De verdades, mentiras, vivos y muertos

(Participa en la Encuesta de urgencia de la Margen Derecha, sobre si te crees o no lo de Bin Laden)

Arden los países árabes. Y arden los Estados Unidos. Explotan bombas, las personas se manifiestan y luchan a muerte y, parece ser, los Marines han matado a Bin Laden. Pero el cadáver no ha sido visto. ¿Arrojado al mar? ¿Quién se puede creer semejante cosa?

Reza un viejo adagio que “una mentira repetida mil veces se convierte en una verdad”.

¿Estáis de acuerdo con ello?

A quiénes nos gusta el cine siempre nos ha parecido deslumbrante una vieja frase de “El hombre que mató a Liberty Valance”, que tiene mucho que ver con la anterior afirmación: “Cuando los hechos se convierten en leyenda, imprime la leyenda”.

¡Imprime la leyenda!

Resulta enormemente satisfactorio, divertido y aleccionador ver cómo ha reaccionado Barack Hussein Obama ante las mentecateces de Donald Trump acerca de su lugar de nacimiento y la posibilidad de que el Presidente estadounidense fuera inmigrante, más o menos legal.

Primero, pasó de él. Después, no tuvo rubor en mostrar en público su partida de nacimiento, aún a sabiendas de que Trump y sus corifeos seguirían incordiando con el tema. Porque la verdad es, en este caso, lo que menos importa. Lo único realmente trascendental es el ruido y la furia mediáticos, mantener elevada la temperatura del acoso periodístico, dejando a un lado no sólo la vergüenza, la sensatez y el decoro, sino las evidentes pruebas de que las chorradas esgrimidas contra el Presidente de los Estados Unidos no son más que eso: chorradas.

Pero la última jugada, magistral, de Obama, ha sido lo mejor: delante del propio Trump y de otros 2.500 invitados a una cena ofrecida a los corresponsales de la prensa extranjera, se ha descolgado con las siguientes, sorpresivas e imprevistas declaraciones:

«Por si acaso alguien no se ha quedado satisfecho, esta noche vamos a dar un paso más. Esta noche, por primera vez, voy a dar a conocer mi vídeo oficial de nacimiento. Pero les aviso, nadie ha visto estas imágenes en 50 años. Ni siquiera yo.»

¿Y qué contenían esas imágenes?

Un fragmento del principio de la película “El rey león”. Exactamente el fragmento en que el que pequeño Simba nace y es presentado en sociedad.

¿Nació Obama en el Serengeti?

A partir de ahí, Obama siguió cachondeándose de Trump, al que invitó a dar por zanjado el tema y a dedicarse a otras cuestiones igualmente trascendentales para la humanidad: ¿llegó realmente el hombre a la luna? ¿Hubo extraterrestres en Roswell?

A buen seguro, Trump y otros como él seguirán utilizando la demagogia y los altavoces mediáticos de esa derecha americana, capitalizada por el Tea Party, para seguir intoxicando, mintiendo y enmarañando, de cara a las elecciones del 2012.

Y habrá algunos que les crean, claro. Pero el común de los mortales, la gente normal que sabe pensar por su cuenta, no tendrá problemas en discernir la realidad de la ficción peor intencionada.

Porque después de las cuchufletas, llega la real politik: ¿Han matado los americanos, de verdad, a Bin Laden?

¿No está como muy rejuvenecido?

Hablemos de cosas serias, por favor, que está cayendo la del pulpo y no debemos quemarnos con según qué barrabasadas…

Jesús lion king Lens

PD.- Confirmado: es un fake que lleva meses en Internet.

¡No estaba muerto, que estaba de parranda!

LA IMPORTANCIA DEL 9

Hoy, los periódicos son un maremágnum de los eventos y acontecimientos que nos esperan en el 2010. Y es que a año muerto, año puesto.

 

Os invito, sin embargo, a echar el freno unos momentos y a echar la vista atrás. Porque los años terminados en 9 no han solido ser baladíes en la historia de la humanidad. A ver qué os parece esto y qué opináis…

 

 

Para los chinos, el 9 es un número afortunado, sinónimo de suerte y augurio de buena fortuna. De hecho, para algunos estudiosos del universo de los números, el nueve es considerado como la cifra del saber supremo que induce a la Totalidad, obviamente representada por el número diez. El nueve sería, también, el número de la creatividad.

 

¿Será por eso que los novenos años de cada década nos han dejado algunos de los momentos cumbres y estelares de la historia de la humanidad, tanto cultural como política y social? En 1789, la Revolución Francesa sacudió los cimientos de los estados absolutistas y doscientos años después, en 1989, asistimos otra revolución de signo muy distinto, aunque de efectos igualmente trascendentales: la caída del Muro de Berlín y el derrumbamiento de las potencias del Este de Europa, sin olvidar que, en 1969, el hombre protagonizó la epopeya viajera más importante de la historia, llegando a la luna. Supuestamente.

