BOYERISMO

“Es imperdonable que en las tiendas de este país sólo se pueda encontrar en DVD (y desde hace un mes) la primera temporada de una obra de arte llamada The wire cuando hace tiempo que en Estados Unidos exhibieron la quinta y última temporada.

Que no conozcamos el desenlace de ese complejo y grandioso western titulado Deadwood.

Que presumiblemente haya que esperar un tiempo intolerable para disfrutar sin interrupciones, en tu soledad (deja de morder, desaparece si tienes a mano una serie genial) o en elegida compañía, los bergmanianos infiernos de En terapia o el aroma a cine hipnótico y perturbador que desprende Mad men.”

¿Entienden por qué adoro a Carlos Boyero?

Jesús Lens.

EL TÍO SAM ANTE LAS CÁMARAS. PARTE II

Subimos a esta bitácora, el día de las elecciones americanas, la segunda parte del reportaje publicado en IDEAL sobre los presidentes americanos televisivos. Así arrancaba “El tío Sam ante la cámara” y, si recuerdan, terminábamos hablando de Bill y Hillary. Por ahí seguimos. ¿Qué les parece la conclusión del reportaje, a todo esto?.

En “Presidente por un día”, en fin, la pareja formada por Kevin Kline y Sigourney Weaver se reían a mandíbula batiente del affaire Lewinsky, la becaria más famosa de la historia, en una sátira que, siendo divertida, no buscaba hacer sangre.

Pero no todo son demócratas en la filmografía presidencial yanqui. En “Ciudadano Bob Roberts”, un impresionante Tim Roberts dirigió e interpretó la historia de un cantante folk que, ataviado con sombrero de ala ancha y armado con una guitarra, se lanzaba a una teóricamente imposible carrera como senador, detrás de la que se agazapaba una trama racista, militarista y económicamente elitista, tal y como descubrió un desconocido periodista. Filmada con la apariencia de documental, la película sirvió para descubrir a un comprometido Robins que, en su faceta como director, rayó a la altura de su ya apreciable carrera de actor.

Pero volvamos a los padres fundadores de la patria norteamericana. Comenzábamos esta semblanza cinéfilo-presidencial habando de una serie de televisión, “John Adams”. En ella, aprovechando que se repasa pormenorizadamente la biografía del segundo presidente de los EE.UU. asistimos a la independencia del país, a la redacción de la Constitución y a las tensiones entre los Estados y el poder central. Y, por supuesto, en todo ello participaron Washington y Jefferson, primer y tercer presidentes americanos, respectivamente.

En “Jefferson en París”, James Ivory ya trabajó sobre la figura de una persona a la que Adams definiera como “una contradicción andante”, posiblemente la figura más interesante, novelesca o cinematográfica de aquella transición económica y política en el Nuevo Mundo. Sobre Washington también hay algunas series y películas, como “George Washington: la leyenda”, en que Jeff Daniels interpretaba al famoso general.


Sin embargo, fue Abraham Lincoln el presidente americano que más proyección tuvo en las pantallas de cine, desde que el mismísimo y pionero D.W. Griffith filmara su apasionante historia. John Ford, por su parte, filmó “Prisionero del odio” y “El joven Lincoln”, basándose en una figura histórica que le apasionaba especialmente. Y, mirando adelante, Steven Spielberg ha anunciado varias veces su intención de revisitar el mito, con Liam Neeson como protagonista.


LA OBSESIÓN PRESIDENCIALISTA DE OLIVER STONE

Ya hablamos anteriormente sobre el asesinato de Kennedy y las repercusiones que tuvo en la sociedad americana. La película que con más lujos de medios intentó arrojar luz al magnicidio de Dallas fue “JFK”, dirigida por Oliver Stone, que se había hecho famoso al ganar el Óscar con su drama bélico “Platoon”.

A través de un ingente reparto coral y de un preciosista ejercicio de montaje, “JFK” es una extraordinaria película que pareció abrir una especie de obsesión presidencialista en su director ya que, después de trabajar sobre Kennedy, Stone ha filmado las biografías de Richard Nixon y del propio George Bush Jr.

