Indiana Jones vuelve… ¡a Granada!

¡Por fin! ¡Justicia poética! Amblin Entertaiment, la productora de Steven Spielberg, acaba de confirmar que, en la inminente quinta entrega de Indiana Jones, el mítico arqueólogo interpretado por un crepuscular Harrison Ford pisará la Alhambra, tras un histórico acuerdo entre una de las franquicias más famosas de la historia del cine y el Patronato del monumento nazarí.

Tal y como ha comentado Reynaldo Manzano, es un orgullo que Steven Spielberg haya decidido volver a la provincia de Granada, donde ya se filmaron secuencias de la tercera entrega de Indiana Jones, y rodar en la Alhambra: “gracias a la tecnología digital, ya no será necesario meter un Rolls Royce en el Patio de los Leones, como se planteó en la Última Cruzada, un requisito imposible de cumplir y que privó a los cinéfilos de todo el mundo de ver a Indy y su látigo en un marco auténticamente incomparable”.

Foto IDEAL: Spielberg en la Alhambra

Otra de las sorpresas desveladas por Amblin es el objeto de la búsqueda del mítico arqueólogo: ni Excalibur ni la Atlántida. Indiana Jones tratará de hallar las reliquias del sabio Salomón y la reina de Saba, para lo que los guionistas están trabajando sobre la novela de nuestro añorado José Luis Serrano, “La Alhambra de Salomón”, como base para el libreto.

Francisco Cuenca, alcalde de Granada, también se mostraba eufórico al señalar que el 2017 no se podía despedir con una mejor noticia: “el impacto internacional de Tadeo Jones ha sido determinante para que Spielberg se decidiera a traer al Indiana Jones de carne y hueso a nuestra ciudad, por lo que estamos doblemente de enhorabuena”.

Harrison Ford en la Alhambra, tomándole las medidas

Y hasta triplemente, deberíamos apostillar, al haberse hecho público que Amblin va a dotar a Granada de una infraestructura que quedará para siempre en la ciudad, una vez termine la filmación de la película: unas escaleras mecánicas que conectarán, por fin, el Realejo con la Alhambra, de bajo impacto visual al ir soterrado la mayor parte de su recorrido. Tal y como explica la productora: “no debemos olvidar que Harrison Ford frisa los ochenta años de edad y hay que cuidarlo con esmero”.

Una película que se filmará el próximo verano y que arranca con una secuencia de potente impacto visual: Harrison Ford irrumpiendo en una performance de La Fura des Baus, durante el Festival de Música y Danza. ¿No sería maravilloso y espectacular?

Jesús Lens

Como el que más

El sábado no podía escribir mi columna de IDEAL sobre otra persona… Y es que no tardaban en hacerse virales las intervenciones en el Parlamento de Andalucía de José Luis Serrano, cuando hablaba sobre el desafío secesionista catalán y recordaba su ya famoso “como la que más”, referido a Andalucía. No una más, si no como la que más.

¡Cómo disfrutaba yo, leyendo decenas de comentarios en las redes sociales en los que, personas de ideologías, credos y pensamientos radicalmente diferentes, alababan el fluido verbo y el encendido discurso de José Luis, expresado con esa vehemencia suya desde la tribuna de nuestro Parlamento autonómico! Un discurso que venía revestido por la fuerza, la solvencia, la preparación y la integridad intelectual y moral de su autor.

El compromiso político de José Luis y su paso adelante con Podemos fue el colofón a una vida intensa, rica y polifacética que ha tenido un denominador común: su pasión por Andalucía. Pocas personas habían atesorado tanta información sobre nuestra tierra como José Luis. Información histórica, por supuesto. Historia con mayúsculas, seria y rigurosa, fundamentada en investigaciones científicas y en horas y horas de estudio y documentación. Y está la mitología, por supuesto. Pero siempre bien diferenciadas la una de la otra. Por eso, en novelas como “Zawi” o “La Alhambra de Salomón”, José Luis Serrano encastraba a la perfección a sus personajes en el momento histórico preciso.

Y luego estaba la sólida formación jurídica del catedrático de Derecho que, cuando hablaba del Estatuto de Autonomía y del proceso constituyente andaluz, cerraba bocas y hacía enmudecer a todo aquel que, armado con un pobre argumentario y los manidos tópicos de siempre, se quedaba tiritando frente a la contundente sabiduría de Serrano.

