Guirao, el ministro granadino

¿Leyeron la esclarecedora entrevista que J.J. Hernández le hizo al ministro José Guirao, hace unos días? La tengo aquí delante, repleta de subrayados y anotaciones, que no tiene desperdicio (Leer AQUÍ)

Lo mejor del affaire Màxim Huerta -¿alguien se acuerda de él?- es que nos dejó, de forma discreta y callada, a un ministro muy granadino en una de las carteras más importantes para nuestra tierra: la de Cultura y Deporte. Y digo granadino porque, más allá de que rece Almería en su partida de nacimiento, Guirao estudio en Granada y ha estado muy vinculado a nuestra tierra.

Cosas que me parecen esenciales de la entrevista y sobre las que deberíamos reflexionar: no estemos tan pendientes de Málaga como ciudad de museos y definamos qué y cómo quiere ser la Granada cultural de los próximos años: “las ciudades no tienen que ser miméticas y cada una tiene que encontrar su camino en la cultura”.

Foto: Alfredo Aguilar

Dos columnas básicas para esa Granada cultural: un Festival del Música y Danza potente -no me voy a repetir sobre esta cuestión, que podéis leer AQUÍ– y aprovechar la llegada del Legado de Lorca, que ha venido para quedarse de forma permanente: “es el gran legado literario de España y no hay otro igual ni aquí ni en ninguna parte”.

Hará falta una magna exposición para que, por fin, calibremos el impacto y la importancia del Legado. Lo escribí después de ver la muestra “Una habitación propia”, prorrogada hasta el 22 de julio (Leer AQUÍ): ahora sí, el espíritu lorquiano habita su Centro de La Romanilla. Mal harían en perdérsela, por mucho cabreo que tengan -el mismo que tengo yo- por las demoras, los sobrecostes y la poca transparencia en las negociaciones.

Otro tema para la reflexión: los granadinos debemos contribuir a hacer la Granada cultural “a partir de una base patrimonial no monotemática muy rica, pero también teniendo en cuenta focos de modernidad extraordinarios”.

Llegados a este punto, Guirao destaca la importancia de nuestra Facultad de Bellas Artes, “de donde salen creadores que después son la referencia artística del país”. Este es un tema capital del que se habla mucho menos de lo que se debiera. Quizá porque no arrostra esos escándalos y polémicas que tan gratos resultan a los amigos de la continua politización de la vida cultural. Un tema sobre el que muy pronto volveremos a hablar, mucho y bien.

Jesús Lens

Observatorio de la cultura

Lo único bueno que tienen los resultados del último Observatorio Español de la Cultura es que difícilmente podremos caer más bajo. Y es que Granada no se encuentra entre las diez ciudades españolas con mayor relevancia cultural. De hecho, es la vigésima.

Lo de destacar las diez primeras es para poner el acento en el hecho de que Sevilla y Málaga si están ahí. Concretamente, Sevilla es la sexta ciudad española en calidad cultural y la séptima en innovación y Málaga, ocupa el quinto lugar en ambas clasificaciones. ¡Ay, Málaga, la de veces que te mentamos, con envidia y admiración, por haber conseguido una esencial unión institucional, política, empresarial y ciudadana en favor de tus grandes citas e infraestructuras culturales!

 

Granada, sin embargo, empieza a ser irrelevante, más allá del histórico Festival de Música y Danza, sin citas ni eventos significativos que nos hagan destacar allende nuestras fronteras.

Hace unas semanas, hablando sobre la candidatura de Granada a la capitalidad cultural de 2031, Francisco Cuenca destacaba la necesidad de trazar una hoja de ruta que nos permita presentar una candidatura sólida. Para ello es necesario comenzar por un análisis DAFO de debilidades y fortalezas del sector cultural granadino. Que lo mismo nos llevábamos más de una sorpresa.

 

Y es que Granada, autoproclamada como Capital Cultural de Todos los Reinos -incluido Poniente- lleva sesteando, años y años, presa de una acomodaticia autoindulgencia que está resultando letal y devastadora.

