Mis cómics imprescindibles del Noir

Les confieso que con el universo negro y criminal en formato cómic soy completamente anárquico y asistemático. Me cuesta seguir las series y la mayor parte de las veces espero a que salgan compactadas en tomos recopilatorios.

De ahí que para esta tercera entrega sobre mis imprescindibles del Noir —¡Ana María Gutiérrez, en la que me has embarcado!— y tras escribir de los novelistas clásicos norteamericanos y también de los españoles, voy a darles algunos nombres que considero incontestables, pero sin orden ni concierto.

El primero: Ed Brubaker. Todo lo que lleva su nombre se divide en dos categorías: lo bueno y lo mejor. ‘Criminal’ o ‘The Fade Out’ son ambrosía. Y ojo al universo planteado en ‘Reckless’, una serie protagonizada por un solucionador de problemas al estilo del Sr. Lobo de Tarantino o el mismísimo Ray Donovan. Pero si hay un título particularmente excitante es ‘Pulp’, un western noir descomunal que marca una de las cumbres del género.

Enlazo con ‘Scalped’, la malsana serie de Jason Aaron y R. M. Guéra, imprescindible. Las reservas indias son el escenario de una trama criminal repleta de drogas, asesinatos y desapariciones con un guion que actualiza una historia real.   

Frank Miller. Ineludible. Con su mítico ‘Batman. Año Uno’ contribuyó a darle ese toque noir al hombre-murciélago que tanto nos gusta. Hay una edición Deluxe en las librerías que pinta muy bien. Y si les gustan los héroes enmascarados, el que más y mejor conecta con la ética y la estética del noir es The Question. ¡Puro Bogart!

Pero si hablamos del Frank Miller más negro y criminal, el universo de ‘Sin City’ es puro manierismo. No hay un blanco y negro de contrastes más salvajes. Es que ni el expresionismo alemán, oigan.  Personajes desmadrados y al límite que fueron llevados al cine en películas de estética igualmente rompedora. Un clásico contemporáneo inmediato. 

De entre las novelas policíacas adaptadas al cómic, el recopilatorio de Nestor Burma escrito por Léo Malet, dibujado por Jaques Tardi y publicado por Norma, transmite toda su esencia literaria. ¡Ese París que no se termina nunca! Por cierto: acabo de descubrir al Sam Pezzo de Vittorio Giardino, un detective privado con una indudable capacidad para meterse el líos. Apenas he empezado a leer sus historias, pero me gustan tanto que ya le considero uno de mis imprescindibles. 

Con ‘Alack Sinner’ se les puede ir la cabeza, así se lo digo. El monumental recopilatorio que publicó Salamandra Graphics tiene las hechuras de una catedral gótica para los amantes del noir. La magna obra de José Muñoz y Carlos Sampayo no debe faltar en toda biblioteca negro-criminal que se precie. Que el personaje vaya envejeciendo le da un plus de autenticidad y le conecta con la realidad social de cada momento, hasta llegar a la locura del 11-S.

Para amantes de la conspiranoia: ‘100 balas’, de Azzarelo y Risso. Un puro disparate, en el mejor sentido de la palabra. ¿Quiénes serán y qué demonios quieren los Minutemen? No confundir con ‘Watchmen’, please. Pero ya que hablamos de Alan Moore, si les gusta el mito de Jack el Destripador, su ‘From Hell’ resulta obligatorio. Para leer con guantes, de tan precioso como es. Han sacado una edición el color. No la he querido mirar. Aquel blanco y negro es insuperable.    

Y terminamos con otro nombre propio: Greg Rucka. La serie ‘Queen & Country’ está muy bien, pero flipé mucho con ‘Whiteout’, un noir que transcurre en el lugar más improbable de la tierra: la Antártida. Mucho mejor que la adaptación cinematográfica, dónde va a parar.

Jesús Lens

Alack Sinner, Muñoz & Sampayo: un monumento al Noir

Cuando ustedes paseen por los anaqueles de la librería Picasso Cómics, entre los Blacksad de Guarnido y Canales, La araña del olvido de Bonet, La Visión de Hernández Walta y el Millenium de Belén Ortega -estos nombres no están citados al azar, ejem, ejem- se toparán con un volumen espectacular, sólido y rocoso, negro como la pez; editado por Salamandra Graphics.

Es fácil de reconocer: desde su portada se verán ustedes taladrados por la intensa mirada de un tipo cuyo rostro, pétreo y coriáceo, muestra tantas arrugas como el del actor Tommy Lee Jones. Un tipo que fuma y que lleva el nudo de la corbata, negra, un poco aflojado. De hecho, ustedes podrían pensar que se trata de uno de los protagonistas de “Reservoir Dogs”, la película de Tarantino…

Pero no. Porque un par de palabras en letras rojas no dejan lugar a la duda. Se trata de Sinner. Alack Sinner. Y las 700 páginas con la recopilación de todas sus historias es un monumento tan majestuoso que podríamos situarlo a la altura de una Catedral gótica o de un roble centenario.

