Homenaje a Villar Raso

Comienza esta tarde, a las 20 horas, en el Centro Artístico, Literario y Científico, un homenaje a Manuel Villar Raso, en el primer aniversario de su muerte. Coordinado por Francisco Gil Craviotto, arranca este ciclo de charlas y encuentros temáticos con una conversación sobre “Los viajes”, en la que participamos mi querido y admirado tocayo, el artista Jesús Conde, y un servidor.

Villar Raso homenaje

Cuando uno se sienta junto a un sabio como Jesús Conde, lo más prudente y sensato es decir lo mínimo imprescindible, meter lengua en paladar y aprestarse a escuchar, disfrutando de las mil una historias que compartieron dos viajeros impenitentes en sus periplos por África.

La vida de los viajeros es azarosa y da muchas vueltas. Cuando era niño, fui vecino de Manolo Villar, compartiendo con su hijo Mani juegos y travesuras. Años después de que se mudaran de casa, coincidí con el propio Mani y su hermano Eloy en las excursiones y acampadas de AGNADEN. Por entonces, su padre ya aparecía en los periódicos, protagonizando aventuras más propias de Indiana Jones que de un vecino del barrio.

Jesús Conde y sus pinturas africanas
Jesús Conde y sus pinturas africanas

Pero no fue hasta muchos años después que tuvimos la oportunidad de viajar juntos, Manolo y yo. Fuimos a la Turquía clásica y helenística, siguiendo las huellas del mismísimo Homero, pasando por Esmirna, Troya, Éfeso, etcétera.

Pero la suerte de ser amigo de Manolo era que, para viajar con él, bastaba con quedar a tomar una cerveza en la barra de cualquier bar. Escucharle hablar de sus viajes a la Curva del Níger, en el Malí; a Libia o al Sudán, era un placer sin igual. Viajes que ampliaban sus horizontes gracias a los libros que vorazmente leía y a las películas de estreno que jamás dejó de ver.

Cuadernos de viaje Jesús Conde
Cuadernos de viaje Jesús Conde

Y es que, como siempre sostuvo Manolo, la diferencia entre el turista y el viajero ya no radica en tener o no billete de vuelta, en palabras de Paul Bowles. En el siglo XXI de las tarjetas de crédito y los cajeros automáticos, el viajero es el que llega a un destino bien documentado, literaria e históricamente hablando. El que ha leído novelas, crónicas de viajes o libros de arte sobre los lugares por los que va a transitar. El que ha escuchado su música y ha visto su cine. Esta tarde, recuperamos el espíritu más indómito de Manuel Villar. ¿Nos acompañan?

Jesús Lens

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¡Premio para Teranga Go!

Merecido. Más que merecido, el galardón obtenido por Teranga Go, un proyecto colaborativo basado en las Redes Sociales como instrumento para conectar a personas que tienen/quieren viajar a África, compartiendo vehículo, gastos y tiempo. A esta celebración dedico mi artículo de hoy domingo, en IDEAL.

Teranga go logo

Algunas de esas personas serán inmigrantes en Europa que quieran visitar sus hogares. Otras, viajeros poco convencionales que quieran conocer mundo de una manera diferente. El caso es que, como sostienen Gustavo Gómez y Augustin Ndour, fundadores de Teranga Go, “Siempre acabamos llegando a donde nos esperan”.

Hace unos días, Ouishare, una de las organizaciones internacionales dedicadas a la investigación y formación de comunidades y al fomento de la cultura colaborativa más reconocidas del mundo, fallaba los Premios Ouishare Fest Starups de este año, que se entregarán en Barcelona, a final de mes.

Teranga go

Junto a Teranga Go, los dos proyectos ganadores de este año han sido Lendi, una comunidad que permite pedir prestado cualquier objeto que necesites a otros vecinos de tu barrio; y Wongo, una App de compraventa de segunda mano en la que destinas un porcentaje a causas sociales. Además, hay otros siete proyectos finalistas que ponen en contacto a personas de distintas generaciones, facilitan viajes con niños, permiten compartir locales, etcétera.

No sé si el futuro pasa por la economía colaborativa, como sostiene Jeremy Rifkin, o si resultará ser una burbuja que acabará estallando, como tantas otras anteriormente. El hecho es que, hoy por hoy, hay proyectos que solo pueden surgir al calor del crowdfunding y cuyo objetivo es mejorar y facilitar la vida de la gente, basándose en una filosofía win/win en la que todos salimos ganando.

