que nos sirva de guía y candil para no desorientarnos en ese maremagnum de propuestas y compromisos que se van perfilando en el comienzo de una acción de gobierno.»

 

Así las cosas ¿cuál es el proemio (signifique ello lo que signifique) que guía el proyecto futbolístico de Florentino? El proyecto empresarial ya lo conocemos: cambiar ladrillos por las botas y los caretos más ilustres y conocidos del concierto internacional. Pero ¿y el proyecto deportivo? Porque un proyecto deportivo, más allá de los jugadores, lo hace triunfar la cabeza pensante que los dirige, como Guardiola ha demostrado en apenas un año; o lo hunde irremediablemente una cara bonita con traje de Armani, como Queiroz acreditó en su momento.

 

Sin entrar en que, de momento, ni una palabra se ha escuchado sobre el baloncesto, el hermano tonto del club blanco.

 

Fíjense en las portadas de hoy de los diarios deportivos madrileños. ¿Caben dos proyectos más antagónicos entre sí, ambos ligados al mismo Florentino?

 

La otra noche, en el debate de El Larguero, se planteaba la posibilidad de que Valdano se dejara de cuentos y ocupara el banquillo de la Casa Blanca. A mí, personalmente, siempre me gustó Valdano, desde que leí sus «Cuentos de fútbol» y el Tenerife nos quitara dos ligas. Con un par.

 

¿Se habrán agotado las ideas de Jorge? Como comentarista de La Sexta, su sapiencia palidece ante las excentricidades de Montes y la bullanguera nadería de Salinas. ¿Le quedan neuronas y capacidad para gestionar el nuevo sueño de la Sábana Blanca, que no Santa?

 

Porque, y esto lo escribo de cara al miércoles, esta semana seré blaugrana. Sí. Por amor a la estética y a la justicia poética. Jamás pensé que podría querer que el Barça ganara un partido, una competición, una Liga de Campeones. Pero sí. Este miércoles, cuando el Barcelona y el Manchester United diriman la finalísima de la Champions, gritaré alborozado los goles de los Etoo, Messi, Henry o, sobre todo, los de Iniesta o Xavi.

 

Envía Pere Sureda a La Parida de Andreu Martín, las siguientes palabras:

 

«DOS HOJAS DEL TREBOL

 

      «La victoria queda en los libros,

 

      pero la forma

 

      de conseguirla queda

 

      en la cabeza

 

      y en el corazón de la gente»

 

(ARRIGO SACCHI.)

 

Y ahora a conseguir el trébol en Roma el día 27, con nuestro estilo. No sabemos hacerlo de otra forma.»

 

Las suscribo como propias y, estupefacto ante las elecciones para la Casa Blanca, echando de menos a un Obama que nos conquiste con su proyecto sereno y la esperanza de su discurso, cierro este texto con un grito que, como madridista convicto y confeso, reconozco que me rechina… pero que no me puedo dejar dentro, aún a riesgo de que me caigan mojicones a diestra y siniestra:

 

¡Visca el Barça!

 

Jesús Lens, increíble y semanalmente blaugrana.

TIEMPOS INTERESANTES

La columna de hoy viernes en IDEAL, para la reflexión.

 

Hace unos días discutía con un amigo acerca de si la célebre maldición china, «Te deseo que vivas tiempos interesantes», es efectivamente una maldición o, por contra, debería considerarse como una bendición cargada de buenos augurios.

 

Vaya por delante que mi interlocutor es periodista y que para él, lógicamente, los tiempos interesantes le dan vida a su profesión y convierten su trabajo diario en algo vivo y excitante, cargado de lógica y sentido. Pero, ¿y para el resto de ciudadanos? Fijémonos en la economía española, por ejemplo, que creció de forma sostenida y constante durante una pila de años, sin dar un ruido. Disminuía el paro, la inflación estaba controlada, las empresas conseguían crecimientos anuales de dos dígitos y no había flagrantes casos de corrupción que nos indigestasen el café mañanero. Un aburrimiento, vamos.

 

Sin embargo, todo 2008 ha sido económicamente interesantísimo y apasionante, hasta el punto de que si te despertabas una mañana y no había quebrado un gran banco era como si le faltara algo al día. Es cierto que millones de personas se han ido al paro y miles de empresas y comercios se han visto obligados a echar el cierre. Es verdad que la morosidad está disparada y que la crisis nos tiene a todos tiritando, pero ¿y lo privilegiados que estamos siendo al asistir al hundimiento y refundación del capitalismo, consista ello en lo que consista?

