Es un gusto muy mayor. Me flipa que me descubran lecturas desconocidas y editoriales tan extraordinarias y a contracorriente como Trotalibros a través de libros tan exquisitos y sobresalientes como ‘Galán’, de Alston Anderson.

¡Cómo! ¿Que hasta este momento no había oído usted hablar de ese autor nacido en Panamá en 1924 de padres jamaicanos, radicado en EE.UU. después de servir en la II Guerra Mundial y que estudió en las universidades de Carolina del Norte, Columbia y la Sorbona? Yo tampoco… hasta que me prestaron su primer libro.
Antes de hablar de ‘Galán’, veo en la web que “Trotalibros es una editorial joven, radicalmente independiente y especializada en recuperar obras fundamentales de la literatura universal injustamente olvidadas… Publicamos libros que nos entusiasman y los editamos con mimo y pasión”. ¡Qué maravillosa declaración de intenciones! Y, desde luego, con ‘Galán’, cumplen lo que prometen.
‘Galán’ es la traducción al español del original inglés ‘Lover Man’ y lleva como subtítulo ‘Historias del negros y blancos’, aunque proporcionalmente son bastante más las de los primeros que las de los segundos. Aunque éstos están ahí siempre presentes, amenazadores, inquietantes.
Sigo buceando en la web de Trotalibros, que les aconsejo bichear con fruición: “Los protagonistas de estos relatos se mueven como sombras solitarias por los márgenes del sur de Estados Unidos: son negros en una tierra profundamente racista, son mujeres en una sociedad de hombres que les impone silencio y resignación, son homosexuales condenados a sentirse intrusos, son músicos de jazz, son muchachos callejeros y violentos, son drogadictos, estafadores, vagabundos y maleantes”. Si después de leer esto no se tira usted de cabeza a su librería de referencia, yo ya no sé…
¿Relatos? Sí. Pero una colección de relatos muy especial, cuentos interconectados que se trenzan a través de los hilos que emparentan personajes, atmósferas, paisajes, encuentros y conversaciones. ¡Y es que menudo oído tenía, Alston Anderson!
Relatos en los que, aparentemente, no pasa mucho. La vida nada más. Y nada menos. Sobrias descripciones y recreaciones del día a día de un puñado de personas que viven en Alabama, pero que no necesariamente se quedan allí; y que sueñan y fantasean con otras existencias, con otras realidades y posibilidades. Personajes que no son héroes ni villanos. Al menos, no todo el tiempo.
Relatos en los que las voces y los diálogos son esenciales, como decíamos. Unos diálogos muy peculiares, dado que el libro está escrito en un singular inglés afroamericano, como bien explica el traductor de ‘Galán’, Enrique Maldonado Roldán, licenciado tanto en Traducción e Interpretación como en Filología Hispánica en nuestra UGR.
“Niños, madres, jóvenes, adictos, delincuentes menores…, cada cual se expresa con diferentes matices en una lengua que el lector no afroamericano del siglo XX solo reconocía parcialmente”, escribe Maldonado en su esclarecedor e imprescindible prólogo.
Y es que la traducción no ha debido ser nada de fácil. Ante la empobrecedora posibilidad de resolverla en un español normativo, Enrique Maldonado optó por no hacer una “traducción timotara”, pero tampoco ha sucumbido a la tentación de caer en lo racistamente risible —ahí nos recuerda el acento caribeño de la Mami de ‘Lo que el viento se llevó’— ni en adoptar esa “variedad concreta peninsular” en la que usted está pensando cuando del habla de las gentes de los sures se trata. ¡Qué jartera, que el acento andaluz sea sinónimo de pobreza, representante fonético y auditivo de la forma de hablar de las clases sociales más bajas!
Lo dicho: si quieren disfrutar de un libro diferente y original, absolutamente novedoso a pesar de ser todo un clásico, lean ‘Galán’. No se arrepentirán.
Jesús Lens