Paradójicamente, fue en Gijón donde se estrechó mi relación con José Luis, en esa Semana Negra en la que presentamos su serie Noir protagonizada por Amparo Larios. Tanto cariño le tengo al personaje que no hacía más que insistirle a Serrano en que tenía que recuperarlo, que la Crisis española estaba pidiendo a voces ser reflejada en la novela negra. Y que tenía que ser él quien nos la contara, de la mano de Amparo y sus colaboradores.

José Luis Serrano

Ya no va a poder ser. El cáncer se lo ha llevado. Como hace unos meses se llevó a Manolo Villar, otro proteico ser humano. Por fortuna, nos quedan sus libros, sus artículos y sus discursos. Y, sobre todo, el recuerdo y la admiración por una persona valiente, luchadora, lúcida y comprometida como el que más.

Buen viaje.

Jesús Lens

Granada Negra

Rematamos el reportaje que escribí para IDEAL, sobre Granada como escenario policíaco y criminal, cuya introducción y primera parte publicamos aquí y aquí respectivamente. Y es que la realidad que nos rodea puede ser más negra que la oscuridad de una noche sin luna… (Aquí, la edición digital del artículo, tal y como la publicó IDEAL)

No solo del pasado vive la Granada más negra y criminal. En los libros del novelista y profesor de Derecho José Luis Serrano es una abogada, Amparo Larios, la que tiene que vérselas con la sordidez y las entretelas de una ciudad tan levítica como contemporánea que, primero, trata de pasar desapercibida bajo el nombre de Elvira. Lo que resulta imposible. Porque Granada, nuestra Granada, solo puede ser una. Con sus personas, sus personajes, sus personajillos y sus personajetes.

Granada Negra Amparo Larios

Hasta ahora son dos las entregas protagonizadas por Amparo Larios, una arrojada letrada que gusta ir por libre, en todos los ámbitos de su vida. Incluida la cama. Y que no duda en plantar cara a las mafias marbellíes y a algunos compañeros que, más bien, son comparsas; aunque su actitud le cueste más de uno y dos disgustos. Con “Al amparo de la ginebra” y “Febrero todavía”, Serrano inició una saga que no debería haber acabado. Y no solo porque el autor la concibiera originalmente como una tetralogía, sino porque la sórdida actualidad da, por desgracia, para muchas novelas y argumentos negrocriminales, como Petros Markaris está demostrando en Grecia con su famosa Trilogía de la Crisis.

Así, por ejemplo, Juan Madrid, uno de los fundadores del género negro en España junto a Andréu Martín y Manuel Vázquez Montalbán, ha ganado la última edición del Premio Fernando Quiñones de novela con “Los hombres mojados no temen la lluvia”, en la que el trasfondo de la trama es un ficticio proyecto urbanístico que convertiría al precioso pueblo de Salobreña en una villa con puerto deportivo al estilo de Marbella, con todo lo que ello conlleva.

Granada Negra Juan Madrid

Y es que Juan Madrid lleva muchos años afincado en la localidad costera granadina y puede escribir con absoluto conocimiento de causa sobre la realidad que nos rodea. Otros escritores locales, sin embargo, como Alejandro Pedregosa, han preferido regar de sangre lugares alejados de Granada, como el Camino de Santiago, en “Un mal paso” o la Pamplona que disfruta de los Sanfermines, en “Un extraño lugar para morir”. Pero justo ahora acaba de aparecer publicada, en la editorial Cuadernos del Vigía, una recopilación de sus cuentos negros y criminales bajo el título de “La sombra de Caín” y, recién salido del horno, ya está en las librerías su personal homenaje a Patricia Highsmith con “A pleno sol”, una novela policíaca en la que el protagonista, un policía apartado del servicio por su edad y por las secuelas de un accidente, ha de tratar de encontrar a Daniela, una joven activista del movimiento 15M que desaparece de la acampada que tomó la madrileña Puerta del Sol en aquellas semanas en las que pareció que otro mundo era posible.

Granada Negra A pleno sol

Pero si ha habido una novela que ha supuesto una pequeña revolución en el mundillo negro y criminal granadino, esa ha sido “El poder de la Reina”, de Ramón Alcaraz, un taxista que ha trasladado al papel su larga experiencia acumulada como conductor de la noche y que ha visto de todo. Literalmente. Sobre todo, en sus carreras a determinadas áreas de la Zona Norte de Granada en las que se mueve el menudeo de drogas. Y algo más que el menudeo. Por eso su novela rezuma autenticidad por los cuatro costados y está escrita con un lenguaje duro y descarnado, completamente alejado de lo políticamente correcto y en las antípodas de tanta literatura soft que nos rodea. Porque la heroína es una droga dura. Muy dura. Demasiado.

