813. Truffaut por Paula Bonet

No era particularmente devoto de las películas intimistas de Truffaut, aunque adoraba al director francés como persona hecha de celuloide que vivía y respiraba cine por los cuatro costados.

Me gustaban sus películas policíacas, como “La novia vestía de negro”, un homenaje a su querido Alfred Hitchcock, o la surrealista “Disparen sobre el pianista”. Me impresionó “Fahrenheit 451” y me emocionó “El pequeño salvaje”, pero sus películas más famosas, las más puramente Nouvelle Vague, no estaban entre mis favoritas.

Hasta que me hice con uno de los libros de cine más singulares y especiales de los que atesoro en mi biblioteca: “813. Truffaut por Paula Bonet”, en el que la artista hace “un homenaje ilustrado a un breve fragmento de su filmografía y también al propio realizador”.

Bonet declara su “admiración hacia la obra de François Truffaut, hacia su manera de ver y reflejar el mundo y todo aquello que lo angustiaba o sobrecogía y que supo trasformar en arte” y nos regala decenas de ilustraciones basadas en los personajes de películas como “Jules et Jim”, “La piel suave” o “Los 400 golpes”. Ilustraciones acompañadas de textos sobre el sentido que Bonet le da a las relaciones entre los protagonistas y al impacto que le provoca su visionado.

Para prolongar el disfrute del libro de Bonet, volví a ver esos títulos de Truffaut. ¡Y qué placer, redescubrirlos de nuevo! Me gustaron mucho más que cuando vi aquellas películas por primera vez. ¿Sería la edad? ¿El momento vital? O sería, más bien, que me encontraba expectante y receptivo gracias al libro de Paula…

El caso es que, desde entonces, soy devoto del cine más personal del cineasta francés, además de seguir considerando sus conversaciones con Hitchcock como la cumbre de los libros dedicados al cine, cuya misión principal debe ser animarnos a volver a ver películas que ya hemos visto, pero yendo más allá de lo aparente, descubriendo aspectos inéditos y sorprendentes, profundizando en sus significantes y significados.

Para comenzar el año, el Ayuntamiento y ese importantísimo agente cultural que es la Alianza Francesa de Granada, nos han traído una magnífica muestra con las ilustraciones que Paula Bonet dedicó a Truffaut.

Margarita Buet, presidenta de la Alianza Francesa de Granada, con Paula Bonet

Está en el Centro Cultural Gran Capitán y es de visión obligatoria, una cita imprescindible. Disfrútenla y, después, repasen el cine de Truffaut. Lo verán con otros ojos.

Jesús Lens

Arterrorizado

Aterrorizado me quedé con algunas de las piezas de arte que integran la exposición “Incertitudes”, de Gorlob, que se puede visitar en el Cuarto Real gracias a la clarividencia de la Alianza Francesa de Granada.

¡Luego no me digan que no avisamos! Tienen que ir a ver esta exposición. Y punto. A sabiendas de que hay piezas espantosas. Que provocan espanto, quiero decir. Por ejemplo, cierta máquina para destruir el mundo que cuelga de la pared, como quien no quiere la cosa.

Arterrorizan, también, las piezas dedicadas a Nuestra Señora de la Comunicación, tanto las vidrieras como esa inquietante “Desearía hablar con Dios” en la que la telefonista informa que no es posible establecer la conexión porque todas las líneas están ocupadas.

Máquina para destruir el mundo, con contador de víctimas

¿En serio? ¿De verdad dan miedo? A mí, sí. Me arterrorizan las piezas creadas por Guillermo Rodríguez de Lema porque me invitan a reflexionar, a cuestionarme algunas de esas verdades inmutables que, a nada que pienso sobre ellas, se tambalean como un flan mal cuajado.

Todos y cada uno de los arte-factos de Gorlob son paradojas en sí mismos. Desde la radio con aspecto de deidad africana al trozo de iceberg contra el que chocó el Titanic. De los libros negros que nada bueno auguran a quien los lea -¿para qué tanto saber?- al plan de fomento de la lectura a medio germinar, congelado por falta de fondos.

