La Banda Noir y su primer concierto

Cuando empezamos a preparar la primera edición de Granada Noir, Festival multidisciplinar con el género negro como protagonista, una cosa estaba clara: tenía que haber jazz.

Porque un Festival sin música es menos Festival. O, al menos, mucho menos completo y divertido que uno bien cargado de ritmo, corcheas y pentagramas.

Y tenía que ser jazz, por supuesto.

La música negra por antonomasia y el cine negro vienen conviviendo en pantalla prácticamente desde los orígenes del sonoro. Y es lógico que sea así, más allá de por lo puramente cromático y estético: ambos géneros comparten la misma atmósfera inquietante, sugerente e intrigante. Los matices y los claroscuros. La textura. El ambiente.

El brillo de los metales, iluminados por los focos sobre un escenario, refulge como el de una pistola iluminada por una farola, en un oscuro callejón.

La cadencia del contrabajo es la pulsión del gángster que se siente acorralado y la batería es pura violencia desatada; disparos que hieren el silencio de la noche.

La trompeta y el saxo, en fin, como lamentos profundos e insondables de los desheredados de la fortuna a los que la mala suerte no deja de perseguir.

Sí. El jazz y el género negro están hechos el uno para el otro y constituyen uno de esos maridajes sinestésicos que no se terminan nunca.

(Sigue leyendo en la web de Granada Noir la historia de este primer concierto…)

Jesús Lens

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¿Quién mató a la cantante de jazz?

Hay libros que ya desde el título reclaman tu atención, te llaman, te seducen y te enamoran. “¿Quién mató a la cantante de jazz”?, de Tatiana Goransky, es uno de ellos.

 Quien mato a la cantante de jazz

Hay que dar la enhorabuena a Carmen Moreno y su editorial neonata, Cazador de Ratas, por poner a disposición del lector español una narración que es un delicioso y encantador juego literario que, a la vez, sirve como emocionante homenaje al jazz contemporáneo.

Pero antes de entrar en la narración, dos apuntes más que contribuyen al encandilamiento por parte del lector. El primero, la portada. Una composición basada en una maravillosa fotografía de Laura Muñoz y que muestra un rincón cualquier de una Buenos Aires universal. Y, de inmediato, el prólogo de Fernando Marías. Uno de esos prólogos que son una narración en sí mismos. Un cuento. Una pequeña joya que te anima a dar el salto y tratar de averiguar quién mató a la cantante de jazz… lamentando profundamente no haberla visto y escuchado, sobre el escenario, antes de su muerte.

Pero la vida es así: te descuidas, y se te escapa entre los dedos.

Y, si no, que le pregunten a ella. A la cantante cuyo cuerpo apareció desparramado afuera del salón Champagne, en plena avenida de los Incas. Ella. Arrebatadoramente hermosa. Voz sensual y más sensual presencia. Ella. Mujer de rompe y rasga. Difícil y complicada. Porque es artista de los pies a la cabeza.

Ella.

¿Quién querría matarla?

 Quien mato a la cantante de jazz ratas

Los buenos lectores de novela negra, y más cuando es tan juguetona como ésta de Tatiana Goransky, saben que, para descubrir al asesino, la pregunta a la que hay que encontrar respuesta es el porqué. ¿Por qué querría alguien matar a cantante de jazz?

El amor y el desamor podrían ser causas probables. Y los celos. Y la decepción. Y la envidia. Y muchos de los personajes que iremos conociendo albergan esos sentimientos en su interior. Porque, como también descubriremos a lo largo de la lectura, no es fácil llegar a ser La Cantante de Jazz… sin dejar cadáveres (metafóricos… y no tan metafóricos) tras de ti.

La novela de Tatiana, que además de escritora es, a su vez, cantante de jazz, es un cariñoso homenaje a aquel juego, el Cluedo, que tan buenos ratos nos hizo pasar cuando la diversión era analógica, y no digital. Un homenaje a los enigmas de las películas de Hitchcock y a la novela enigma más divertida y desenfadada.