Proyectos como Teranga Go, un ejemplo de imaginación, entusiasmo e ilusión puesto al servicio de la solidaridad y el compromiso social, sirviéndose de las nuevas tecnologías. Conozco de primera mano las quimeras y las zozobras que Gustavo y Augustin han padecido para sacar adelante este proyecto y lo mucho que les está costando darle continuidad.

Teranga Go

De ahí que el reconocimiento de Ouishare a Teranga Go me haga inmensamente feliz. Lo digo, también, con un punto de egoísmo, que yo fui uno de los muchos participantes en el crowdfunding que permitió materializar una idea que, hoy, se demuestra que era buena. Muy buena. Una estupenda idea que nos permite sentirnos partícipes del premio Ouishare a quienes creímos en ella. ¡Enhorabuena y muchas gracias, chicos!

Jesús Lens

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El buenismo inconsciente

Hoy, en mi columna de IDEAL, traigo un recuerdo lejano. Porque hace unos años, de viaje por Etiopía, paramos unos cuantos días en un mismo pueblo, lo que nos permitió hacer amistad con algunos de los niños de la localidad, que no dejaban de reírse de un blanco de cerca de dos metros con los brazos llenos de pelos, algo que les sorprendía enormemente.

Jesús Lens Etiopía

De los cuatro o cinco enanoides más cercanos, solo una niña tenía sandalias. Los demás caminaban descalzos. Una tarde fuimos a una tienda a comprarles chanclas. Nuestra idea era regalárselas a nuestros diminutos amigos, pero en cuanto de corrió la voz de que había blancos generosos dispuestos a gastar, nos encontramos rodeados por varias decenas de pequeños, todos descalzos. Sobrepasados por la situación, les indicamos que hicieran una fila y le pedimos al tendero que les despachara un par de chanclas a cada uno.

En ese momento, apareció un joven, muy maqueado, que nos gritó y nos insultó, preguntándonos que si nos habíamos creído que éramos la ONU. Los enanos le gritaron y abuchearon, pero nosotros nos quedamos de una pieza, sin saber qué hacer.

¿Recuerdan ustedes la historia de El Arca de Zoé, una supuesta ONG francesa cuyos miembros fueron detenidos en Chad cuando intentaban sacar del país a cien niños?

Se acaba de estrenar una película, «Los caballeros blancos», que cuenta aquella historia, desde el punto de vista de los miembros de la ONG implicada, que es lo que le da todo el valor a la cinta. Porque aquellos hombres y mujeres sabían perfectamente lo que estaban haciendo: comprar niños para venderlos en Francia a familias que podían pagar entre 3.000 y 15.000 euros por quedarse con ellos.

Los caballeros blancos

Los tratos con los jefes de los pueblos africanos para que les buscasen a chaveas menores de cinco años que fuesen huérfanos y, sobre todo, sus conversaciones y reflexiones, nos muestran a personas racionales y humanitarias que, convencidas de hacer algo bueno, estaban cometiendo un delito execrable.

Los caballeros blancos película

«Los caballeros blancos», sin ser una obra maestra por mucho que ganara la Concha de Plata al Mejor Director en el pasado Festival de San Sebastián, es una cinta muy interesante que sitúa al espectador frente a un buen puñado de contradicciones. Sentimientos contradictorios como los que sentí yo otro día, al llegar a casa y encontrar en el correo una carta de Etiopía, enviada por aquel chaval que me había insultado, pidiéndome ayuda para poder continuar con sus estudios en la Universidad, dado que sus padres acababan de morir.

Jesús Lens

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Cultura y comopromiso

Como hoy es día para reflexionar sobre una cultura comprometida, concienciada y socialmente responsable, en mi artículo de IDEAL voy a hablarles de Leila, nacida en París, en 1982. Su ascendencia marroquí y los años que pasó en el país alauita la hicieron muy sensible a todo lo que tiene que ver con la emigración,  la identidad cultural, las minorías y la marginalidad.

Leila Alaoui

Fotógrafa y videoartista, aprovechó su doble nacionalidad para afrontar su proyecto artístico-creativo más reconocido: la serie “Los marroquíes”, en la que retrató el rostro de los habitantes del país norteafricano. (En su muy recomendable web, toda la información sobre ella y su trabajo)

Rostros. Y punto. Sin más aditamentos. Las caras de las personas que, como reza la sabiduría popular, son el espejo del alma. Siguiendo la tradición naturalista de Robert Frank en “Los americanos” o la sorprendente serie “El Oeste americano” de Avedon, Leila se embarcó en un largo peregrinaje por lo más recóndito de un país desmesurado, mucho más grande, variado e intercultural de lo que los tópicos nos hacen pensar.

