La librería del barrio

Aunque todavía queda verano por delante, ya hay familias que preparan la vuelta al cole y encargan y reservan libros, libretas, cuadernos, carpetas y demás material escolar. Es momento, pues, para reivindicar el papel esencial que desempeñan esas librerías-papelerías de barrio en nuestra vida y que en las semanas previas al inicio de las clases hacen su particular, merecido y necesario agosto.

Lo más fácil y cómodo, por supuesto, es encargarlo todo a plataformas digitales o, en algunos casos, incluso al propio centro escolar: los hay que aprovechan para hacer caja con los libros y el material escolar del alumnado. También se ahorran algunos euros… a priori. Porque en la práctica, lo barato sale caro.

La papelería-librería de barrio es la que, cuando pasa el arreón del principio de curso, sigue abierta para ese menudeo que tan práctico nos resulta, desde los lápices, bolígrafos y rotuladores a los libros de lectura recomendada por los profesores o las fotocopias e impresiones de urgencia. ¡Qué cómodo es, entonces, tener una librería cerca del cole, del instituto o de casa! Sobre todo porque adaptan su horario para estar abiertas según las necesidades de sus clientela.

Ahora bien, si la parte mollar del negocio se la damos a esos amos del universo que, con sus beneficios, se embarcan en cuestionables viajes espaciales, es posible que, cuando vayamos en busca de la papelería una tarde de noviembre, nos la encontremos cerrada. Pero cerrada, cerrada. Cerrada del todo. ¡Con la falta que me hacía justo ahora! Dándole la vuelta al cuentito de Monterroso, cuando despertó, la librería no seguía allí: la habían cambiado por una tienda de estética donde ponerse las uñas de porcelana o por una peluquería cuqui para el cuidado de la barba. Porque, de momento, ni las uñas ni las barbas te las arreglan los Bezos del mundo. Aunque todo es cuestión de tiempo.

Comprar ahora el material escolar en las librerías-papelerías de barrio es una inversión que redunda en beneficio de todos. La experiencia y el conocimiento del librero ayudan a atinar con nuestras elecciones y a no hacernos perder el tiempo —y el dinero— con compras inútiles. Una buena recomendación literaria al año ya tiene más valor que el ahorro de un puñado de euros por la compra a través de las plataformas digitales.

Palau, en el Zaidín, me ha salvado la vida más de una vez.

 

Además, potenciar el comercio de cercanía también sirve para revalorizar nuestros barrios, que las tiendas abiertas aportan luz, alegría, confianza y seguridad.

Jesús Lens

Lo importante es lo que importa

La España de las autonomías también era esto. Enfrentarse a la gestión de la segunda ola de la pandemia, por ejemplo. Y decidir qué hacer en competencias como Educación y Salud. Ni los Géminis más recalcitrantes podemos entender que pidan su gestión centralizada los mismos que, allá por mayo, clamaban por el final del estado de alarma y la devolución de esas competencias a las autonomías. Sobre todo porque no lo hacen por una cuestión de salud pública, sino por pasarle el marrón a otro.

Estamos a poco más de una semana para septiembre y hay quien habla de la ‘incertidumbre’ sobre lo que nos traerá el otoño. ¿Incertidumbre? No quiero ser derrotista o alarmista, pero tampoco hay que ser Nostradamus para anticipar que el resto del 2020 y el arranque del 2021 van a ser muy complicados, por decirlo suavemente.

En su momento se decidió dar por terminado el curso escolar sin que hubiera vuelta a las aulas. Era lógico. A la vez, se puso en marcha la recuperación del sector de la hostelería y el turismo. Igualmente lógico y necesario. La operación Salvar el Verano, si la miramos con los ojos de marzo o abril, ha sido un éxito. Pero está teniendo un coste muy alto: brotes, rebrotes, conatos de transmisión comunitaria y el cierre del ocio nocturno.

Así las cosas, nos encaminamos a un septiembre para el que deseamos, tanto como tememos, la vuelta del alumnado a las aulas. ¿Ha hecho sus deberes la administración? A la vista de lo que vamos leyendo estos días, parece que no, hasta el punto de que ya se anuncian huelgas en el sector en Madrid.

Para la operación Salvar las Aulas, la Junta de Andalucía tendrá qué decidir qué es lo que realmente importante. Porque me parece contradictorio que ya se hable de educación semipresencial y, a la vez, se anuncien los calendarios de competiciones deportivas de alevines, benjamines y demás pezqueñines. No seré yo quien le ponga un pero a la importancia del deporte escolar, pero es necesario priorizar. Y la cuestión de las actividades extraescolares no resultará pacífica.

Tendrán que hilar muy fino la Junta de Andalucía y los Ayuntamientos. Se van a hartar de limitar, acotar y prohibir actividades lúdicas, deportivas y recreativas. Determinar qué es lo realmente importante será su responsabilidad prioritaria. Y les lloverán palos. Porque la España descentralizada y de las autonomías también era esto.