Comenzando por esta última, diremos que ya antes de su estreno, “W” viene revestida de una agria polémica, no en vano, el estreno europeo iba a producirse en el Festival de Roma y el mismísimo Silvio Berlusconi ha censurado su proyección. Promete ser, por supuesto, una película que dará mucho que hablar y que nos permitirá a los periodistas derramar litros de tinta.

Tras el fulgurante éxito de “JFK”, Stone fichó a Anthony Hopkins para que le ayudara a componer a un Nixon amargado, alcoholizado y paranoico. Una película oscura, tibiamente acogida por la crítica y a la que el público dio la espalda, quizá porque sobre el famoso Watergate, el listón que pusieron Robert Redford y Dustin Hoffman en “Todos los hombres del presidente” ya estaba demasiado alto.

Y, sin embargo, estos retratos de los políticos en activo resultan de lo más estimulante. En Francia o en Inglaterra, diversos cineastas se han acercado a las figuras de Mitterrand o de Margareth Thatcher. Incluso al de la reina Isabel II. ¿Y en España?

En España nada de esto es posible. ¿Por la baja talla intelectual, moral o histórica de nuestros presidentes? ¿Por cobardía? O quizá pensamos que al público no le interesarían… El caso es que en nuestro país, a lo más que llegamos es a esos documentales hagiográficos y de medio pelo, de encargo, cuyo único fin es ensalzar al personaje de turno, pero nunca analizar las luces y las sombras de sus vidas, públicas y privadas. Lo que en el paraíso del Tomate y la telebasura debería darnos que pensar.

Y, desde luego, por si alguien lo dudaba, la fiebre presidencialista no remite en el país norteamericano: en la nueva película de Philip Noyce, Tom Cruise sería un joven presidente que, a su llegada a la Casa Blanca, se tiene que enfrentar a un singular complot, película que contaría también con la presencia de Denzel Washington.

Jesús Lens Espinosa de los Monteros.

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CUAVERSOS DE BITÁCORA

Hay que sumarse, entusiastas, a la idea que lanza nuestro hermano Bomarzo: “Cuaversos de Bitácora” o, lo que es lo mismo, miércoles poéticos en la blogosfera.


Como sabéis, la iniciativa de los Liblogs está funcionando muy bien. Así que, nos preguntamos ¿por qué no vamos un paso más allá, mezclando esto del Internet con los libros, la literatura y la creación literaria?

Tal y como propone Bomarzo, vamos a dedicar un día a la semana, en concreto los miércoles, a la poesía. Y, como en los Liblogs, lo haremos de la forma más sencilla: cada uno subirá una entrada que contenga un puñado de versos.

Pueden ser de fabricación propia o totalmente ajenos. De poetas famosos, inéditos, vivos o muertos. Admirados, reverenciados, odiados o detestados.


Lo importante: que los miércoles, en esta parte de la blogosfera, se lea un poquito en verso. El ejemplo de Ángel González de este fin de semana nos demuestra que hay hambre de poesía.

Y quién (todavía) no tenga Blog, que prepare sus versos para los comentarios de las bitácoras de los demás. O que provea de versos a los dueños de las mismas.


El caso es, los miércoles, fomentar estos atractivos “Cuaversos de Bitácora”.

Amigos, ¡anímense!

Ya saben. Los miércoles ¡Versea, versea!

Jesús Lens, recogiendo el guante de Bomarzo.

PAISAJES DE MI VIDA

Haciendo recuento de los países que he visitado hasta le fecha, me salían treinta, aproximadamente. A medida que los cuantificaba, intentaba acordarme de momentos y vivencias de cada uno de los viajes que hice. Y no es fácil. El tiempo tiende a confundir, mitigar y mezclar recuerdos. Máxime, cuando a algunos países he ido en ocasiones diferentes y con personas distintas, en momentos vitales igualmente diferentes.

Bar Bozo. Mopti. Un amigo, dibujando en mi cuaderno de viajes

Hace unos días, una amiga me mandaba su plan de viaje para Etiopía. Nombres como Arba Minch, Jinka, Addis Abeba o Lalibela me volvieron a la cabeza, como un torrente, máxime porque no hacía mucho que estuve revisando fotos de aquel viaje, para el Picasa que tienen ahí, en la Margen Derecha.