¿Quién es Alack Sinner? Hablamos de uno de los personajes esenciales en la historia del cómic. Creado por dos autores argentinos, el guionista Carlos Sampayo y el dibujante José Muñoz, Sinner nació en 1975, cuando sus primeras historietas aparecieron publicadas en Italia. A España no tardó en llegar, que lo publicó Totem a partir de 1977.

A Sinner lo conocemos al principio de su carrera. Acaba de volver de la guerra de Corea y es un joven agente de policía que trabaja en las duras calles de Nueva York. Un agente con fama de recto e insobornable, por lo que no tardará en chocar… con sus propios compañeros. Aunque su comisario se muestra comprensivo con él, una conversación con el mismísimo jefe de policía de Nueva York le abrirá los ojos:

—Vivimos momentos duros. Muchas veces la ley no basta. La democracia es un gran sistema, pero a veces se mueve con lentitud, sobre todo cuando se trata de aplicar o no aplicar la ley… Así que es importante que los miembros de este cuerpo utilicen sus propios criterios… Somos un sistema dentro de otro sistema. Un poder, si me permite el término. Por esa razón no solo tenemos el derecho, sino también la obligación de conservar nuestra integridad. Es posible que usted no haya caído en eso, lo cual me hace preguntarme: ¿es usted un ingenuo un poco mongólico o un simple hijo de puta?”

A la semana siguiente, Sinner dejará la policía y abrirá su propio despacho, convertido en detective privado. Y sus choques con la policía serán constantes, de ahí en adelante.

Hubo un tiempo en que Nueva York era una ciudad dura y complicada. De hecho, durante los años 80 del pasado siglo, estaba catalogada entre las más peligrosas del mundo. De ahí el poderoso aspecto visual que presenta la ciudad en las historias de un Sinner que acabará perdiendo su licencia de detective, conducirá un taxi y, posteriormente, se convertirá en un ciudadano más de la Gran Manzana cuyo papel será… relacionarse con los demás. Vivir y nada más, como explicaba José Muñoz en una entrevista concedida a David Muñoz que apareció publicada en la revista de crítica e información de cómic “U”.

Muñoz y Sampayo conciben a Sinner, al principio, como un personaje canónico del Noir. Un trasunto de Philip Marlowe, pero en la Costa Este. Poco a poco se irán alejando del género y Alack tendrá cada vez más aristas, rostros y dobleces. Como explica José Muñoz en la entrevista referida, se trata de “un caballero que tiene alguna que otra melancolía y alguna que otra herida, diferente a la de Philippe Marlowe, diferente a la de Sam Spade, de Hammett, le dimos más carga humana, digamos, más espesor psicológico que lo de Hammett”.

Y un detalle básico, no muy habitual: Alack Sinner va envejeciendo a medida que pasan los años. A lo largo de las 700 páginas editadas por Salamandra Graphic, también le veremos cambiar físicamente. Acostumbrados a tantos personajes del cómic que siempre presentan el mismo aspecto, Alack Sinner va notando el paso del tiempo y los achaques de la edad. Así las cosas, la experiencia acumulada, además de hacerle más cínico -y sentimental- también le aumenta el número de arrugas en su ajado y baqueteado rostro.

Sus primeras historias nos muestran los códigos tradicionales del género negro. Poco a poco, Muñoz y Sampayo se van soltando, sintiéndose cada vez más libres. Su criatura sigue inmersa en el universo del Noir, aunque cambie su pequeño despacho por un taxi o, más adelante, se dedique a viajar por todos los Estados Unidos. Será testigo de las tensiones raciales que afectan a los afroamericanos y a los sudamericanos. Vivirá de cerca el conflicto de Nicaragua a través de un joven sindicalista y conocerá a una familia de exiliados españoles de Guernica radicados en Nueva York. Sinner es un habitual del Madison Square Garden y sus veladas de boxeo y en Joe’s tiene una segunda casa.

Alack Sinner es una obra total, totémica y monumental. En ella está todo. Como podemos leer en “U”, de boca de José Muñoz: “Nosotros con Alack Sinner hemos contrabandeado vida, hemos contrabandeado sentimientos, hemos contrabandeado opiniones humanas y políticas dentro del cuadro policíaco”.

¿Y saben lo mejor? Lo mejor es que José Muñoz estará en Granada Noir el último fin de semana de septiembre. Mantendrá una conversación abierta al público con José Luis Munuera, en La Madraza, el sábado 29 por la mañana, y firmará sus álbumes a los aficionados. Además, en La Cueva de 1900 y con la colaboración de Cervezas Alhambra, esperamos que participe en una idea tan loca como sugerente, de la que pronto hablaremos: “Trazos en una servilleta”. ¡Permanezcan atentos a su periódico!

Jesús Lens