Leila Alaoui Los marroquíes

En el año 2013, Leila dio un paso más y organizó un movimiento internacional de artistas para recaudar fondos para las víctimas de la guerra de Siria. A la vista de su excelente trabajo y de su acreditado compromiso social, Amnistía Internacional encargó a Leila Alaoui un trabajo muy especial: continuar con su labor como fotógrafa para retratar los derechos de la mujer.

Y ahí estaba ella, a sus 33 años de edad, recorriendo África, buscando rostros de mujer que fueran representativos, vívidos, fotogénicos, ilustrativos… En concreto, a comienzos de este año, Leila estaba en la capital de Burkina Faso, acompañada por Mahmadi Ouedraogo, su chófer y guía en el país saheliano.

Chefchaoun, Rif Mountains, 2010
Chefchaoun, Rif Mountains, 2010

Cae la noche del 15 de enero. Leila y Mahmadi están cenando en el Café Capuccino cuando tres hombres irrumpen en la terraza del local, sacan los rifles que llevaban escondidos entre la ropa y comienzan a disparar a diestro y siniestro. 26 personas asesinadas. Mahmadi es uno de los fallecidos. Leila consigue sobrevivir. Tres días después, un ataque al corazón termina definitivamente con su vida, víctima de la barbarie terrorista de Al Murabitun, batallón integrado en Al Qaeda del Magreb Islámico.

Me entero de esta historia mientras España arde de indignación por el tema de los titiriteros. Y, la verdad, ¿qué quieren que les diga?

Jesús Lens

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Súmate a Teranga Go

Ahora que llega el Black Friday y a todos se nos va la olla comprando como dementes, ¿qué tal si te paras un momento y le echas un vistazo a esta idea?

Hace unas semanas, participé en un Crowdfunding literario y me gustó la experiencia. Ya os contaré en unos días qué tal resulta, cuando tenga los libros en mis manos y hablemos de ellos.

Teranga go

Porque, ahora mismo, estoy a punto de participar en otro. Uno muy especial. Teranga Go, que se describe como “Facilitando la movilidad a los migrantes”.

Detrás de este proyecto está Gustavo Gómez, el Codirector de Granada Noir. Eso ya os dará idea del nivel de confianza que me inspira. ¡A organizar un Festival me iba yo a apuntar, sin tener plenas garantías en mi socio, colega, amigo y alma mater!

A través de este enlace, tienes toda la información de un proyecto basado en las Redes Sociales como instrumento para que conecten personas que tienen/quieren viajar a África, compartiendo vehículo, gastos y tiempo.

Teranga go logo

Algunas de esas personas serán inmigrantes que quieran visitar sus hogares. Otras, viajeros poco convencionales que quieran conocer mundo de otra manera. El caso es que, como dicen Gustavo y Agustín, su socio en este proyecto, “Siempre acabamos llegando a donde nos esperan”.

Y no olvidemos la Teranga. Esa palabra que define a un país tan maravilloso como Senega. ¿Os acordáis de esto que escribimos sobre la Teranga, hace algunos años?

Pero la pregunta es: ¿por qué un Crowdfunding?

Porque poner en marcha un proyecto como éste, cuesta. Mucho. Un proyecto tan bonito, además de requerir ilusión, trabajo, esfuerzo y dedicación… cuesta dinero.

Teranga go agenda

Parte de ese dinero ya lo han adelantado Gustavo y Agustín. Y de ilusión, trabajo, esfuerzo, empeño y dedicación; van sobrados. Pero hace falta más.

Y ahí es donde entramos personas como tú y como yo.

En la financiación popular del proyecto a cambio de una recompensa moral y espiritual, pero también material. Porque ser mecenas de Teranga Go tiene premio, además de reconocimiento: camisetas, agendas, carpetas e, incluso, un viaje a Senegal.

Teranga go camiseta

En cualquier caso y más allá de lo que yo te explique, a través de este enlace tienes toda la información. Y estate tranquilo, que Verkami es la plataforma de Crowdfunding más y mejor reconocida a nivel internacional. Seriedad garantizada.

Termino estas líneas, además de animándote a participar, dejándote las palabras de los propios Gustavo y Agustín. Que ver y escuchar a las personas aumenta el nivel de confianza.

¡Teranga Go!

Jesús Lens

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