1794: segundas partes que sí son buenas

Cuando comencé la lectura de ‘1794’ abrigaba mis dudas. Me había gustado tanto su predecesora, ‘1793’, (leer AQUÍ) y había dejado a los personajes tan al límite, que no podía imaginar cómo afrontaría el autor una continuación que estuviera a la altura. Pero lo está.

La novela comienza con un personaje del que nada sabíamos. Erik es un joven apocado al que su familia envía a San Bartolomé, colonia de Suecia en el Caribe. Porque Suecia también tiene un pasado colonial. Y, como suele pasar, no es precisamente para presumir o sentirse orgullosos.

Pasar de la gélida Suecia al abrasador calor caribeño es un golpe de efecto con el que Niklas Natt Och Dag, el autor de esta serie de novelas, nos descoloca. Pero su marca de fábrica, su sello, siguen ahí. Porque los olores presiden todas y cada una de las páginas del libro. Y en San Bartolomé huele. Huele tela.

Si ‘1793’ ponía el acento entre la lucha soterrada del antiguo régimen y los aires de revolución que venían de Francia, esta continuación escarba en el pasado colonial de Suecia. Y en las aberraciones que cometieron los antepasados de Niklas Natt Och Dag, descendiente de una familia aristocrática… venida a menos, según confiesa. Venida a muy menos.

No desesperen los amantes del frío nórdico. La acción no tardará en volver a Suecia, donde el inefable Mickel Cardell espera al lector con sus poderosos brazos abiertos. Junto a él, varios secundarios. Uno de ellos, en concreto, es toda una sorpresa.

Como ven, estoy soslayando todo lo referente a la trama. Más que nada porque la clave de la novela está en el trazo de los personajes y en la descripción de los ambientes, en su fisicidad. Por ejemplo, metáforas como esta: “Estocolmo se expande como la podredumbre en la carne infectada”.

Y está la cuestión social, claro. “Usted no tiene ni idea de lo que supone ser mujer: de nosotras solo se espera que olvidemos el raciocinio que Dios nos ha concedido y lo dejemos todo en manos de los hombres mientras nos dedicamos a quehaceres simples y mundanos”. ¿A que, por desgracia, no suena tan lejano? La situación de la mujer, la maternidad y la orfandad están muy presentes.

En ‘1794’ hay violencia, en fin. Y una crítica muy severa al alcoholismo, uno de los pertinaces males que aqueja a la sociedad sueca. Y están los equilibrios de poder y los desequilibrios que provocan.

Una lectura adictiva que, por momentos, tiene páginas en las que la belleza deslumbrante de Estocolmo también se deja ver. “Cardell suelta un gruñido involuntario al contemplar el espectáculo: la vida le ha enseñado a no esperar demasiado de la ciudad entre puentes, y cada vez que ésta lo sorprende con alguna muestra de belleza se siente tan incómodo como si le estuviera tendiendo una emboscada, un ardid zalamero que solo pretende ocultar alguna trampa en la que acabará cayendo”.

‘1794’, publicada por Salamandra, son 500 páginas de literatura de muchos quilates. Es la novela que tenemos entre manos en ‘Adictos al crimen’, Club de Lectura de Granada Noir organizado junto a la librería Picasso. Se puede leer de forma independiente de la anterior, pero les recomiendo que se den el gustazo de devorar ambas, aunque terminen con sensación de pringue, peste y mal olor.

Niklas Natt Och Dag es un maestro a la hora de transmitir sensaciones a través de su escritura y no hay serie o película con su capacidad para hacerte sentir en mitad de la podredumbre de las ciudades de finales del siglo XVIII. Y por si a alguien le quedaba duda, habrá tercera entrega, por supuesto. Se titulará ‘1795’. ¿Alguien lo dudaba?

Jesús Lens

‘Adictos al crimen’, un nuevo club de lectura

Aunque vivimos tiempos inciertos y no se lleva lo de hacer planes o poner en marcha nuevos proyectos con visos de continuidad y perdurabilidad en el futuro, con la llegada de 2021 arrancamos un nuevo Club de Lectura en Granada Noir, junto a la librería Picasso y los diferentes sellos editoriales del grupo Penguin Random House Mondadori.

Lo hemos llamado ‘Adictos al crimen’ y, como les decía, empezamos este mismo mes, leyendo a Benjamín Prado y su novela ‘Todo lo carga el diablo’, publicada por Alfaguara. Se trata de una nueva entrega de la saga protagonizada por Juan Urbano que, en esta ocasión, investiga las vidas de tres mujeres deportistas de la II República.

Juan Urbano es un detective muy peculiar dado que su profesión real es… profesor de instituto. Y escritor vocacional. A lo largo de cinco entregas, Benjamín Prado nos ha ido contando sus diferentes casos, habiéndoselas visto con ladrones de niños y con espías de diferentes pelaje, por ejemplo.

También reputado poeta, recuerdo a Benjamín Prado, ataviado con un sombrero que le asemejaba a un tahúr del Mississippi, en una actuación del grupo Pereza. ¿Pudo ser en el marco del Festival de Poesía de Granada? Juraría que sí. En el Parque Federico García Lorca, en un concierto, rodeados de gente. ¡Qué tiempos!

En principio, y mientras La Cosa siga mal, no nos podremos reunir cara a cara en la propia librería Picasso, que es lo que nos pide el cuerpo. Lo haremos a través de alguna plataforma. ¡Qué remedio! Así es la lectura en los tiempos del Zoom. La lectura compartida, quiero decir. Porque si leer es una actividad solitaria por naturaleza, nada más placentero que juntarse para comentar el libro o el cómic de turno.

Hace unos días, por ejemplo, estuvimos cerca de hora y media hablando de ‘Ave del paraíso’, de Joyce Carol Oates, galardonada este año con Premio Pepe Carvalho de BCNegra 2021. Y hubiéramos seguido dándole a la lengua si la plataforma no nos hubiera echado… por segunda vez.

En ‘Adictos al crimen’ vamos a leer a autores y autoras nacionales y extranjeros. Después de disfrutar de la narrativa de Prado nos trasladaremos nada menos que a Calcuta de la mano del autor hindú Abir Mukherjee. Ahora que viajar al extranjero es una quimera, nada como el cine y la literatura para trasladarnos lejos y conocer otros países, otras culturas. Si les apetece conocer más sobre ‘Adictos al crimen’, contacten conmigo a través de jesus.lens@gmail.com

Terminamos esta entrega de la sección semanal dedicada a la cultura negra y criminal recomendando la lectura de un tebeo: ‘Tórax 1975’, de Pablo Lara y Jaime Martínez, recién publicado por Evolution Cómics. Mientras Franco agoniza, a un policía novato recién llegado a Tarrasa le toca investigar un caso que todo el mundo quiere cerrar demasiado rápido. Un caso que le llevará a un lugar muy peculiar: el sanatorio para enfermos de tuberculosis de la localidad, popularmente conocido como Hospital del Tórax.

A camino entre el noir de manual y el género fantástico-terrorífico, ‘Tórax 1975’ surge de la fértil imaginación de Pablo Lara, coguionista de ‘El Ministerio del Tiempo’. Como él mismo cuenta, la idea era hacer una serie de tres temporadas. Cada una contaría la investigación de un caso. Esta habría sido la primera. De momento, es un cómic. ¿Con hechuras de storyboard? Veremos.

Me lo he pasado en grande con un cómic en que el dibujo de Jaime Martínez responde perfectamente a una narración repleta de sorpresas y de giros de guion, con un protagonista carismático que pide a voces continuar con sus aventuras.

Jesús Lens