Jesús Lens

Sin plaza en el instituto

—Mamá, ¿te han dicho ya a qué instituto voy a ir?

Y la respuesta es que no. La contestación es que, habiendo tramitado su matrícula en tiempo y forma el pasado mes de mayo, la delegación de Educación de la Junta de Andalucía todavía no ha tenido a bien solucionar el pollo que le ha montado a varios estudiantes del Zaidín, dejándolos sin plaza.

—Entonces, si empieza el cole y todos mis compañeros van a clase, ¿yo qué hago?— le pregunta su hija a Carmen con inocencia, un día detrás de otro. Y ella, como en la canción de Manolo Tena, no sabe qué contestar.

La vuelta al cole siempre es complicada, especialmente para aquellas familias cuyos vástagos lloran y patalean porque no quieren ir a clase. Resulta paradójico, sin embargo, que haya un grupo de diez, doce o veinte jóvenes temerosos de que sea el cole el que empiece sin ellos.

Una cuestión técnica, aduce la administración. Una cuestión técnica que se produjo en mayo y que, pasado el 10 de septiembre, el negociado correspondiente de la Junta aún no ha sido capaz de solventar, a pesar de las llamadas, los escritos y los recursos correspondientes.

Todos los que hemos trabajado con expedientes lo sabemos: siempre hay uno al que le pillamos ojeriza y, cada vez que aparece en lo alto de la montaña de “Pendientes”, lo cogemos… para volver a situarlo debajo del todo. O esos mails que dejas marcados como No leído porque, sabiendo de qué van, nunca encuentras el momento de hacer con ellos lo que debes hacer.

No todas las vueltas al colé son tan plácidas…

¿Estará pasando algo así en Educación? El hecho es que los casos aislados de pronta solución de la maquinaria burocrática se traducen en nervios, dudas, zozobras, ansiedad y días sin dormir para las personas afectadas y sus familias.

Estos días, quiénes van a ir por primera vez al instituto están tensos y excitados. De hecho, la chavalada ya ha recibido una carta de su nuevo centro de enseñanza invitándola a conocer las instalaciones para familiarizarse con el que será su ecosistema más íntimo en los próximos años.

Los casos aislados, sin embargo, se muerden las uñas con desesperación, sin saber dónde estudiarán, quiénes serán sus compañeros de clase o cuándo empezará su curso académico. Resulta inadmisible e intolerable tal dejación de funciones por parte de la administración.

Jesús Lens

Entre ayer y mañana

Decir que hoy, 1 de septiembre, está entre ayer y mañana, es una tautología que, sin embargo, no carece de sentido. El 1 de septiembre es el día en que todo vuelve a comenzar, el otro primer día del año, más importante que el propio 1 de enero, desde un punto de vista laboral y productivo.

1 septiembre

Nos despertamos el 1 de septiembre y, de repente, el final de año ya está ahí. Llegan las prisas, los nervios, las presiones y ansiedades. Tras el parón del verano, todavía queda mucho por hacer. El 1 de septiembre es día de reuniones y agendas, de planes, de redefinición de objetivos y de estrategias para conseguirlos.

El 1 de septiembre vuelven los trajes y las corbatas, aunque sigamos a cerca de 40 grados. Vuelven las prisas, los atascos y los nervios; los ascensores llenos de gente y la impaciencia de los conductores en los pasos de cebra.

Y, sin embargo, este 1 de septiembre es uno de los más improbables de nuestra vida. Tras el fracaso de Rajoy, ayer, en la primera votación para su investidura, nos encontramos en esta especie de jornada de reflexión, análisis, porras y apuestas, a la espera de ver lo que ocurre mañana.

Sánchez Rajoy

Personalmente, creo que, en el mismo instante en que Cs firmó el pacto de investidura con el PP, Mariano Rajoy dio por cerrada esta legislatura e inició la campaña electoral para las terceras elecciones generales, convencido de que puede alcanzar la mayoría absoluta, a costa de los votos del partido de Rivera, precisamente.

Y, mientras, los asuntos locales pasan a un segundo plano. Hoy nos preocupan menos la Mesa del Ferrocarril y la desconexión, los desmanes económicos de la anterior corporación municipal y las ordenanzas antibotellón.

Botellódromo Granada

Lo más preocupante de la actual coyuntura es que, ante la más que previsible derrota de Rajoy de las Cortes, buena parte de los asuntos locales se tratarán, desde el próximo lunes, en clave preelectoral. Y eso nunca es bueno, que incita al postureo, la retórica y los gestos para la galería, más que a la búsqueda de necesarios consensos y soluciones prácticas, técnicas, útiles y duraderas.

Extraño 1 de septiembre, encapsulado entre la tomatina ayer y la ¿incertidumbre? de mañana, lo que nos impide concentrarnos en el aquí y el ahora, que es justo lo que deberíamos estar haciendo.

Jesús Lens

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