 Quien mato a la cantante de jazz Goranski

Y, por supuesto, “¿Quién mató a la cantante de jazz?” es un rendido y emocionante homenaje al jazz del otro lado del océano. Al jazz de Estados unidos, por supuesto. Pero, sobre todo, al que se hace en Argentina. Un repaso a nombres claves del género y a algunos de los mejores clubes y garitos  de jazz de Baires. ¡Lástima no haber tenido a mano este libro, hace tres o cuatros años, cuando pasé por la capital argentina!

Gracias, Tatiana, por un libro que gustará a los amantes del Noir y a los amantes del jazz. Un libro, además, que se lee en un suspiro. En lo que tarda en sonar un buen disco de Billie Holiday, sin ir más lejos.

Jesús Lens

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Whiplash

¡La que ha liado la película de Damien Chazelle! Para no ser prolijos, pero planteando el debate en sus justos términos: ¿os acordáis del célebre “La fama cuesta”? ¿Os acordáis de “La fama cuesta y aquí es donde vais a empezar a pagar con sudor”?

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Pues cambiad el mundo del baile por el del jazz y, al sudor, añadidle un buen caudal de lágrimas… y varios chorreones de sangre. Porque el profesor de música interpretado por J.K. Simmons es un letal cocktail que combina y agita al mítico sargento de hierro interpretado por Clint Eastwood con aquel otro memorable sargento, el Hartman de la devastadora “La chaqueta metálica”, dirigida por Stanley Kubrick.

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“Whiplash” es una película que plantea una apasionante cuestión: ¿es la célebre y acomodaticia expresión “buen trabajo” una invitación al conformismo y a la mediocridad? ¿Puede el “buen trabajo” estar privando al mundo del arte, la música, la literatura y la ciencia del desarrollo del auténtico y del verdadero genio?

Es decir, si un profesor detecta una especial habilidad en un alumno, ¿hasta qué punto debe presionarle para que alcance la excelencia que está más allá del talento? ¿Dónde está el límite?

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En el caso de “Whiplash”, el alumno en cuestión, interpretado por Miles Teller, es un joven baterista de jazz que consigue ingresar en una de las escuelas más prestigiosas de Nueva York. Y será allí donde conozca y se enfrente al Profesor, uno de esos personajes que, vilipendiado por muchos espectadores debido a la grotesca imagen que proyecta en pantalla; se te clava en la retina desde su primera misteriosa aparición y ya no la abandona hasta el final de la película. De hecho, tras el The End, su poderosa calva, sus enérgicos ademanes y hasta su forma de quitarse la chaqueta se quedan bien fijados en la memoria cinéfila del espectador.

Whiplash Simmons

Como aficionado al cine, me gustó la película. Mucho. No me parece una obra maestra, pero sí es un apreciable ejercicio cinematográfico que, a través de su metraje, plantea cuestiones que me interesan. Un filme que capta mi atención y me mantiene imantado a la pantalla. Secuencias poderosas, imágenes potentes y diálogos para el recuerdo. En concreto, dos de ellos son clave: el de la comida familiar a la que asiste el joven baterista con su padre, sus tíos y sus primos futbolistas; y la charla con el Profesor, fuera de la escuela.

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Tras el despliegue de energía de muchas de las secuencias, esos momentos de charla, aunque no exentos de tensión, sirven para ponernos en la rampa de despegue de la última, larga, compleja y emocionante última secuencia de “Whiplash”.

Ahora bien, como escritor y creador, como amante del arte, de la música y del jazz y si aceptamos que el medio es el mensaje; “Whiplash” es una terrible película que podría desanimar a cualquier familia a introducir a sus vástagos en el mundo de la música. Que sería extrapolable al de la pintura, la escritura creativa o el deporte, por supuesto.

 Whiplash kitty rouge

Llegados a este punto, deberíamos hablar de las célebres 10.000 horas. Pero como ya hemos sobrepasado las 500 palabras y, seguramente, estarás cansado de leer en la pantalla, lo dejamos aquí. De momento. Porque, obviamente… ¡seguimos!