 

Musicalmente, en 1989 surgió el grunge, en 1979 se grabó el primer rap y, en España, Camarón parió su memorable «La leyenda del tiempo». 1969 fue el año de Woodstock y no podemos olvidar que en 1959, Miles Davis alumbró la que pasa por ser obra maestra de la historia del jazz, «A kind of blue», homenajeada este año en los festivales de música de todo el mundo. 1959, el año en que todo cambió, como lo define Fred Kaplan, no en vano llegó la nouvelle vague, aparecieron los microchips y la píldora anticonceptiva, Castro revolucionó Cuba y Kennedy se aprestaba a llegar a la Presidencia.  

 

Así las cosas, ¿qué ha pasado en 2009? La década 00 se termina con el mundo sumido en una crisis mucho más profunda y duradera de lo que queremos creer y, ¿cuál es el balance de este último año? Lo más definitorio es, posiblemente, que a Obama le han dado un Nóbel que ni él mismo se creía, ni nadie piensa que se merece. Es moneda común decir que los tiempos de crisis agudizan el ingenio y traen cambios perdurables, revolucionarios y neoparadigmáticos y, sin embargo, no parece que ello esté siendo así. ¿Será «Avatar», la puerta de entrada al cine del futuro? Musicalmente, ningún disco de los editados este año parece que vaya a pasar a la posteridad. Ninguna estrella en ciernes tiene pinta de ir a brillar en el cielo con la fuerza de Venus, en una noche despejada.

 

No se ha producido ningún cambio de tendencia apreciable, ninguna moda irresistible, ninguna corriente arrasadora. No. No parece que 2009 haya sido un gran año, precisamente. Y, sin embargo, lo mismo hay por ahí alguna perla que, de momento, ha pasado inadvertida y sólo el transcurrir del tiempo sea capaz de descubrir. O, quizá, es un año de transición en que los jóvenes valores están terminando de afilar sus dientes y sus garras para lanzarse al cuello del éxito y el reconocimiento en los próximos meses.

 

Cambio de década. Estaremos atentos a lo que nos trae el año diez, símbolo de perfección que, además de sacarnos de la crisis, tiene que hacer eclosionar la creatividad y el ingenio acumulados a lo largo de este tiempo.

 

Jesús Lens Espinosa de los Monteros.

LAS VENAS ABIERTAS DE AMÉRICA LATINA

No le regaló un disco. Ni un enlace web a un vídeo del Youtube o a cualquier blog. No le regaló una película, un DVD, un Ipod, un MP3 o cualquier otro objeto de la era digital/virtual.

 

No.

 

Chávez, el Denostado, le regaló a Obama un libro. (Ver VÍDEO)

 

Y no fue un libro cualquiera.

 

Recuerdo que Luis Sepúlveda ironizaba, al contar una de sus estadías en prisión, bajo el régimen de Pinochet, diciendo que sus carceleros eran intelectualmente tan limitados que les dejaban tener en las celdas un libro como «Las venas abiertas de América Latina» al considerarlo como un inocuo tratado de medicina. Y si pinchan el enlace, se darán cuenta que puede ser cualquier cosa menos inocuo.

 

Pocos libros tan revolucionarios, intensos, duros y preclaros como «Las venas abiertas de América Latina», de ese genio uruguayo llamado Eduardo Galeano, un mago, un alquimista de las palabras, al que pueden escuchar en su propia voz en este enlace.

 

¿Lo conocen? ¿Lo han leído?

 

Se trata de uno de esos libros que te abren los ojos a la realidad del saqueo, el expolio y la aculturación de todo un continente.

 

En España está publicado por la editorial Siglo XXI y lleva la intemerata de ediciones. En serio, si no lo han leído, aprovechen el momento. Una inmejorable ocasión para comprender muchas de las cosas que ocurren en nuestro continente hermano, a través de una prosa fulgurante y hermosa como pocas.

 

Un libro imprescindible.

 

Jesús Lens

 

PD.- Nos podrá caer mejor o peor, pero Chávez es listo a rabiar, está preclamente dotado del don de la (in)oportunidad y tiene un talento innato para encaramarse en el Candelabro como pocos dirigentes del mundo, el tándem Bruni-SK incluido.     

CUBA EN LA ENCRUCIJADA

Hay una frase, habitual entre los viajeros que quieren conocer Cuba más allá de las playas de Varadero, y que molesta especialmente a los cubanos: «Hay que ir antes de que se muera Fidel». O Raúl, en su caso. Y es que los viajeros somos eminentemente egoístas y, por una excitante experiencia o por un cúmulo de buenas fotos, seríamos capaces de ir hasta el infierno.

 

Cuba. Ligada a la historia española con mucha más intensidad que el resto de los países sudamericanos, tanto por lo tardío de su independencia como por lo traumático de la misma, la Perla del Caribe sigue ocupando un lugar muy importante en el imaginario colectivo español y todo lo que pasa (y no pasa) en la isla es seguido con mucho interés y atención desde esta orilla del Atlántico.

 

Cuba. Una palabra tan corta como sonora que esconde tras ella una compleja variedad de difíciles realidades, contradictorias entre sí, que se superponen, se pisan y hasta se anulan mutuamente. Un sencillo paseo por la Habana Vieja servirá para que muchas de ellas se pongan de manifiesto hasta para el turista más despistado, desde los pícaros y buscavidas que, atesoradores de una simpatía y gracejo sin igual, harán lo posible y hasta lo imposible por conseguir un par de pesos a esos coches antiguos que, como piezas de museo rodantes, tanto llaman la atención de los turistas.

