I’M BACK

Hablemos hoy de finales. De finales que son nuevos principios. Hablemos de una película como “El color del dinero”, segunda parte apócrifa de esa joya llamada “El buscavidas”

Porque sí hay segundas partes que fueron buenas, más allá de “El Padrino”.

“El color del dinero” está protagonizada por un joven jugador de billar, Vincent, y por su mentor, un antiguo jugador retirado, el mítico Eddie Felson. Tras muchos avatares, la pareja rompe sus relaciones profesionales y cada uno va por su lado. Hasta que se reencuentran. Sobre una mesa forrado con paño verde. Porque Eddie ha vuelto a jugar. Y busca desquitarse con su discípulo aventajado. Ambos aparecen en pantalla, frente a la mesa de billar. Hablan. Del futuro inmediato.

Golpean sendas bolas con sus tacos, para ver quién empieza la partida y después de hacer un saque prodigioso, seco y contundente, que resuena en la sala con la potencia de un cañonazo, Eddie pronuncia una de las frases más emocionantes de su carrera, unas palabras tan cortas y sonoras como su golpeo con el taco, un breve discurso, cargado de sentido y sentimiento:

“I`m back!”

Jesús Lens

DISCUTIR

El sábado, con cuentagotas, me llegaron algunos mensajes al móvil. Y al correo electrónico. Y al Facebook: Fernando de Villena, compañero de tertulia y amigo de Gregorio Morales, escribía en IDEAL un artículo sobre “La cultura en Granada” en que, partiendo de mi columna de hace dos viernes en el mismo periódico, daba su versión de lo que deberían hacer las instituciones del ramo.

Mis amigos se metían conmigo, cariñosamente, llamándome polemista y busca bocas.

Y tienen razón, claro.

¿Para qué, si no, va a escribir uno? ¿Para estar de acuerdo con todo el mundo? Dicha pretensión, además de insensata, es absurda. Además de que… ¡me encanta discutir! Claro que sí. Y me gusta que los artículos que uno escribe, sin caer en el insulto o la descalificación, susciten reacciones, opiniones y comentarios.

Discutir debería ser considerada una de las Bellas Artes. Una buena discusión (o debate, por llamarlo de otra forma más pacífica) no tiene precio. Y no se trata de intentar convencer al otro, sí o también. No se trata de imponer a nadie tu verdad. Se trata de opinar, de aportar argumentos, de pensar y hacer pensar a los demás.

No sé si entre la columna de Morales, la mía y la de Fernando de Villena os ha dado ocasión de reflexionar sobre la cultura en Granada y el papel que deben jugar la instituciones, pero pienso que ha sido un debate, una discusión interesantes que a todos nos debe haber venido muy bien para replantearnos algunas certezas, repensarlas y, después, sacar conclusiones.

Cuando discutimos acerca de algún tema es porque éste nos interesa y no nos deja indiferente. Sólo por eso, ya merece la pena. Si, además, nos permite ver una cuestión desde un punto de vista diferente al habitual, mejor que mejor.

Y la vida continúa.

Por ejemplo, en el mes de febrero y dentro del Festival de Cine Retroback, entre las actividades paralelas de que podremos disfrutar, está la representación en el Teatro CajaGRANADA de una obra de teatro de Gregorio Morales sobre Marilyn. Una obra de teatro adscrita a la estética cuántica. Tengo mucha curiosidad por verla. Ya hablaremos más en concreto, cuando se acerque la fecha.

A Gregorio no le gustan según qué cosas de la Obra Social CajaGRANADA. Perfecto. Da su opinión, otros damos la nuestra, como empleados de la Caja, por supuesto, pero también como ciudadanos, lectores y espectadores de a pie. Y, después, paz, gloria… y Marilyn. En su dimensión cuántica. En el Teatro CajaGRANADA.

¡Allá lo vemos! ¡Allá nos vemos!

Jesús Lens Espinosa de los Monteros.

PD.- ¿Son Muñoz Molina, Juanjo Guarnido o García Montero fuegos de artificio? 😉

¿QUÉ OS SUGIERE?