Jesús Lens

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Charlando en Ubú Libros

¡Gente! El martes 16, a las 18 horas, nos vamos a encontrar en la Librería Ubú, en el Realejo granadino, para hablar de películas y de libros. En concreto, de películas basadas en libros.

Y, como decía la antigua publicidad… y de lo que surja.

¿Conocéis Ubú Libros? Pues pinchad aquí, que os va a encantar.

 Ubú librería

Está en la Plaza de las Descalzas, 3 y es uno de eso espacios en los que, nada más entrar, notas electricidad en el ambiente. De hecho, esa electricidad se nota en cuanto te asomas a su escaparate. Un escaparate bien cuidado, con libros apasionantes que te invitan a traspasar las puertas y bichear.

Dentro, buena música, dos espacios, libros de los géneros más diversos y, sobre todo, libros diferentes a los que puedas encontrar en cualquier gran superficie. Además, detalles de esos que tanto nos gustan a los enamorados de los libros: cuadernos, marcapáginas, revistas, fotos, imágenes…

 Ubú libros

Y la presencia de una librera que es precisamente eso: librera. Una persona enamorada de su profesión y que ama y transmite su amor por los libros y la literatura.

Y un marco tan cálido y agradable vamos a charlar.

Tranquila y reposadamente. Pero con pasión. De libros, películas, música… de todo lo que se nos vaya ocurriendo.

Era otro libro, pero también habrá Alhambras fresquitas ;-)
Era otro libro, pero también habrá Alhambras fresquitas 😉

¿Te animas a pasarte por allí?

El martes 16. A las 6. De la tarde. Que por la mañana hace mucho frío.

¿Hace?

Jesús Lens

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Clubes granadinos en los que el jazz suena… de cine

Hemos compartido una semana completa, de cine y de jazz. Es hora de rematar este repaso hablando de una selección de Clubes granadinos (*) en los que el jazz suena… de cine. (El resto de entradas con el reportaje de Cine & Jazz que publicamos en IDEAL, no tienes aquí)

Si algo demuestran “Treme” y las películas de las que hemos hablado hasta ahora, es que el jazz es más, mucho más, que un estilo musical. El jazz es una forma de entender y de sentir la vida. Es un estado mental. Una actitud. El jazz es música, por supuesto. Pero también es feeling, ambiente y atmósfera. –“¡Ya no hay clubes como los antes!” –podríamos correr el riesgo de pensar.

 Magic Logo

Y no. No es cierto. En Granada tenemos una pléyade de extraordinarios locales en los que, además de escuchar jazz, nos podemos sentir sumergidos en el ambiente y el espíritu de las películas y series nombradas. En el Club Magic, por ejemplo, donde la asociación de jazz Ool Ya Koo tiene su cuartel general y, los miércoles por la noche, suena la mejor música posible, en directo, con los más afamados músicos de jazz del momento. O el Pícaro, que ha vuelto a programar música en vivo y cuyos sensacionales mojitos siguen siendo memorables.

Foto de Juan Jesús García
Foto de Juan Jesús García

El Bohemia, cuya abigarrada decoración y sus maravillosas fotografías en blanco y negro le dan un sabor especial, paraíso para los Piano Men de esta ciudad; o el Alexis, cuyos viernes forman parte de la educación sentimental de miles de personas.

 Magic jazz

No hace muchas semanas que ha abierto sus puertas un Cotton Club en Granada, que ya programa jazz en vivo y, los domingos por la tarde, La Chistera de Monachil organiza unas jam sessions de lujo, que permiten combatir el frío de la Sierra con el calor del jazz más abrasador.

En cualquier caso, y para saber todo lo que se mueve en Granada, con relación al jazz (conciertos, jam sessions, proyectos en marcha, conferencias, películas, etcétera) la referencia obligada es la completa página Granada es Jazz. ¡Así no te perderás ni una!

(*) Las fotos son de nuestro cálido y amado Club Magic, hogar musical de la Asociación Ool Ya Koo.

Jesús Lens

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