RAJOY, SIN SALDO

¿Os acordáis de la campaña que el PP había puesto en marcha, con Rajoy llamándote por teléfono? Pues Génova ha tenido que cambiar de estrategia dado que, en tres días, el presupuesto destinado por el PP al capítulo de llamadas a los ciudadanos, se ha gastado.

La cara de Rajoy, al enterarse de la factura que

se le viene encima con su original campaña

Al final, a todos nos afecta el tema del saldo y del móvil ¿verdad?
PD.- Pizarro ¿no había sido algo de Telefónica, pues a ver si le echa un cable a su jefe, jejeje.

EL 488

El domingo, Álvaro y yo debutamos en el Gran Premio de Fondo de la Diputación de Granada, conjunto de citas atléticas que, a lo largo del año, nos invitan a trotar por diversos puntos de nuestra geografía más cercana, de la capital y alrededores a la Costa, Alpujarras y la zona Norte de la provincia.


Arrancó el Circuito con la popular prueba de Armilla, conocida como “La Industrial”. 10 rápidos kilómetros para cumplimentar en una jornada fresca, pero luminosa, soleada y muy, muy agradable. Con Puri, la pequeña Leire y el incipiente Hugo como testigos de excepción, Álvaro y yo nos plantamos en Armilla a eso de las diez y recogimos el chip y los dorsales que nos han tocado en suerte este año. El mío, el 488. Me gusta. El 88 es uno de esos números rotundos y feraces, ubérrimos.

Y, desde luego, con el 488 debutamos con buen pie.

Es curioso. Hasta la fecha, mis únicas tres pruebas cronometradas, excepción hecha de las del colegio, habían sido tres medias maratones. Pero La Industrial, que celebraba su vigésimo aniversario, sería mi primer 10.000, mítica distancia del fondo mundial.

Mi objetivo, teniendo en cuenta lo poco y mal que estoy corriendo, mis problemas gastrointestinales y una molesta tendinitis en el pie izquierdo que no cede; era hacer 5 minutos el kilómetro.

Álvaro y yo calentamos poco (que somos vaguetes) y salimos casi en cola de grupo, por lo que los primeros y tortuosos metros, que una colega corredora calificó acertadamente de gincana, los hicimos más bien despacio. Progresivamente fuimos incrementando el ritmo y, efectivamente, empezamos por ir a 5 minutos el kilómetro. Pero el recorrido era favorable, el día esplendoroso y las piernas nos pedían más. Así que, poco a poco, aceleramos el ritmo. Había bajada, luego una suave subida… en conclusión, que hicimos 45 minutos, a un ritmo de 4,30 el kilómetro.

Corricolari nos sacó esta foto, en el kilómetro 5.


Y Álvaro, algo más tranquilo, también consiguió mantener un ritmo de 5 minutos por kilómetro, lo que acredita que, en las distancias cortas (hablando de fondo) tenemos un cierto recorrido.

El reto, a partir de ahora: ser capaces de mantener esos ritmos durante más tiempo. A ver si en los entrenamientos nos lo tomamos más en serio y forzamos la máquina, aunque sea durante unos kilómetros, para ir acostumbrando a piernas, corazón y pulmones a correr a un ritmo más ágil y vivo del habitual.


Y, lo mejor, al terminar. Ya durante el paso del kilómetro 5 vi a nuestro amigo Corricolari apostado entre el público, cámara en ristre, buscando colegas a los que fotografiar, dado que una molesta lesión en el soleo le tiene varado durante unas semanas. Al terminar, aprovechamos para charlar un rato y para conocer en persona, por fin, a Abel, Paco y otros integrantes de esta activa comunidad de corredores-internautas tan chula que se está conformando en torno al Blog de José Antonio Flores Vera: Diario de un Corredor.

Con Corricolari, al terminar la carrera.

Lástima no poder quedarnos más rato, pero el CB Granada jugaba en Canal Sur 2 y el otro Álvaro, Hoces, nos había convocado en su casa para un festival gastronómico de altura, que se prolongaría hasta entrada la noche.

