No tener las cosas claras en la adolescencia y la juventud es normal y sano. El que tuviera claro qué iba a ser de su vida con 18 años que tire la primera piedra. A esa edad, la incertidumbre ante el futuro y los cambios de opinión son, insisto, síntomas de salud mental. Lo verdaderamente preocupante es que un adolescente tenga claro que no quiere hacer ‘na’ ni quiere ser ‘na’… Y los hay. Eso sí que es para echarse a temblar. Pero tener 17 o 18 años y más dudas que Hamlet rellenando la Primitiva, es perfectamente natural. Lo raro, ya digo, es no aspirar a ‘na’.