Más allá de lo que diga el Observatorio, ¿qué tal si nos fijamos en los presupuestos de las grandes citas culturales granadinas, las que tienen impacto y repercusión y generan efecto imán? ¿Cómo es posible que sobrevivan con los tijeretazos que les han metido, los unos y los otros? Véase el ejemplo del Festival de Jazz, sin ir más lejos, uno de los decanos y, hasta hace poco tiempo, de los más importantes de España.

 

¿Qué han hecho las distintas administraciones con citas esenciales e innovadoras como el rompedor Festival Internacional de Teatro, el Womad o el lejanísimo y añorado Espárrago Rock? Eliminarlos y/o expulsarlos. ¿A cambio de…? ¿Qué criterios artísticos priman en la gestión de infraestructuras municipales como el Teatro Isabel la Católica o el Palacio de Congresos?

 

Los lamentables datos del Observatorio de la Cultura deberían servirnos como acicate para el análisis, la reflexión… y la inmediata toma de decisiones.

 

Jesús Lens

¿QUIÉN TIENE UN SUEÑO?

Nuestra columna de hoy viernes de IDEAL, relacionada con ESTA del pasado viernes, sueña, imagina, divaga, algo propone pero, sobre todo, pregunta. A ver qué nos respondes…

La película del verano ha sido “Origen”, en la que los sueños juegan un papel determinante. En concreto, los protagonistas forman un equipo de ladrones de sueños que se meten en el cerebro de sus víctimas para hurgar en sus circuitos neuronales y ver qué tienen dentro. Además, sobre la base de que no hay nada más poderoso que una idea bien incrustada en el hipotálamo, el comando protagonista también se dedica a implantar ideas en la cabeza de sus víctimas para que, una vez despiertos, las desarrollen como suya.

Y, como la casualidad no existe, leyendo “Todo lo que podríamos haber sido tú y yo si no fuéramos tú y yo”, de Albert Espinosa, nos encontramos con un futuro en el que el hombre, gracias a un medicamento milagroso, ya no tiene que dormir y puede dedicar las 24 horas del día a desarrollar una desenfrenada actividad laboral, deportiva, intelectual y cultural. Sólo que, al no dormir, tampoco se sueña, lo que genera un floreciente y lucrativo negocio de tráfico de sueños.

Haciendo extrapolación de este onírico verano, y ahora que la entrada de septiembre marca el verdadero inicio del año, soñemos despiertos sobre el futuro de Granada. ¿Qué nos gustaría que fuese? ¿Cómo nos gustaría verla?

Cuando veo enlaces y propuestas como ésta, enviada por nuestro imprescindible Colin Bertholet: «El ser creativo», reconozco que me muero de la envidia y que, muchas veces, me gustaría que Granada fuera Málaga. Y punto. ¿Para qué darle más vueltas? 3 días, 25 líderes de opinión y 21 minutos para exponer los pensamientos vanguardistas de nuestro tiempo. “El ser creativo” es un encuentro que alimentará el ser, que será fuente de inspiración de ideas creativas. Porque las ideas cambian el mundo…”

Hablando de ideas, ¿cuál implantaríamos en el cerebro de nuestros rectores municipales, para que ejecutaran durante su mandato, en el improbable caso de que tuvieran capacidad y medios para hacerlo? ¿Cómo nos gustaría que Granada fuese definida, conocida y reconocida, de puertas hacia afuera? Málaga, por ejemplo, se anuncia como “la ciudad del conocimiento”. ¿Y Granada, más allá de “la ciudad de la Alhambra”?

Personalmente, me gustaría vivir en una Granada creativa, como hemos defendido otras veces. Una Granada que atrajera talento de los cinco continentes y en la que pintores, escritores, músicos, fotógrafos, dibujantes, cineastas y demás artistas encontraran los estímulos necesarios para crear, componer, pintar, esculpir, bailar y exponer.

Una Granada convertida en auténtica capital cultural de España que, aprovechando sus conexiones con la cultura africana y americana, se convierta no sólo en imán y polo de atracción para personalidades creativas de todo el mundo, sino también en motor de desarrollo económico regional, gracias a la potencia de una industria cultural modélica en Europa. Pero, ni que decir tiene que la vida es una ilusión, que toda la vida es sueño y los sueños, sueños son.

Jesús Lens Espinosa de los Monteros.