PETER BEARD Y PIRELLI

Cuando se acerca el final del año, hay dos productos que empiezan a dar que hablar. Por un lado, las agendas. Lo malo es que desde el auge de los móviles, PDAs y demás, el tema de las agendas de papel se ha complicado, siendo un producto cada vez menos demandado.

El segundo producto estrella es el Calendario. Aunque tampoco pasa por sus mejores momentos, la verdad. Honestamente, ¿suele usted colgar en las paredes de casa ese calendario por el que pugna arduamente en la sucursal de la Caja de Ahorros de su localidad?

Sin embargo, hay un calendario que, precisamente por resultar inalcanzable, tiene un inusitado prestigio: el calendario Pirelli.

Se trata de un calendario tan exclusivo, que no se pone a la venta y que tiene una tirada tan limitada, que cada año se convierte en pieza de culto, adquiriendo enorme valor en subastas reales o virtuales.

Este año, el fotógrafo encargado de ilustrar el famoso calendario es, casualmente, Peter Beard. Y digo casualmente porque se da la circunstancia de que estos días estoy absolutamente cautivado por el trabajo de este sujeto, sobre el que muy pronto volveremos a hablar.

De momento, una de las fotos del calendario, en que los elefantes, las mujeres y el delta del Okavango adquieren todo el protagonismo.

Recuerden: Peter Beard.

Jesús Lens.

LOS ÁRBOLES MUEREN DE PIE

Dedicado a esas personas

que te ayudan

a tener amplitud de miras

y a ensanchar el alma. 

 

Todavía no tengo claro la razón última de que me regalaran este teatrito tan sencillo como cargado de sentido. «Los árboles mueren de pie», de Alejandro Casona. No entendí nada del principio y, despistado, a punto estuve de leer el prólogo, algo que afortunadamente no hice ya que el espabilao de turno, Mauro Armiño, fusila la obra de teatro enterita en las ocho páginas de su clarividente introducción.

 

Poco a poco, las piezas fueron encajando. Estamos ante una obra de teatro muy sencilla, que se basa en una premisa básica: todos tenemos derecho a ser felices. Y si para la consecución de la felicidad hay que cometer algunos pecadillos veniales, pues no pasa nada. Y si es necesario reclamar la participación de expertos en conseguir la dicha ajena, pues se hace. Sin problemas.

 

El caso es que me sonaba el título. «Los árboles mueren de pie». Pero no lo ubicaba. ¿De qué podíamos hablar? Máxima sonoridad y contundencia. ¿Una historia de guerra, sufrimiento, dignidad?

 

Podría ser.

 

Pero no.

 

La cosa es mucho más sencilla, como decíamos, pero también mucho más interesante. Se trata de contar una anécdota casi intrascendente que, sin embargo, te reconcilia con lo mejor del ser humano. Porque si una señora echa de menos a su nieto, un tarambana que desperdició su vida decenas de años ha, ¿qué tiene de malo que su familia le fabrique una biografía a medida al pánfilo y desnortado muchacho? Lo malo es que, de repente, el chaval dice de volver a personarse en la tranquila vida de nuestra señora… y algo hay que hacer.

 

Cuando uno lee «Los árboles mueren de pie» entiende dónde radica el origen de películas como «Familia», el debut cinematográfico de Fernando León de Aranoa, sin ir más lejos. ¿Pueden la simulación y el engaño, por otra parte, terminar afectando a la realidad, influyéndola, cambiándola? Ahí radica el quid de la cuestión. Porque, a fin de cuentas, la fantasía, el deseo y la imaginación son unas hermosas y arrebatadoras herramientas, capaces de transformar la más gris de las realidades en una colorista fiesta para los sentidos.

 

Jesús Lens Espinosa de los Monteros.

 

PD.- Me estoy empezando a malacostumbrar a este tipo de regalos que, alejados de mi habitual círculo de lecturas negro-criminales o aventureras, me van a abriendo distintas ventanas a paisajes insospechados, atractivos y atrayentes. Ventanas que, dejando pasar la luz del exterior, demuestran que, efectivamente, la verdad está ahí fuera. Y que hay que salir a buscarla.         

CONGO SE DESANGRA

Seguramente tú también sabes que hay una guerra en Congo.

