11/11 Día de las Librerías

Hoy es un día chulo. Muy redondo. Y visual. 11/11/22. Hoy se celebra el Día de las Librerías y, además, arranca la octava edición de Granada Noir, una de cuyas actividades se celebra, precisamente, en Picasso, una de las librerías de referencia en Andalucía y en España. 

Este año, al diseñar la preparación del festival dedicado al género policíaco, hemos optado por cuatro tipos de escenarios para albergar charlas, encuentros y tertulias. Por un lado, las calles y plazas de Granada, que son un lujo, con varias rutas literarias por diferentes enclaves del Albaicín y de mi querido Zaidín. Por otro, espacios como La Madraza, La Chumbera, el Hospital Real, el Palacio del Almirante o el Cuarto Real, para disfrutar de ese ingente patrimonio histórico artístico que tenemos en la ciudad. 

Y están los bares, claro, santo y seña de un festival que se complace en compartir conversaciones, tragos, charlas y firmas con los autores al calor de esa Cerveza Alhambra sin la que Granada Noir no podría existir. Este año, además, tendremos varios encuentros en la Librería Picasso, otra aliada incondicional. En realidad, la librería siempre nos acompaña. Está donde estamos nosotros, aunque sea al final de la barra, en los bares. O en una mesa alta.

Granada Noir es un festival multidisciplinar en el que la clave son los libros. Siempre los libros. Nos gusta que se vendan muchos. Cuantos más mejor. Y nos gusta que se lean y que se hable de ellos. Por eso tenemos un Club de Lectura y Cine todo el año. Así las cosas, homenajeamos a ‘El Padrino’ y nos traemos a Iván Reguera para conversar sobre Coppola a través de su libro ‘El hombre que podía hacer milagros’. Y para la parte gastronómica, partimos de las novelas de Pepe Carvalho y el maestro Manuel Vázquez Montalbán.

Hablando de gastronomía, no vean qué ilusión me hizo encontrar el ‘Oishinbo’ en la biblioteca de Raúl Sierra, en su Atelier Casa de Comidas. Es un manga gastronómico flipante que me descubrió María Mateos, de Cómic Store, precisamente cuando nos tomamos una birra para hablar de cultura gastronómica en el D’Platos que está enfrente de su librería. O el ‘Nopi’, la nueva maravilla de Yotam Ottolenghi, una joya bibliográfica recién publicada por Salamandra, a cuyo autor me descubrió María José Porras en el Sancho Original.

Hoy tenemos a Lorenzo Silva en el 4U Hostel a las 13.30. Allí estarán sus libros. A las cinco, los libros viajarán en Metro. Y un poco más tarde, a las siete, estaremos con Óscar Beltrán de Otálora en la librería Picasso. Y allí estarán su imprescindible ‘Tierra de furtivos’… y todos los libros del resto de invitados a Granada Noir.

Dejen que los libros se acerquen a ustedes. Granada Noir lo pone fácil. Y acérquense ustedes a las librerías: hoy es 11 de noviembre y están de celebración. ¡Salud!

Jesús Lens

El mundo cabe en Sicilia

Ha muerto Andrea Camilleri, una de las grandes leyendas de la novela policíaca, maestro de maestros y escritor admirado, querido y reverenciado por lectores de todo el mundo. Pocas figuras de la literatura contemporánea habían concitado tanto respeto como Camilleri, una de las voces más lúcidas de nuestro entorno.

Permítanme que destaque algunos aspectos que me parecen especialmente apasionantes acerca de un autor que no empezó a escribir hasta tener los 53 años cumplidos. A pesar de que en sus inicios literarios no tuvo excesivo éxito, lejos de abandonar, siguió perseverando en su afán por contar las historias que quería contar.

Y lo que quería contar era lo que pasaba en su tierra, Sicilia, una isla en la que cabe el universo entero. Sicilia. Pocos nombres tan evocadores y cargados de reminiscencias históricas, políticas y culturales. De ‘El gatopardo’ de Lampedusa —‘si queremos que todo siga como está, es necesario que todo cambie’— a el mismísimo ‘El Padrino’. Escribiendo sobre Sicilia, Camilleri escribía el mundo entero y jamás tuvo empacho en enfangarse en los temas de mayor actualidad, como el auge de la xenofobia y de la ultraderecha. Comunista convencido, jamás dejó de expresar sus opiniones políticas, por incómodas que fueran.

Camilleri empezó su carrera a la edad en que las grandes empresas jubilan a sus empleados por ser demasiado mayores, dándolos por amortizados. Quizá por eso, su carrera ha sido tan larga y fecunda. A los 93 años, seguía escribiendo con tanta pasión que, en una entrevista reciente decía, entre risas, que sus herederos se van a hartar de encontrar inéditos entre sus pertenencias.

Siguió fumando, sin hacer caso a quienes le recomendaban empezar a cuidarse y, admirador de Manuel Vázquez Montalbán —el comisario Montalbano no se llama así por casualidad— defendió a ultranza la importancia de la gastronomía en la literatura policíaca, una seña de identidad que diferencia a los personajes mediterráneos de los centroeuropeos, nórdicos y norteamericanos.

Lean, lean a Camilleri. Es uno de esos placeres sencillos que te reconcilian con la vida. ¡Buen viaje, maestro!

Jesús Lens