¿Cuántos libros es necesario quemar para conseguir un buen café? ¿Cuáles son límites de la nouvelle cuisine a la hora de considerar comestible un plato? ¿No deberían arañar, y no picar, las arañas? ¿Se puede escribir un cuaderno de viajes con sentido si viajas con los mapas erróneos?

Gorlob nos arterroriza porque convierte en amenazadores elementos cotidianos de nuestra vida que, cuando cerramos los ojos y abrimos las puertas de la percepción, no se comportan como deberían. Un microondas que explota al introducir en su interior un libro de teatro francés; unos cruasanes de madera que, por tanto, están duros; la bombilla del eureka fuera de servicio que nos deja sin ideas; Smiley parapetado bajo una tapa de alcantarilla en Mayo del 68…

Deidad radial de una remota etnia patazónica

Si a usted le gusta el arte que va más allá de lo aparente, que le interpela y le sacude como espectador, las “Incertitudes” de Gorlob son la pregunta que estaba esperando, la respuesta que nunca esperaba haber hallado.

Jesús Lens

un campo oscuro

Me bloqueé justo después de que lo hiciera mi ordenador. Eran tantas pestañas abiertas a la vez, con el minuto y resultado de la Liga de la Corrupción, y tan enredados entre sí los hilos de Twitter, que petó la máquina. Y, tras ella, peté yo, incapaz de dar abasto a tantos memes y crueles e ingeniosas muestras de humor negro a costa del PP.

Abrumado por el el peso de la pútrida realidad, desconecté todos mis dispositivos móviles y me fui al Centro Guerrero, a buscar refugio en la exposición multidisciplinar “un campo oscuro”, en la que colabora la Alianza Francesa de Granada y basada en “la relación problemática entre la imagen y la escritura, entre mirar y leer”. Textos contra imágenes, efectivamente. Y viceversa.

Mientras veía la complicada y compleja muestra comisariada por Óscar Fernández, me acordé de la impresión que me produjo, durante un viaje a China, descubrir la cotización que podía alcanzar la obra de los mejores maestros calígrafos, auténticas piezas de coleccionista en las que el texto y la imagen van -literalmente- de la mano.

Llaman la atención, en “un campo oscuro”, la poesía visual de Mallarmé, la defensa de la “poesía pintada” de Juan Ramón Jiménez o la obra simbólica de Magritte. El radicalismo del tachado de Fernando Millán o el carácter tan paradójicamente destroyer del constructivismo ruso.

Personalmente, me resultaron sugestivas las golosas obras de Greta Alfaro: páginas con textos acerca de la relación entre palabra e imagen, arrancadas de diferentes libros y cubiertas con azúcar cristalizada. Y me fascinaron las hojas de periódico con los espacios dedicados a las fotografías convertidos en rectángulos negros y/o de color, lo que le daba todo el protagonismo al texto o, como en el caso de “Lament of the images”, al tan poco valorado y siempre imprescindible pie de foto, un tema sobre el que deberíamos reflexionar.

Y luego está, por supuesto, “Broadway by light”, de William Klein y que pasa por ser la primera película pop de la historia del cine, un cortometraje de 12 minutos en el que el protagonismo absoluto es para los neones de Nueva York, la ciudad más fascinante del mundo.

 

Neones que invitan a la gente a sumarse a la fiesta. ¿Cómo no entrar a ver esa película, esa obra de teatro o ese musical que se anuncia con tanto brillo, luz, color y esplendor?

¡Como la vida misma, oigan!

Jesús Lens

Afrancesada, Margarita

Hay personas cuya sola mirada es capaz de iluminar una estancia en penumbra, llenándola de luz y alegría gracias a sus ojos y su sonrisa. Margarita es una de ellas, una de esas personas cuya mera presencia reporta sosiego, calma y felicidad.

Foto: Pepe Marín Zarza

El pasado jueves, a Margarita Buet le impusieron la condecoración que la acredita como Caballero de la Orden de las Artes y las Letras, una de las más altas distinciones del gobierno francés, instituida en 1957 por el ministro André Malraux y otorgada por el Ministerio de Cultura de Francia  “a las personas que se han distinguido por sus creaciones en el dominio artístico o literario o por la contribución que han aportado al esplendor de las artes y las letras en Francia y en el mundo”.

