Vox era un Cisne Negro

El concepto lo acuñó Nassim Nicholas Taleb en un libro prodigioso, “El Cisne Negro”, subtitulado como “El impacto de lo altamente improbable”. El autor llama Cisne Negro a un suceso improbable y de muy fuerte impacto que, de forma imprevista, sorprende y conmociona a la sociedad, provocando a su alrededor un terremoto de trascendentales consecuencias y al que, inmediatamente después, todo el mundo le busca causas y explicaciones.

En general, la búsqueda de causas y explicaciones al Cisne Negro obvia la cuestión del azar y trata de encajar el hecho imprevisto en modelos preexistentes. Sobre todo, los analistas tratan de encajarlo en modelos adaptados a sus propias creencias, opiniones y sistemas de valores.

El ejemplo más invocado de qué es un Cisne Negro fue el atentado terrorista contra las Torres Gemelas, en clave negativa, o el arrollador éxito de Google y YouTube, en clave más positiva.

En Andalucía, VOX se ha convertido en nuestro particular Cisne Negro: por mucho que ahora salga gente hasta de debajo de los níscalos otoñales proclamando el célebre “yo ya lo sabía” o “yo ya lo advertí”; lo cierto es que los 12 parlamentarios del partido ultraderechista nos han pillado con el paso cambiado.

¿Ultraderechista? ¿Has escrito “ultraderechista”? Sí. O de extrema derecha, como ustedes prefieran. Porque el ideario de VOX es de corte racista y xenófobo; machista, homófobo y excluyente. Fascista.

No. Yo tampoco creo que, de la noche a la mañana, hayan aparecido 400.000 andaluces convertidos en filonazis. Es cierto. Mucha gente ha utilizado la papeleta de VOX como voto de castigo. Aquel “votar para sembrar el caos” escuchado de una chica joven y del que les hablaba hace unos días. Pero las intenciones o motivaciones de los votantes no empecen el hecho de que VOX representa al populismo de derechas más reaccionario.

¿Cómo enfrentarse a esta situación? Echarse a las calles al grito de “No pasarán”, menos de 24 horas después del celebradas unas elecciones limpias y sin mácula, me parece contraproducente y extemporáneo y, sinceramente, creo que da oxígeno a los votantes de VOX.

¡Por supuesto que me preocupa y me indigna la entrada de la ultraderecha en nuestro parlamento! Pero la respuesta más efectiva debería venir de las instituciones democráticas y los partidos políticos, de cuya responsabilidad y mesura en las negociaciones de los próximos días depende nuestro futuro.

Jesús Lens

Antifragil

Hace ya unos meses escribía y publicaba en IDEAL este artículo, en que ya avanzaba la llegada del que, efectivamente, se ha convertido en mi libro de cabecera para la nueva temporada. El libro sin el que no puedes pasar el verano, por mucho que pienses en «desconectar», «evadirte» y otros conceptos semejantes.

 

Por ejemplo, el capítulo 4. ¿Cómo desconectar de este enunciado?

Antifragil

Hace unos años, Nassim Nicholas Taleb nos conmocionó con su preclaro, anticipatorio y extraordinario «El Cisne Negro». El mismo autor no duda en reconocer que «Antifrágil» es mejor. Que en este nuevo trabajo, igualmente publicado por la imprescindible editorial Paidós, está la quintaesencia de su forma de ver la vida. Y de actuar en ella. Que no estamos hablando de un sesudo académico que pontifica desde su torre de marfil, sino de un tipo que, cuando recibe amenazas de muerte, en vez de contratar a un guardaespaldas, como le aconsejan sus editores, estudia las artes y los sistemas de entrenamiento del tipo con más pinta de malote y pendenciero del Bronx… y los imita y sigue a rajatabla: nada de hacer innumerables sesiones de levantamiento de pesas, empleando pocos kilos, sino hacer siempre pocas levantadas, pero con el mayor peso que puedas levantar. Y después, a comer pasteles.

Antifrágil

Como una Bestia del Pensamiento, le describí en Twitter. Y no debió desagradarle, porque @nntaleb tuvo el detalle de contestar.