Esta foto, hecha por mi Cuate Pepe, ilustra una obra de arte  y antes de explicar qué es, dónde está, qué representa, qué nos sugiere y qué combinación de imágenes hace, apelo a vuestra imaginación y a vuestras ganas de escribir algo, una frase, una idea, una locura, una impresión…

No se trata tanto de adivinar qué es como de saber qué os sugiere.

Vamos, vamos, que hace un frío horrible y a este lado de la pantalla (y la ventana) estamos más a gustico…

Jesús Lens

COMIENDO, A ESTE LADO DEL RÍO…

Mucho más que la novela en sí misma me gustó su título: “Al otro lado del río y entre los árboles”, de Ernest Hemingway.

Granada es una ciudad con río. Y el trazado de su cauce no es en absoluto casual. Me acuerdo que me lo decía mi amigo David, cuando buscaba alojamiento para vivir. “No es lo mismo, uno u otro lado del río, a la hora de buscar piso”.

Me imagino que, a la hora de poner un negocio, tampoco será igual. Y, sin embargo, las cosas están cambiando, de un tiempo a esta parte. Gastronómicamente, hablando.

No tuvo que ser fácil para Álvaro Arriaga, por ejemplo, cambiar el centro de Granada de toda la vida por el restaurante panorámico Tartessos, en el Edificio Pantalla de CajaGRANADA. ¡Al sur, mirando al sur y hacia la vega! Estos días, cuando disfrutemos de sus imprescindibles Jornadas de Gastronomía Tradicional Vasca (se llenan, llamen para reservar) y estemos dando cuenta de las judías de Tolosa, el bacalao o el chuletón de buey, nos deleitaremos, también, de las vistas a la vega granadina.

No olvidemos a los pioneros, como Jesús y su fastuoso Menú Largo y Estrecho, de “Los Santanderinos”, una de las experiencias gastronómicas más sabrosas y potentes que podemos disfrutar en Granada.

¿Y los amigos de La Metáfora, que cambian su extraordinario emplazamiento en el corazón del Realejo por el no menos excitante Paseo de Violón, donde están ultimando la apertura de La Lonja, su nueva iniciativa y desafío profesional? Y habrá pulpo. En dos modalidades. Y hasta ahí nos dejaron leer. 😉

Además, otros clásicos de la restauración granadina abren sucursal en los aledaños del Edificio Fórum, con “El Braserito” a la cabeza, que ya se ha convertido en uno de los lugares de visita ineludible este invierno, con su deliciosa terracita al sol, ese sol que no quema, pero tanto reconforta. Sus imprescindibles huevos estrellados, revueltos y carnes trinchadas nos alegran la vida a todos los que nos hemos retirado del centro y hacemos nuestra vida habitual a este lado del río, aunque ya no haya árboles.

El río que nos lleva, por ejemplo, a correr por su vera. Esa vera del Genil que, en el trazado de la Fuente de la Bicha ha quedado espectacular. Tantas veces hemos reclamado su arreglo y cuidado que ahora no podemos que felicitarnos por lo bien que ha quedado el piso, cómo absorbe el agua y lo cómodo que es correr y pasear por su entorno.

Eso sí: falta el puente a la altura de la propia Fuente de la Bicha, para descongestionar el senderito chico y, sobre todo, que apenas llegue el buen tiempo se controle que no circulan por el Paseo ni coches, motos o hasta camiones de reparto, que he llegado a ver cruzando el río, como elefante en cacharrería. Si no, poco tardaré en desmenuzarse el piso tan primorosamente prensado este invierno.

Granada se mueve. Y mira hacia el sur. Granada expande sus límites y, para los gastronómicamente desafiantes, es una alegría y una satisfacción encontrar cada vez más y mejores locales por la zona en que nos movemos.

Gracias a los amigos de Los Santanderinos, Tartessos, La Lonja y El Braserito por animar nuestra vida restauradora. ¡Hacía falta!

Jesús gastrocafre Lens.