TOY STORY 3

Si la gente de Pixar, esos sujetos ante los que habría que postrarse de hinojos para adorarlos cada vez que nos regalan una nueva genialidad, hubiese concebido en origen la saga de “Toy Story” como una trilogía, no les hubiera podido salir mejor el remate de lo que ya es una saga mítica, épica e imprescindible en la historia del cine.

Si le hubieran dado un euro a Francis Ford Coppola cada vez que alguien ha puesto a “El Padrino II” como excepción que confirma la regla de que segundas partes nunca fueron buenas, ahora sería multimillonario.

Desde ahora, “Toy Story 3” es el mejor ejemplo de cómo hacer evolucionar una historia teóricamente para niños, protagonizada por un puñado de juguetes, para convertirla en una de las cumbres del cine de la primera década del siglo XXI. Una historia en la que se habla de temas como la amistad, el compromiso, la soledad, el abandono, el crecimiento, el cambio, las transformaciones y la evolución de las relaciones.

A estas alturas, presentar a Woody o a Buzz Lightyear sería un supremo ejercicio de futilidad ya que, seas o no seguidor de la saga de “Toy Story”, son personajes que han trascendido lo meramente cinematográfico para instalarse en el inconsciente colectivo de una generación. Confieso que hasta hace unas semanas no había visto las dos primeras películas de la saga, pero ya conocía a Woody y a Buzz como si fueran amigos de toda la vida.

Sin embargo, haber descubierto a los Señores Patata, al dinosaurio, al perro de alambre y al resto de juguetes que acompañan a los protagonistas en sus aventuras ha sido un privilegio y, como decíamos AQUÍ, el talento visual y la capacidad de creación y recreación de los genios de Pixar son absolutamente incomparables.

En “Toy Story”, lo mismo se recrean secuencias memorables de la historia del cine popular, de Indiana Jones a la saga de las Galaxias, pasando por Jurasic Park, que te transportan al Far West a través de los raíles de un ferrocarril cuyo descarrilamiento sólo es el paso previo a una batalla galáctica interestelar.

“Toy Story 3”, filmado en las ya necesarias 3D, es un derroche visual, un desparrame de imágenes que exige ser visto varias veces para captar todos y cada uno de los detalles, guiños y homenajes. Pero todo ello sin perder de vista el argumento principal de la película, enriqueciéndolo, haciéndolo crecer, contribuyendo a conducirlo a uno de los finales más tiernos y enternecedores de la historia del cine.

Como las teselas de un mosaico, todas esas pequeñas partes, guiños y detalles, con entidad, belleza, humor e ingenio por sí mismas, también están al servicio de un todo argumental que cierra, rozando la perfección, una fastuosa trilogía que en cada entrega ha ido creciendo, mejorando y enriqueciéndose.

La vanguardia del cine, hoy día, se llama Pixar. Si por algo podemos definir la primera década del siglo XXI, y si de empezar con balances se trata, es por la hegemonía del cine de animación a la hora de conquistar el corazoncito más exigente de los espectadores. Con “Toy story”, con “Up”, “Wall E” y “Ratatouille”. Hoy, el mejor cine del mundo, es animado y lleva la firma de Pixar.

Valoración: 9.

Lo mejor: la versatilidad de cada juguete, el ingenio para cada detalle, la humanización de los personajes, la riqueza en la composición en cada uno de ellos.

Lo peor: que sólo haya un estreno Pixar por temporada.

Jesús Pixariano Lens