 

Pronto volveremos sobre la Antifragilidad. Sirva esto a modo de aperitivo. Y, entre tanto, busca la historia del pavo y de su (falsa) seguridad en el porvenir, que le viene dado por su sesudo estudio empírico del pasado. Hasta del más reciente. ¿Vale?

 

Mientras (nos)… ¡seguimos!

 

En Twitter: @Jesus_Lens

Antifrágil

Hoy domingo, publico este artículo en IDEAL. A ver qué te parece y, sobre todo, ¿estás de acuerdo? ¿Qué piensas? ¿Ves la luz? ¿Has engordado?

Estas Navidades he podido leer. Mucho, despacio y bien. Los finales de año, sobre todo si son tan aciagos como el 2012, son buen momento para recapitular, analizar, recordar y concluir… con el fin de estar en las mejores condiciones para afrontar los retos de los siguientes doce meses. Y a nadie escapa que 2013 va a presentar muchos, capitales e incluso brutales desafíos.

En estas últimas semanas, he apreciado un cambio en el Relato que los expertos, gurús y analistas hacen de la crisis. Hemos pasado de martillear a los lectores con el mantra del “nos lo merecemos ya que todo esto es culpa nuestra por haber vivido por encima de nuestras posibilidades” al “Yes, we can” de Obama, en versión cañí.

 Yes we can't

Desde las campañas de publicidad de diversas entidades y compañías, hasta el empacho de la Marca España; ahora parece que toca entrar en 2013 con un deje de optimismo: la Bolsa sube, la Prima se desinfla, diciembre ha dado un respiro al paro, se crean nuevas empresas, suben las exportaciones, EE.UU. no se precipitó en el Abismo Fiscal, la deuda de las familias y las empresas se contrae, etcétera.

Pero, sobre todo, lo que ahora nos exige el Relato es aguantar. Podemos, debemos y tenemos que aguantar. Porque, siguiendo los dictados de Darwin, lo que no te mata te hace más fuerte. O, en castellano viejo, lo que no mata engorda. Y el que resiste, gana.

 Antifragilidad

Hace unos años, Nassim Nicholas Taleb nos puso a todos alerta con su libro, “El cisne negro”, fenómeno que definía como un acontecimiento súbito e inesperado, de consecuencias brutales y devastadoras y al que, a posteriori, todo el mundo encontraba explicaciones. Los atentados del 11-S serían el perfecto ejemplo de Cisne Negro. Y la crisis. Nuestra crisis, plagada de burbujas, AVEs, aeropuertos, delirios autonomistas, mariscadas, vinos de añadas imposibles, corrupción, nepotismo y apañetes varios.

Taleb ha vuelto a revolucionar el panorama ensayístico norteamericano con un nuevo libro: “Antifragile”, en el que defiende las bondades del error. Del error reiterativo y repetitivo. Del error por sistema. Del error en que se cae una y otra vez. Y lo defiende porque enfrentarse a él hace más fuertes a quiénes tienen que soportar sus efectos. ¡Qué importante, desarrollar la capacidad para resistir el empecinamiento en meter la pata que demuestran los gobernantes, los poderosos, los que parten el bacalao!

 Antifrágil

Escuchar ahora al FMI sostener que, quizá, se han pasado al imponer un Austericidio tan severo a determinadas economías, daría risa sino fuera algo tan grave, tan salvaje, tan trágico.

Quiero pensar que, por fortuna, la sociedad española está reaccionando a la devastadora crisis que nos asola con una dignidad y con una capacidad de resistencia digna de todo encomio, con la familia y el apoyo mutuo como precario sostén de situaciones que, hasta hace muy poco tiempo, nos hubieran parecido insostenibles. Pero todo tiene un límite y de ahí, quizá, el Relato de que lo peor ha pasado y de que ya se ve luz al final del túnel.

 Antifrágil-Taleb

Esperemos que la luz no sea la del tren desbocado, que viene a toda velocidad, sin frenos y dispuesto a llevárselo todo por delante.

Jesús Lens

Dicho lo cual, te invito a ir leyendo estas notas de Manuel Villar Raso, para ir preparando la lectura y discusión del próximo artículo.

Y ahora, a ver los 13 de enero de 2009, 2010, 2011 y 2012, qué publicamos.