Granada, a la vista está, atesora a una notable pléyade de escritores que no dan la espalda a la realidad que nos rodea y que, con sus novelas de género negro y criminal, nos muestran el reverso tenebroso de una ciudad que, a veces, no es tan bonita como se muestra en las postales.

Granada Negra Ramón Alcaraz

Una ciudad, una urbe contemporánea, en la que anidan vicios, lacras, corruptelas, violencias y tráficos de todo tipo de sustancias alegales, paralegales o directamente ilegales. Una ciudad que, en los cronistas de su lado oscuro, encuentra a los necesarios notarios que dan fe de esa otra verdad, la que está ahí al lado, pero que no sabemos ver. Cronistas que se convierten en fareros que, por las noches, nos iluminan y nos acompañan más allá de donde nosotros nos atreveríamos a entrar. Solos. Porque más allá… más allá haya monstruos. Y, por desgracia, esos monstruos no son ni zombis ni vampiros. Son personas que, como usted o yo, parecen normales. Si la normalidad es posible en los tiempos que nos ha tocado vivir.

En Twitter: @Jesus_Lens

BROOKLYN BABILONIA

Amor y odio. Nueva York, la ciudad más europea de los Estados Unidos de Norteamérica tiene la virtud de provocar una relación de atracción / repulsión en personas de sensibilidades muy distintas.

Nueva York, la capital de lo nuevo, de lo distinto, de lo desconocido, de lo diferente. Nueva York, la ciudad donde todo es posible, a la que escaparse para romper con el pasado y comenzar una nueva vida. Nueva York, paraíso para creadores, para científicos, para investigadores.

Nueva York, ¿metáfora, también, del horror vacui?

Babilonia. Compendio del saber, de la tradición histórica y cultural. Babilonia, donde todo comenzó. Babilonia, cuna de la civilización, meca del refinamiento y origen del conocimiento que ha llegado hasta nuestros días.

Babilonia milenaria, sabia y hedonista, luminosa, soleada. Babilonia, cuya herencia se expandió por toda Europa, hasta cristalizar en lugares como Granada, Tarifa, Tánger o el Cabo de Gata. Babilonia, naturaleza sabia y feraz, cultura eterna.

Nueva York y Babilonia son las protagonistas de una novela muy especial que José Luis Serrano ha publicado en Alcalá Grupo Editorial y en la que se confrontan dos formas distintas, casi antagónicas, ¿quizá complementarias?, de entender la vida.

Y, siempre, con el escenario de fondo del 11-S, el comienzo de una nueva era y que, para las personas de nuestra generación, supusieron el final de la inocencia, como Vietnam en los 60, o el nazismo en los 30.

En una narración no lineal y en absoluto convencional, José Luis Serrano nos cuenta la historia de Gabriel y Sara, que son las historias cruzadas de dos familias en su más amplia acepción, y de las personas que las rodean. La historia de una pasión tan desaforada como imposible y de los atajos que las personas tomamos para poder seguir avanzando por un camino que, por desgracia, termina serpenteando hacia destinos imprevistos, perdiéndose por vericuetos tan inesperados como improbables.

Una historia de supervivientes y de renuncias. Una metáfora de la vida en ruinas que queda cuando se desploman los pilares en que habíamos sustentado nuestras ilusiones, nuestros planes, nuestros proyectos.

“Brooklyn Babilonia”, en cada una de sus páginas, cargadas de electricidad, bebe del impacto que la ciudad del cristal y el acero sigue provocando en todos nosotros, igual que en el Poeta en Nueva York que la descubrió en los años 20. Una novela que, más allá de su trama o argumento, te hace relacionar vivencias, acontecimientos, imágenes, momentos televisivos, titulares de periódicos, aromas, paisajes y sonidos que son, a la vez, cercanos y lejanos, cálidos y gélidos, ilusionantes y desesperanzadores.

Una de esas novelas que te sacuden como lector, que a veces tienes ganas de dejar porque no parece conducir a ningún sitio, pero que resulta adictiva y cuya apasionante lectura es de las que no se olvidan.

Jesús Lens Espinosa de los Monteros.