Apocalipsis de nuevo cuño

Me resistía a leer ‘Apocalipsis suave’ durante la cuarentena. Lo compré justo al principio del confinamiento en Librería Praga, recomendación de Javier Ruiz, el sabio librero de la blanca barba; pero no le he metido mano hasta hace unos días, cuando empezó la desescalada.

Les confieso que le tengo más miedo a estos días de desfase en los que impera el ‘sí pero no’ y el ‘no pero sí’ que a las semanas más duras de la cuarentena, cuando había una consigna clara: no pisar la calle más que para lo estrictamente imprescindible.

De ahí que la lectura de ‘Apocalipsis suave’, de Will McIntosh, publicada por la editorial Gigamesh; me haya resultado tranquilizadora y terapéutica. ¡Cómo! ¿Pero no se trata de una distopía? Sí. Un distopía muy creíble, además. Una distopía posible. Si me apuran, hasta probable. Y precisamente por eso me ha resultado relajante: ahora que vivimos en una distopía real y auténtica, es agradable salir a la calle y comprobar que aún no ha llegado el Apocalipsis. Aunque sea suave.

“Vas a leer una novela acerca de lo lento y progresivo que puede ser el final de tu especie. Y te va a gustar. Te hará pensar en cómo el tiempo se convierte en un vector crítico a la hora de estudiar las reacciones en cadena”, escribe el escritor Emilio Bueso en un prólogo que vale su peso en tinta. China. El autor de la mítica ‘Cenital’ explica en muy pocas palabras de qué va la novela: “de fijar a cámara lenta el foco de los acontecimientos”.

La novela comienza con un grupo de gente que, en su fantasmagórico deambular, se cruza con una tribu de mexicanos que se abren camino por la cuneta de la autopista, hundidos en la maleza hasta las rodillas. ¡Ahí está todo! Grupos de nómadas que transitan por un escenario que, hasta hace unas semanas, era inimaginable. Por ejemplo, ¿quién iba a suponer que las cabras montesas saltarían por encima de las barcas de la playa de Calahonda, con un gran tiburón como testigo de sus cabriolas, a escasos metros de la orilla?

Ingeniería genética, bandas salvajes, tribus errantes, drogas y placebos en una novela que, ojo, no tiene zombis ni mutantes. Una historia de anticipación cuya lectura resulta terapéutica en tiempos de confinamiento porque nos hace pensar que el Covid-19 ha sido un aviso y aún tenemos tiempo y margen para redefinir nuestro papel en el mundo.

Jesús Lens

De cafés, bares, películas y tronos… ¡os espero!

Hoy es el día. ¡Ha llegado! Hoy tenemos un exigente y excitante programa doble que nos permitirá disfrutar, a las 18 horas, en la Sala de Exposiciones de CajaGRANADA en Puerta Real de la complicidad y la compañía de Jesús Conde y Manolo Villar, hablando de “Café-Bar Cinema”.

Yo prometo estar muy discreto. Porque si me quieren ver y oír, ¡ays!, el domingo a las 19.30 horas, en Canal Sur 2, estaremos con Jesús Vigorra, en su programa literario “El público lee”. Y ahí sí tendremos oportunidad de explayarnos…

Pero volvamos a hoy. Entre las 19 y las 20 horas estaremos en la Caseta de Firmas de la Feria del Libro, en el corazón de Puerta Real. ¡Pásense por allí y echemos unas palabrillas, unas risas y, si tenéis algún ejemplar de “Café-Bar Cinema” por dedicar, firmar o regalar; ¡es el momento!

Y no se crean ustedes que la cosa termina ahí. ¡Ni mucho menos! A las 21 horas, en la Biblioteca de Andalucía, unimos en la misma mesa a los editores de los libros del ciclo “Juego de Tronos” con los responsables de Canal + que exhiben la serie.

Una ocasión excelente de saber más sobre las interioridades de lo que se ha dado en llamar, el Fenómeno Juego de Tronos y que, si no estáis en Granada, podéis seguir a través de Internet.

La página web de la Feria del Libro de Granada tiene una pestaña a través de la que se acceder al streaming de una Mesa Redonda que, también, nos traerá clips con material inédito y espectacular de la serie, preparada ex profeso por los amigos de Canal +.

Y, a través Twitter, podéis dejar preguntas con el hashtag #jdtengranada . Seis de ellas serán contestadas por los participantes en la Mesa de hoy.

Como veis, un viernes intenso tras el que pienso recluirme debajo de una piedra, por los siglos de los siglos y hasta más y mejor ver… ¡en Salobreña!

¡Os espero!

Jesús estresado & ilusionado Lens