 

Pero a ti, como a mí, seguramente nos interesa mucho más la crisis económica y financiera, las tasas del paro, los presupuestos municipales, el tema de los crucifijos en las escuelas y, reconozcámoslo, el último fichaje del Real Madrid.

 

Es humano.

 

Nosotros vivimos aquí. Somos de aquí. Y aquí, aunque ahora las cosas están peor que hace unos meses, no nos va mal.

 

Pero lo mismo te apetece hacer un alto en el camino y enterarte de otras realidades.

 

Como la de Congo.

 

Si así fuera, te dejo dos enlaces. El primero, «Condición crítica». Incluye un vídeo que no deberías perderte.

Y, también este llamamiento que hacen las organizaciones locales y la sociedad del Kivu Norte, donde la tragedia está aconteciendo en estos momentos.

 

Dedícales unos minutos de tu tiempo. Y haz por compartirlos con otras personas. Seguramente no vamos a conseguir nada, pero, al menos, te sentirás algo mejor contigo mismo.

 

Muchas gracias. A todos. Pero, sobre todo, a Gloria y a María Jesús.

 

Jesús Lens Espinosa de los Monteros.   

¡PASIÓN!

Aunque hoy hablamos de derrotas en nuestra entrega de Cuaversos de Bitácora, de Estepona nos llegan noticias triunfales.

 

El paso del equipo de Baloncesto de CajaGRANADA por el Intercajas 2008 y la consecución de la medalla de bronce no ha dejado indiferente a nadie y unos carteles sorprendentes están causando furor por toda la Costa del Sol…

 

Y no es de extrañar. El baloncesto está de moda. Y cada vez lo estará más. Ya saben que ZP organiza pachangas de básket en la Moncloa todos los fines de semana y que, quiénes participan en ellas, se sienten tocados por la gracia de Dios. Además, ahora resulta que Obama es un consumado triplista, un jugón al que le gusta echarse sus canastas casi todos los días y que ha introducido en su gobierno a tres tipos (James Jones, Eric Holder y Susan Rice) que practicaron el baloncesto en su juventud.

Advertidos quedan: pongan un basketbolista en su vida 😉

Chicos del equipo de CajaGRANADA, las gracias por convertirnos en piezas deseadas y codiciadas por todas las mujeres de la Costa del Sol, a mi estupenda tía gallega, Caridad. Un beso a todos. Y a todas.

CUAVERSOS DERROTADOS

Los Cuaversos de Bitácora de hoy nos vienen del Mediterráneo. ¿Les gusta Khalil Gibran? Este poema está tomado de su libro «El loco». Y es como si me estuviera susurrando al oído, precisamente, lo que necesito oír. Muy en relación con esta columna que escribí para IDEAL, hace unos meses, también titulada «Derrotas».

 

DERROTA

 

 

Derrota, mi derrota, mi soledad y mi aislamiento;

me eres más querida que mil triunfos

y más dulce al corazón que toda la gloria del mundo.

Derrota, mi derrota, mi desafío y conocimiento de mí mismo,

por ti sé que aún soy joven y ligero de pies

y desdeñoso de los marchitos laureles.

En ti encontré perfecta soledad

y la alegría de ser humillado y despreciado.

 

Derrota, mi derrota, mi rutilante espada y mi escudo;

en tus ojos he leído

que ser entronizado es ser esclavizado,

que ser comprendido es ser rebajado

y ser entendido es tan sólo alcanzar la propia plenitud

y, como un fruto maduro, caer y consumirse.

 

Derrota, mi derrota, mi audaz compañera;

tú escucharás mis cantos, mis gritos y mis silencios;

y nadie sino tú me hablará del batir de alas,

del furor de los mares,

de montañas que arden en la noche;

y sólo tú escalarás mi escarpada y rocosa alma.

 

Derrota, mi derrota, mi inmortal valor;

tú y yo reiremos juntos con la tormenta,

juntos cavaremos fosas para todo lo que muere en nosotros

y nos erguiremos ante el sol con una voluntad,

y seremos peligrosos.

 

Pero no terminemos de forma pesarosa. Que el libanés también ha escrito otras cosas más optimistas:

 

Por muy larga que sea la tormenta, el sol siempre vuelve a brillar entre las nubes.

 

En el corazón de todos los inviernos vive una primavera palpitante, y detrás de cada noche, viene una aurora sonriente.

 

Un sabio, Gibran. Y su elección, créanme, no ha sido gratuita.