Despedimos esta Entrada recordando que el propio José Antonio, corredor, bloguero (que no globero), articulista de IDEAL, ingenioso conversados y afilado observador de la realidad circundante; da una charla el próximo viernes, a las 20 horas, en el Teatro de Armilla, cita imprescindible a la que acudiremos con todo el gusto, dispuestos a pasar un buen rato, hablando del correr físico y del correr mental, del cinematográfico y musical. A ver se puede venir nuestro amigo fondista y bloguero Paco Montoro, que hay ganas de conocerlo en persona.


Lo dicho, una cita imprescindible. Como del próximo día 24, en Albolote, segunda convocatoria del Premio de Fondo de la Diputación, donde esperamos estar al nivel de Armilla y, además, donde contaremos con el aliento de Pedro y su pequeña María, vecinos de la zona.

Nos vemos, trotando, por esos caminos.

Fdo.- Neopatón el Trotón.

¡NO TODO ESTÁ EN INTERNET!

Gracias a Dios, me atrevería a añadir. Y tengo la prueba palpable. Hace unos años, cuando mi hermano y yo nos planteamos la necesidad de podar nuestros olivos, después de haberles despojado de su oleico tesoro, acudimos a la nueva Biblia del conocimiento universal.

Jose se bajó un breve manual de cómo podar los árboles. La cosa era que recibieran la luz del sol, que circulara el aire entre sus ramas y algunas otras cuestiones entre lo arbóreo y lo aparentemente místico.

Hachas, sierras, ampollas, heriditas y pequeños desgarrones varios nos acompañaron en nuestra poda de unos árboles que, los pobres, no agradecieron la limpia como habíamos previsto. De hecho, ya no los sulfatamos, ni abonamos, ni arreglamos más.

Hasta este año. Gilda, por un lado, los ha tratado con cariño. De hecho, el aceite que este año hemos sacado de los olivos se lo tenemos que agradecer a su mimo e interés. Pero es que, además, hemos vuelto a ir a podarlos. El sábado pasado. Sólo que esta vez nos acompañaron Enrique, Fina y, sobre todo, el tío Rafael.

No es que quiera quitar mérito a la jartá de trabajar que tanto Enrique y Fina como Sacai y Mamen se dieron. Pero lo del tío Rafael fue como para quitarse el sombrero. Por la cantidad y la calidad del trabajo. Sin tregua, su motosierra empezó a despojar a los olivos de las muchas ramas que les tenían constreñidos, entristecidos y empobrecidos. Trabajaba tan rápido que a los demás no nos daba tiempo a llevar el ramón al quemadero y, honrando a la Candelaria, prenderle ese fuego purificador que es propio de estas fechas.

Las llamas alcanzaban los diez, doce metros de altura en un día sin aire, precioso, ideal para quemar rastrojos. No sé la de kilos de leña que hemos hecho y la de ramón que hemos quemado. A mitad de mañana, Sacai, Mamen y Fina cortaron embutido fresco de una matanza de hace apenas una semana. Cerveza fría, sol y chacinas.

Y vuelta al tajo. Lo mejor de Rafael no es lo mucho y bien que trabaja. Tampoco el enorme conocimiento y experiencia que tiene en el cuidado y cultivo de los olivos. No. Lo mejor que tiene Rafael es el profundo amor que siente por los árboles. De hecho, se indignó al ver el lamentable estado de nuestros olivos. Estaba encendido y cabreado de ver el poco cuidado que les habíamos dispensado en estos años. Los miraba, los acariciaba y casi parecía susurrarles que no se preocuparan, que la poda iba a salir bien y que, después, se encontrarían mucho mejor. Realmente, resultaba emocionante ver la implicación del tío Rafael con los olivos. Una relación casi paterno-filial, en la que no se sabe quién ejerce de padre y quién de hijo.

Una deliciosa mañana de trabajo en el campo que culminamos en el Ventorillo, dando buena cuenta de unos buenos filetes de carne roja a la brasa y unos tomates aliñaos, antes de volvernos para casa con la satisfacción del deber cumplido, el agradecimiento a todos los que nos han echado una esencial mano en esto de la poda y, sobre todo, con la admiración y reconocimiento por la talla humana y espiritual de un tío Rafael que, estoy convencido, ha hecho que nuestros olivos rejuvenezcan un puñado de años. Y no sólo por la poda. Ni mucho menos.

Jesús Lens Espinosa de los Monteros.