Buenas, soy Emilio Calatayud. Tenía a un chaval condenado a pintar los calabozos y las dependencias policiales de los juzgados de Menores de Granada y acabó el otro día. Ha quedado muy bien. Hay sitios en los que el chico ha dado hasta cuatro capas. Se lo ha currado. Ahora va a tener que escribir cincuenta folios sobre su experiencia… Cuando se lo comuniqué, me dijo asustado: «¿¡Cincuenta!?» Y yo le respondí. «Sí, cincuenta y a mano». Casi le da algo.
Cuando ya iba a acabar la revisión de los calabozos, uno de los policías comentó que la condena también era beneficiosa para mí. «¿Y eso?», pregunté. «Porque en la mayoría de las pintadas, los chavales se acordaban de usted… y, ¡ejem!, de su familia. La última que borró el chico decía: «¡Tus muertos, ‘Calatayú’!». Nos dio la risa a todos. Hasta al chaval. Por un momento se le olvidó lo de los cincuenta folios, ja, ja, ja.
Y lo de los cabreos de los ‘choricillos’ contra mí va en el sueldo. Yo lo entiendo. Pero al que vuelva a pintar los calabozos, le meto un paquete. Que han quedado muy bien. Un saludo, y gracias a la gente de Ibiza. Ha sido un fin de semana estupendo.
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