Aquí os dejamos una historia de un chaval que parece que no sabía qué hacer con su vida. Esperemos que el paso por el centro de internamiento le sirva para centrarse. De todas formas, este caso pone de manifiesto un problema que crece día a día sin que parezca que haya una solución en el horizonte: el de los chavales con problemas mentales que delinquen. Y son muchos. Cada vez más. Aquí va la historia
«El Juzgado de Menores 1 de Granada ha impuesto una medida de ocho meses de internamiento a un joven de Motril acusado de haber quemado «varios contenedores de basura» una noche de verano del año pasado en la ciudad costera. Cuando fue detenido –la Policía Local le sorprendió en plena faena–, el muchacho confesó a los agentes que «hacía esas cosas» –en alusión a los sabotajes– porque se «aburría», según informó entonces el propio Ayuntamiento motrileño. La sentencia advierte de que el chico, que tenía un consumo «abusivo de alcohol» y había sido expulsado «varias veces de distintos» centros educativos, debe recibir «tratamiento terapéutico en salud mental» en el centro correccional en el que sea encerrado.
El joven se conformó con la pena solicitada y no fue necesaria la celebración de la vista oral del juicio.
El relato de los hechos elaborado por la Fiscalía decía lo siguiente: «De las actuaciones practicadas resulta acreditado que, sobre las cinco horas –de la madrugada– del 20 de julio de 2012, el menor, con evidente ánimo de causar daños materiales, se acercó a varios contenedores de basura situados en diferentes zonas de la localidad de Motril, prendiéndoles fuego con un mechero».
Según los peritos, los daños causados ascendieron a 3.390 euros. El encausado, «y solidariamente sus padres o representantes legales», deberán abonar esa cantidad a la empresa Limdeco, que es la que se encarga de la limpieza de las calles de Motril».
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