Niñas Hammer. Turmi. Etiopía.

Me gustaría volver a mis viajes. Me apetece. Estoy barajando qué hacer en Navidad, pero en estos momentos me quedo con la serenidad de la reflexión, el recuerdo y la evocación, antes que con los proyectos y los planes más inmediatos.

Y para ello, voy a intentar utilizar un sistema inédito hasta la fecha: seleccionar una ciudad, un pueblo, un rincón, un paisaje, una región especial de cada uno de los países visitados, intentando explicar el porqué de dicha elección, en relación con aquel viaje en concreto y con el resto del país.

En algunos casos, viajes fugaces, rápidos y directos, la cosa será bien sencilla. En otros, mucho más complicada. Tanto que, incluso, tendré que hacerme trampas a mí mismo. A Marruecos, por ejemplo, he viajado varias veces. ¿Cómo no hablar de Chefchauen? ¿Cómo no recordar las dunas de Merzouga?

Aquí empezó todo…

Pero voy a procurar ser honesto y, de cada país, sólo elegir un lugar, intentando, además, no repetirme con algunas de las cosas que ya hemos escrito de viajes, procurando ser original y no ir a sitios de los que fácilmente se puede saber a través de una guía de viajes. Buscar ángulos insólitos, perspectivas personales y diferentes.

Lo primero debería ser, por supuesto, una lista. ¡Ay esas listas que tanto nos gustan! A ver si soy capaz de elegir un lugar para cada uno de esos treinta países y, después, “obligarme” a escribir una entrega quincenal sobre esos viajes, de forma que, aprovechando los fríos del otoño y el invierno granadinos, tengamos una ventanita abierta a esos espacios que proporcionan los viajes.

Finisterre. El fin del mundo…

Porque los viajes se viven, ¡tantas veces lo hemos dicho!, no sólo mientras viajamos, sino antes y después de emprender y terminar el periplo. Escribir sobre los viajes es una forma de revivirlos, reeditarlos y reivindicarlos.

Vamos con la lista, en la que, como digo, procuraremos no “ir” a los sitios más tópicos, aunque a veces será inevitable. Una selección que, como me conozco, iré cambiando y variando una y otra vez, a medida que vea fotos, lea libros o revistas o charle con los amigos.

Además, como quedará inconclusa, habrá que ir completándola poco a poco.

Se admiten, se necesitan y se requieren comentarios, propuestas y sugerencias, por supuesto.

La lista:

España: Finisterre.
Portugal: Oporto.
Francia: Saint Jean Pied de Port.
Bélgica: Grand Place de Bruselas.
Alemania: Museo del cine de Berlín.
Italia:
Irlanda: Cong (Innisfrie) y las Islas de Arán.
Inglaterra:
Croacia:
Montenegro: Kotor.
Serbia: Danubio.
Bosnia-Herzegovina: Sarajevo.
Eslovenia:
República Checa:
Hungría:
Austria: Dorotheum.
Marruecos: Chefchauen y Merzouga.
Senegal: Saint Louis.
Malí: Tombuctú.
Burkina Faso:
Tanzania: Kilimanjaro.
Etiopía: Turmi.
Egipto: Las Pirámides.
Turquía:
Jordania: El Mar Muerto.
Yemen: Shibam
Arabia Saudí: El desierto.
Siria: La frontera con Irak.
China: La perla de Oriente.
México:
Guatemala: La lava de un volcán vivo.

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IMBÉCIL

No sé que les parecerá este nuevo ejemplo de cartel, que incorporamos a nuestra galería y que nos llega vía Zaragoza, gentileza de José Antonio, pero a mí me provoca sentimientos contradictorios.

En general, procuro putear lo mínimo. De ser negro, estoy desteñido. Marica, por el momento, creo que no. Moro… poco, me temo. Sudaca… literario, sí. Mujer… demasiado alto.

Por tanto, soy diferente.

Por tanto… ¡soy imbécil!

Y, aunque, quizá, el cartel debería irritarme y cabrearme… pues no.

Me gusta.

Una buena forma de provocar y llamar la atención.

¿Será por eso, porque no me disgusta, que soy imbécil?

Lo hablamos.

Jesús Lens.

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