Empezar el año lector y/o terminarlo leyendo a Joyce Carol Oates empieza a ser uno de esos rituales compartidos que tanto reconfortan cuerpo, mente y espíritu. Si comencé 2025 con su impactante ‘Carnicero’, lo termino con ‘Agua negra’, novela suya basada en hechos reales, publicada en 1992 y reeditada ahora por la editorial Fiordo. Y cosas muy extrañas tendrían que ocurrir para que uno de los primeros libros que caigan en 2026 no sea ‘El señor Fox’, su novela más reciente, publicada por Alfaguara.
La Joyce, o la Oates, como cariñosamente la llamamos en nuestra hermandad lectora de Granada Noir, ‘Qué haces aquí que no estás leyendo’; es una grande. ¡Muy grande! Una autora con una inmensa capacidad de transmitir sensaciones corpóreas a través de su literatura. Aún recuerdo aquella lectura de ‘Zombi’ en el Cabo de Gata, hará tres o cuatro años. Era Corpus, hacía calor y yo sentía escalofríos leyendo algunas de sus páginas al borde del mar. ¡Y qué escalofríos!
Como los que me han provocado otras dos de mis autoras favoritas de la vida: las argentinas Mariana Enriquez —nunca podremos agradecer a Cultur_Alh lo suficiente que nos la trajera a Granada, al Palacio de Carlos V— y Samanta Schweblin. Sus relatos son más terroríficos que puramente noir, ¿pero qué más dan las etiquetas? Si ustedes quieren tener que comprobar que han echado la llave de la puerta de casa antes de irse a dormir y revisar todas las habitaciones para comprobar que sólo se encuentran en ellas quienes deben estar ahí, lean a estas dos monstruas. No hay autora, ni autor, más rabiosa y terroríficamente contemporánea. Ni contemporáneo. Quizá un tal Stephen King, sí, pero tampoco vamos a descubrir la pólvora…
¿Y qué me dicen de otra de las nuestras, Virginia Feito y su provocadora ‘Victorian Psycho’, publicada por Lumen? El concepto de desmadre literario, en el mejor sentido de la expresión, de pasada total y absoluta, elevado a su enésima potencia. Si recuerdan, se la recomendé vivamente hace unos meses. ¡Pero que muy vivamente!
He sido muy feliz, también, gracias a la escritora anglo-camboyana Kaliane Bradley y su novela ‘Un puente sobre el tiempo’, publicada por Salamandra. Se me escapó en su momento, pero he enmendado el error y será objeto de nuestra primera tertulia literaria del año en Librerías Picasso, un día tan apropiado como el martes 13. Pero ya les haré un monográfico sobre ella.
Y qué maravilla es, también, ‘Lo que oculta la noche’, la novela de May R. Ayamonte libremente basada en aquellos ominosos sucesos del Albaicín catalogados como exorcismos y sobre los que la autora granadina nos invita a reflexionar a través de su narrativa de ficción tan bien construida. ¡Y Susana Martín Gijón, convirtiendo la Granada de 1585 en escenario de una novela de intriga y aventuras de lo más bienhumorada gracias a ‘La Capitana’!
Y otra escritora descomunal: Claudia Piñeiro. ‘La muerte ajena’, su novela más reciente, nos conduce por una Buenos Aires de lo más pútrida y siniestra. ¡Y Elia Barceló le puso el punto y final a su tetralogía de Santa Rita con el título más oscuro de la serie, ‘Cita con la muerte’, un cierre brillante repleto de tensión! Y muerte, claro. Como Marta Robles y su ‘Amada Carlota’, que nos ha regalado una nueva y oscura entrega de su serie novelística protagonizada por el detective privado Roures.
¡Qué gran cosecha negrocriminal nos ha traído este 2025 gracias al magisterio de un sinnúmero de escritoras a las que leemos e idolatramos como se merecen! ¡Salud y por un 2026 repleto de lecturas muy negras!
Jesús Lens
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