Magia, lectura y buenas maestras

Ayer estaba leyendo el IDEAL y, al llegar a la página 40, a la apertura de Culturas, una maravillosa foto de Ramón L. Pérez me saltó a la vista. “Magia de cerca para quienes vinieron de lejos” era el igualmente elocuente titular de José Antonio Muñoz. En la imagen, chicas y chicos de diferentes partes del mundo mostraban ojos como platos soperos durante la actuación del mago Rovala, uno de los participantes en la presente edición de Hocus Pocus.

Al leer la información vi que el escenario de la actuación era la Biblioteca Almudena Grandes de la plaza de las Palomas y que el alumnado venía del IES Veleta. ¡Ay, el instituto Veleta! Entonces me acordé de que hace una semana estuvimos allí con la escritora Mónica Rouanet, que inauguró su particular escalón. Porque en el Veleta, diferentes tramos de escaleras están vestidos con los títulos de los libros que lee y comenta su alumnado y los nombres de sus autores. 

Voy a personalizar ese trabajo en dos personas, pero sé y me consta que son más. Ana Gámez y Puri Manzano, dos de las mujeres más vitalistas y entusiastas que conozco, son dos ‘maestras’ en una misión: que sus niños lean. Ellas les llaman así: sus niños. Da lo mismo que sean o no sus alumnos directos. Los acogen a todos bajo su ala lectora y los incitan, provocan, animan, refuerzan y recompensan por su disfrute lector. 

No hay nada más bonito que ver la ilusión de la chavalada que interroga a un autor cuya obra ha leído y disfrutado. Y después, su necesidad compulsiva de recabar su dedicatoria en el propio libro. O en un marcapáginas especialmente diseñado para la ocasión. Como nos escribía Lorenzo Silva en las redes sociales, conectar a los autores con el joven público lector es el mejor fomento de la lectura posible. “Quizá la única acción de un escritor que de veras merece llamarse así. Aparte de escribir lo mejor posible, claro”. ¡Gracias a Ana, Puri y al resto de maestras que, más allá de sus estrictas obligaciones laborales, se vuelcan con sus niños!

Jesús Lens    

Nada importante / Será nuestro secreto

Hay títulos de novelas que encajan a la perfección, como si nos propusieran un juego de palabras encadenas. Por ejemplo, ‘Nada importante’ de la escritora alicantina Mónica Rouanet y ‘Será nuestro secreto’, de la barcelonesa Empar Fernández. 

Mónica estuvo en Granada hace unos meses, en el marco del festival Gravite patrocinado por CaixaBank, para presentar ‘No oigo a los niños jugar’, su anterior novela, muy gótica y protagonizada por espectros y apariciones en un viejo caserón. Ya nos avanzó que su siguiente historia, ‘Nada importante’, sería muy negra y muy criminal. ¡Y vaya si lo es!

Ha sido una de mis lecturas del verano. Muy intensa. La novela arranca en el Madrid de los años 90, con la agresión a Minerva en lo que parece un caso de violencia de género que resulta muy mediático. Se abre un debate público en el que se escuchan opiniones como la de que ‘se lo estaba buscando’. 

Cuando Minerva sale del coma no recuerda absolutamente nada y es incapaz de identificar a su agresor, al que la autora nos ha presentado desde el principio de la novela, metiéndose en su cabeza para hacer partícipes a los lectores de su forma de pensar. Y actuar. Como es un tipo listo, seguirá al acecho, planeando su siguiente movimiento. 

El arco temporal de la novela es lo suficientemente amplio como para ver los cambios operados en la sociedad en relación a la violencia de género, incluyendo el papel de los medios de comunicación. La pregunta es: ¿ha cambiado todo tanto como pensamos?

Publicada por Roca Editorial, ‘Nada importante’ es una novela necesaria que hurga en un asunto de capital importancia en nuestra sociedad. Una trama excelentemente hilada cuya lectura se bebe a borbotones y que, al final, invita a hablar, pensar, debatir y cuestionarnos unas cuantas cosas que, quizá, no estén tan claramente aceptadas e interiorizadas como nos creemos. De todo ello hablaremos con la autora en la próxima edición de Granada Noir, el festival patrocinado por Cervezas Alhambra que próximamente celebrará en Granada su octava edición, entre el 11 y el 20 de noviembre.  

Cambiemos de tercio para hablar de ‘Será nuestro secreto’, de Empar Fernández, autora esencial del noir español desde hace ya muchos años. En este caso, la historia arranca con la desaparición de Noa, una callada y en absoluto problemática adolescente de 14 catorce años. 