 

O el fútbol, por ejemplo. ¿Habrá algo más aburrido, informativamente hablando, que el Barça de Guardiola? Un equipo que se limita a jugar bien y, como consecuencia, a ganar un partido detrás de otro. Sin estridencias. Sin ruidos. Sin lesiones, siquiera. Un peñazo, vamos. Porque lo interesante es lo del Madrid, con el culebrón Ronaldo, el mercado de fichajes para reforzar todas sus líneas, un presidente en permanente entredicho, entrenadores cesados y jugadores en pie de guerra, proporcionando titulares, un día tras otro.

 

Y si hablamos sobre cuestiones domésticas y más cercanas, ¿se imaginan la sosería, de haber tenido autovía y AVE a tiempo, como van teniendo en el resto de España? ¿No es mucho más interesante y enriquecedor el debate que mantienen los políticos de una y otra orilla con respecto a quién ha sido más penosamente chapucero en la cuestión de las infraestructuras granadinas? ¿Se imaginan un solo Granada F.C. en vez de tres equipos locales, siempre a la gresca?

 

Reconozcámoslo. El año 2008 ha sido de lo más apasionante, movido y turbulento. ¡Si hasta los cimientos del sistema, tal y como lo conocemos, han estado a punto de quebrar! Así las cosas, y ante ese 2009 que ya amenaza con venírsenos encima, les planteo una duda razonable: ¿preferirían que salga un año tan inquietantemente interesante y proceloso como el 2008 o, por contra, firmarían un soso, aburrido e intrascendente puñado de meses que se sucedieran uno tras o otro, sin dejar memoria alguna en los anales de la historia?

 

Jesús Lens Espinosa de los Monteros.

MOTIVACIÓN

La columna del viernes de IDEAL, en clave crítico-deportiva. 

Estos días andamos en Málaga, jugando un torneo de baloncesto entre amigos de distintas cajas de ahorros, cuyas semifinales tenemos a las 12, contra nuestra bestia negra de Catalaunya. Y, la verdad, cuando suena el despertador a eso de las siete de la mañana, no hacemos sino preguntarnos eso de «pero qué necesidad tengo yo…»

 

Es lo mismo que se preguntan nuestros dos Álvaros. Uno se ha hecho un esguince y anda poniéndose hielo y cremas varias para poder jugar el próximo partido y el otro, a la espera de que le hagan una artroscopia, ha de vendarse los tobillos con apósitos compresores para poder aguantar medio tiempo sin que los pies se le descoyunten.

 

Y todo ello, por gusto, por afición. Como cuando nos levantamos los domingos a eso de las ocho de mañana, los amigos de Las Verdes y demás participantes en el Circuito de Fondo de la Diputación, para tomar la salida en carreras de diez o más kilómetros, en lugares como Baza, Almuñécar, Motril o Santa Fe.

 

Decenas, centenares de personas, atletas populares o baloncestistas aficionados que nos dejamos la piel practicando deporte de forma amateur, pero absolutamente comprometida con nuestros compañeros de equipos, peñas y, sobre todo, con nosotros mismos. Deportistas populares que, yendo más allá del meramente «hacer ejercicio» por mantenernos en forma, nos dejamos la piel en los entrenamientos, las pachangas o las distintas competiciones en que participamos.

 

Todo ello supone, además, robarle tiempo al tiempo y, sobre todo, al descanso, a la familia, a los amigos u a otras aficiones e inquietudes. Y, como decíamos, por puro gusto, costándonos el dinero en la mayor parte de los casos. Eso sí, cuando competimos, por lo general, peleamos, luchamos y sufrimos como auténticos profesionales.

 

Por eso resulta tan irritante escuchar que, en tiempos de crisis como los que vivimos, además de cobrar indecentes sueldos mil millonarios, a los jugadores del Real Madrid les van a dar una prima de ciento veinte mil euros si ganan siete partidos de fútbol consecutivos. Uno, que es merengón, veía el partido de Champions entre los suyos y un desconocido equipo bielorruso cuyo presupuesto de la temporada era diez veces menor que el sueldo de Raúl, y, la verdad, deseaba que los madridistas no ganaran.

 

Si a profesionales de una cosa tan trascendente como es el fútbol hay que motivarles con una prima de veinte millones de las antiguas pesetas para que hagan su trabajo es que algo huele a podrido en el sistema. Una cosa, y también sería muy de discutir, son los incentivos o las primas por conseguir títulos y otra muy distinta, que raya en lo vergonzante, es tener que primar a unos profesionales para que no hagan el ridículo en el desempeño de su trabajo. Precisamente porque nos gusta el deporte, lo practicamos y lo seguimos, ejemplos como los de este Real Madrid nos parecen tan tristes como indignos y lamentables.

 

Jesús Lens Espinosa de los Monteros.