Buenas, soy Emilio Calatayud. Las nuevas y terribles noticias sobre el caso de los niños desaparecidos en Córdoba han causado un debate muy fuerte. Hay gente incluso que reclama la pena de muerte para el padre de los pequeños. Yo creo que pedir la pena de muerte es un error. Recuperar la pena capital sería un paso atrás. Hace ya un tiempo, las Cortes aprobaron eliminar la pena de muerte también en tiempos de guerra y fue un acierto. Era la última excepción que permanecía. El hecho de que España no exista la pena de muerte nos convierte en una nación más civilizada que, por ejemplo, Estados Unidos.
Recientemente, la justicia noruega ha condenado a 21 años de prisión -es verdad que prorrogables- al homicida de 77 personas. El acusado la recibió con una sonrisa. Además, dijo que sentía no haber matado más. A pesar de ello, las familias de las víctimas aplaudieron la condena. Se conformaron con el castigo.
En España, alguien sospechoso de asesinar a dos personas -y más si son sus dos hijos pequeños- se arriesga a una condena que le supondría estar encerrado prácticamente de por vida.







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