Noa está matriculada en un colegio muy exclusivo de Barcelona al que la élite social y empresarial lleva a sus vástagos. Por ejemplo, Víctor Renom, el padre de la niña desaparecida. La primera cuestión a dilucidar es si Noa se ha fugado o si ha sido secuestrada. El encargado de investigar es el taciturno Mauricio Tedesco, convertido en los ojos y los oídos del lector. 

Con sus preguntas, solo aparentemente inoportunas y fuera de lugar, con sus muchas dudas y casi ninguna certeza, Tedesco se abrirá paso por el espeso muro de silencio que rodea a ese colegio de reconocido prestigio y a esos próceres de la sociedad, siempre tan aparentemente brillantes e inmaculados.

Están los padres y las madres, está el profesorado y está esa chavalada en edad complicada. Como dice Empar hablando de uno de los alumnos con fama de contestatario, “ha hecho cuanto ha podido porque así sea. No ceja en su empeño. No tiene la menor idea de lo que persigue. Como tantos chicos de sus edad, sus metas nunca van más allá del corto plazo”. 

Empar Fernández es una escritora descomunal que, ahora en la editorial Alrevés, nos presenta otra novela sólida, comprometida y apasionante, sobre el mundo que nos rodea; protagonizada por personajes tan humanos y contradictorios como usted, como yo, como todos. 

Jesús Lens

Verano de propósitos incumplidos

Lo escribía el lunes 18 de julio, cuando arrancamos con esta sección veraniega más fresca y desenfadada, a pesar de la pertinaz ola de calor: “Si los propósitos de Año Nuevo son difíciles de lograr, los veraniegos deberían ser de imposible cumplimiento, lisa y llanamente. Uno habrá disfrutado tanto o más de sus semanas de descanso cuantos menos objetivos haya conseguido tachar de su lista. Eso es así. Y nada de sentirse culpables, faltaría más”. (Leer AQUÍ esos propósitos)

Atardecer sin estrés en La Chucha

Cuando estamos a punto de despedir agosto, hago un repaso del nivel de cumplimiento de mis propósitos para este verano 2022 y compruebo, con orgullo y satisfacción, que la mayoría están aún por culminar. Es cierto que un julio laboralmente muy complejo y exigente y la irrupción de la Covid a comienzos de agosto no han ayudado, la verdad sea dicha. 

Pero no es menos cierto que tampoco es que me haya esforzado en demasía. Como muestra, un botón: el pasado miércoles tenía previsto nadar una hora en el mar. Quiso la mala suerte que el momento elegido coincidiera con otra cita clásica de los veranos en La Chucha: la sangría de Eduardo. ¿Qué actividad piensan ustedes que consideré prioritaria? Pues eso. Y el jueves, que también me había propuesto nadar, una palabra corría de boca en boca por el rebalaje: ¡Medusas! Y es que así no se puede.

El perolillo de la sangría de Eduardo

Con lo de correr, lo mismo. Cuando estaba firmemente dispuesto a hacer entrenamientos serios, científicos y concienzudos, mi hermano me condujo por montes, riscos y cerrillos mediterráneos, dejándome las piernas más tiesas y cargadas que las columnas renacentistas de Vandelvira. ¡Cómo para hacer series, oiga!

Durante mi semana de convalecencia vírica y arresto covidiano me harté de ver series y películas sin orden ni concierto, del fastuoso, glorioso y estratosférico final de ‘Better Call Saul’ a la muy nihilista y desesperanzada ‘La ciudad es nuestra’, la vuelta de David Simon a las calles de Baltimore, escenario de la revolucionaria ‘The Wire’. 

Volví al cine a lo grande, con ese glorioso y sangriento descojono que es ‘Bullet Train’, muy recomendable, y un intenso programa doble en el ya digitalizado Madrigal.

Y lecturas, muchas lecturas. Todas ellas pecaminosas, disfrutonas y viciosas. Igualmente anárquicas y sin criterio preconcebido… menos ‘La dalia negra’ de James Ellroy y ‘1795’, el cierre de la trilogía de Estocolmo de Niklas Natt och Dag. Dos novelones que llevamos en el Club de Lectura Adictos al Crimen de Granada Noir, Librerías Picasso y Penguin.

Estoy encantado con las aventurillas detectivescas de la Reina Isabel II en ‘Un caso de tres perros’, de la autora S. J. Bennett, publicada por Salamandra Editorial y he leído a Mónica Rouanet, Luis Roso y Santiago Álvarez.

Lecturas en el rebalaje

Esto se empieza a terminar, gente. Pero todavía no se ha acabado del todo, como decía Extremoduro. Aún nos quedan millas por nadar (ejem), kilómetros por remar y rutas costeras por patear. Salmonetes espetados a los que hincar el diente y birras por tumbar. Para hidratar. Siempre para rehidratar por culpa de la calor. 

Jesús Lens