Una de las modas más irritantes que han traído las nuevas tecnologías es la de grabarlo todo: vacaciones, eventos familiares, conciertos de música, gente que camina, pajarillos, nada… Mientras grabamos, nos perdemos lo que está pasando y ya nunca lo volveremos a vivir tal y como sucedió. Queremos atrapar lo que no se puede atrapar y el resultado es que no lo disfrutamos. Afortunadamente, ya están surgiendo voces, también en Internet, que claman contra esta costumbre. A ver si recuperamos la cordura. De momento, los funerales y los velatorios -y siempre que no seas una estrella de algo, claro- se están respetando, pero al paso que vamos… no sé yo.







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