 

Dodges, Cadillacs o Buicks de tamaño imposible que, si sobreviven, no es por el afán coleccionista de sus dueño, sino porque les siguen siendo necesarios para el desempeño cotidiano de sus actividades. Y no tienen dinero para cambiarlos por otros nuevos. Como pasa con esas casas de estilo colonial que amenazan ruina, que en cualquier país europeo estarían rehabilitadas… y costarían un riñón, por supuesto.

 

Edificios que en las capitales de todos los países desarrollados del mundo estarían conformados por viviendas de lujo. Como ocurriría con las que hay frente al Malecón de La Habana, cayéndose a pedazos y que, debidamente arregladas, estarían al alcance de pocos, muy pocos bolsillos, lo que supondría que sus actuales moradores acabaran dando con sus huesos en barrios periféricos, bien alejados del centro. Casas que se desmoronan y a las que una mano de pintura no haría sino enmascarar la extrema precariedad en que se sostienen. Casas en las que malviven, hacinados, cientos de miles de habaneros.

 

Así, sales del Hotel El Tejadillo, junto a la vaporosa Catedral de La Habana, y te acercas a tomar algo a otra de esas casas coloniales rehabilitadas, como El Patio o La Muralla, y alucinas. Son preciosas. Son perfectas. Son mágicas. Pero son mentira. Porque esas preciosas casas rehabilitadas, esa Habana Vieja que luce sus mejores galas, apenas ocupa dos o tres calles de un barrio en que, eso sí, las tiendas son locales, los comercios son tradicionales y las aniquiladoras franquicias aún no han hecho tabla rasa con unas fachadas con un sabor muy, muy especial.

 

Porque eso se suele decir de La Habana. Como del Damasco Antiguo. O de la Medina de Fez. Que tienen sabor. Y ritmo. Y olor. Y vida. Y que permiten al viajero experimentar sensaciones de otro tiempo. Tiempos pasados, por supuesto. Siempre mirando al pasado. Es llamativo. Mientras el autoritario, centralista y planificador régimen chino que tanto alaban los hermanos Castro ha erigido la ciudad del siglo XXI por antonomasia, Shanghai, pocas ciudades te retrotraen a un pasado supuestamente extinto como La Habana.

 

Contradicciones. Mientras las ciudades más modernas reclaman el uso de la bicicleta como medio de transporte no contaminante y ecológico, en Cuba, la bicicleta es esencial en el devenir cotidiano de cientos de miles de personas. Pero nada de ultraligeras y plegables bicis de titanio… hablamos, más bien, del tipo de vehículo que provocaba el drama en el clásico de De Sicca, «Ladrón de bicicletas», de 1948.

 

Lo mismo pasa con el transporte en carro, a caballo, en carretón, muy turístico por los alrededores de la Giralda sevillana, pero radicalmente imprescindible en buena parte de Cuba. Y no sólo en la rural y más inaccesible.

 

Y aún así, no hay pueblo más alegre, divertido y aparentemente feliz que el cubano. Siempre con una sonrisa en la boca, siempre con un comentario amable, con una broma a mano, tirando de chistes y chascarrillos, «hasta de su miseria se ríe el cubano», como nos dijo un chaval de poco más de veinte años, después de invitarnos a un chupito de ron y una chuleta de cerdo, por su cumpleaños.

 

Entre la cerrazón de unos y el bloqueo de los otros, Cuba está como suspendida en el tiempo, sin evolucionar. Este 2009 se conmemora el Cincuenta Aniversario de la Revolución. Aquella revolución de los barbudos que encandiló a millones de personas de todo el mundo que terminarían hondamente decepcionados por la trayectoria del régimen castrista, aún reconociendo los avances en educación y sanidad de un país que sigue habitualmente presente en nuestras tertulias y discusiones de sobremesa.

 

Obama anuncia, ahora, que se permitirán los envíos de remesas a Cuba y los viajes de los estadounidenses a la isla. A la vez, señala que las compañías americanas de telecomunicaciones podrán operar libremente en la Perla del Caribe. ¿Apertura? ¿Comercio? ¿Neocolonialismo al estilo siglo XXI? De ello hablábamos hace unos días, creando un grupo en Facebook al que se pueden unir…

 

A los cincuenta años de su Revolución, Cuba se encuentra frente a una encrucijada en que confluyen las victorias electorales de los partidos de izquierda en buena parte de los regímenes democráticos latinoamericanos con el cambio de la política de vecindad estadounidense. La Cumbre de las Américas, ahora, y la celebración del Congreso del Partido Comunista de Cuba, a fin de año, deberían marcar un punto de inflexión en la historia de un país que, ojalá, por fin pueda encarar el futuro con un cierto optimismo.

 

Jesús Lens Espinosa de los Monteros.

 

PD.- Nos acabamos de desayunar con esta noticia: «Obama ofrece un nuevo comienzo en las relaciones con Cuba». ¿Qué les parece?