 

Durante su discurso de agradecimiento, en el Carmen de los Mártires, una emocionada Margarita recordaba cómo, en su juventud, algunos compañeros la llamaban la Afrancesada, con un cierto retintín, por su amor y su pasión por una cultura francesa en la que había crecido durante su infancia en Tánger, una ciudad que adora y a la que vuelve siempre que puede, sea físicamente o a través de novelas y películas que transcurren en ella.

Foto: Pepe Marín Zarza

Seguía comentando Margarita que, en realidad, nunca le molestó aquello de la Afrancesada. Que, muy al contrario, la llenaba de orgullo ese apelativo, que la hacía inmensamente feliz. Por eso, cuando se instaló en nuestra ciudad definitivamente, comenzó a formar círculos de amigos de la cultura gala, antecedente de una Alianza Francesa de Granada que cumple 30 años y que, como bien señaló José Vallejo, forma parte activa de nuestra vida cultural, cada vez más presente en diversos festivales, ciclos e iniciativas artísticas, como aquella extraordinaria exposición de arte contemporáneo en la que jóvenes creadores galos mostraban sus miradas sobre el Quijote, y que pudimos disfrutar en el Centro Lorca hace unos meses.

 

Para primeros de noviembre, la artista Virginia Vera presenta otra exposición de pintura protagonizada por árboles y basada en poemas franceses, un nuevo maridaje literario-artístico que da todo el sentido a una palabra, Alianza, tan en desuso hoy día y que tantas connotaciones positivas tiene, como recordó José Vallejo.

Enhorabuena, Margarita Buet; divina Afrancesada. Enhorabuena, Alianza Francesa de Granada. Es un privilegio contar con personas e instituciones tan comprometidas con nuestro tejido artístico y cultural.

 

Jesús Lens

Colaboración institucional en torno a Albert Camus

Uno de los recursos dialécticos más utilizados en discursos, artículos y declaraciones oficiales es el de la colaboración entre instituciones y el de colaboración entre sector público y privado. Es un mantra que lo mismo sirve para hablar de la exportación de espárragos a mercados emergentes de la Unión Europea que para defender el apoyo a un equipo deportivo.

Un mantra que, en el mundo de la cultura, resulta imprescindible, dada la precariedad de medios en que trata de sobrevivir el sector. Por eso me gusta constatar que, en ocasiones, la colaboración institucional se materializa en actos tan interesantes como el homenaje a Albert Camus celebrado en el seno de la Feria del Libro de Granada.

 

La presentación de la novela gráfica “Camus. Entre justicia y madre”, mano a mano entre el periodista y escritor Javier Valenzuela y el guionista del cómic, José Lenzini, fue todo un disfrute, además de una imprescindible lección de historia y una reivindicación de la libertad personal.

A través de la rememoranza de diversos episodios de la vida de Camus, Valenzuela y Lenzini hicieron un repaso, íntimo y sentimental, a un siglo XX tan convulso como excitante en el que el intelectual francés mostró un insobornable compromiso con la libertad que le enemistó tanto con las derechas más reaccionarias como con las izquierdas de salón representadas por Sartre.

 

Pero no es del cómic de lo que les quiero hablar, que aún no lo he leído y ya habrá tiempo de recordar a Camus. Lo importante es destacar que este homenaje ha sido posible gracias al trabajo conjunto de la Feria del Libro, del proyecto Granada Ciudad de la Literatura UNESCO y de la Fundación Tres Culturas, con el apoyo de la Alianza Francesa de Granada.

 

Al terminar la presentación, fue un auténtico placer compartir unas Alhambras Especiales en el Alegría con los propios Valenzuela y Lenzini y con los impulsores del homenaje a Camus: Nani Castañeda, Jesús Ortega, Olga Cuadrado o Margarita Buet, entre otros. Una distendida conversación, entre birras y tapas, de la que surgieron nuevos y prometedores proyectos, ideas y posibles colaboraciones para el futuro inmediato.

Cuando las organizaciones cuentan en su seno con personas comprometidas, entusiastas y profesionales –y les dejan hacer, que esa es otra- la sociedad en su conjunto es la gran beneficiada de esa colaboración entre instituciones tan mentada, alabada, reivindicada y conjugada.

 

Jesús Lens