La corrupción que no cesa

Mientras Unidos Podemos le hace la envolvente al PSOE con su moción de censura contra Rajoy por la “grave situación institucional” en que se encuentra una España que no deja de chapotear en la pestilente charca de la corrupción, Granada vuelve a saltar a los titulares por un asunto referido… a la corrupción. Y de ello hablo en mi artículo de IDEAL.

¡Marchando una de moción!

Y es que la sombra del anterior alcalde de la ciudad, José Torres Hurtado, es alargada. Tanto, que ahora se cierne sobre un puñado de concejales del PP, aún en ejercicio, que votaron a favor de la construcción de la discoteca del Serrallo.

No sé cuánto tiempo estarán estos ediles del Ayuntamiento bajo el marchamo de “investigados”, pero no parece que este sindiós favorezca la moción de censura contra Francisco Cuenca planteada por Sebastián Pérez y Luis Salvador en su ¿ya olvidada? comparecencia conjunta. Al menos, no en el corto plazo.

 

¡Menudo legado, el de Torres Hurtado! Él detenido e imputado como presunto cabecilla de una trama de corrupción urbanística, la ciudad arruinada y buena parte de sus concejales, desfilando por los juzgados.

 

Al final, da la sensación de que Torres Hurtado le hizo un favor a Sebastián Pérez al exigir su cese a cambio de su dimisión como alcalde de la ciudad, tras su detención. Fuera de la plaza del Carmen y elegido presidente del PP provincial por abrumadora mayoría, Sebastián tiene un par de años por delante para preparar y foguear a un equipo de gente completamente nueva y sin salpicar por las manchas de corrupción que siguen asolando al Partido Popular granadino. La derrota sin paliativos de la candidatura de Juan García Montero, bendecida por Torres Hurtado, así lo pone de manifiesto.

 

Para Sebastián Pérez, estar fuera del Ayuntamiento es una bendición. El PSOE, sin apoyos de ningún tipo y sufriendo el incomprensible acoso de los mismos que le auparon al gobierno municipal, se encuentra asfixiado por un presupuesto imposible de cuadrar. Y nada en el horizonte cercano nos permite vaticinar que las cosas cambiarán significativamente en los próximos meses.

Así, mientras los unos pasean por los juzgados y los otros van como locos, tratando de tapar agujeros sin dar abasto; Sebastián Pérez no tiene más que esperar. Y si consigue una reunión con el ministro de Justicia que revierta el despropósito del TSJA y llega el AVE, no descarten la mayoría absoluta.

 

Jesús Lens

PP: autocrítica y reflexión

Tengo muchos y muy buenos amigos del PP de Granada. Está siendo dura, para ellos, esta primavera. Que no es chica cosa haber perdido una de sus alcaldías históricas, después de trece años de gobierno ininterrumpido y tras haber ganado las elecciones municipales.

Sinceramente, que Paco Cuenca y el PSOE estén hoy al frente del Consistorio granadino sí que es un acontecimiento histórico planetario, y no lo de Zapatero y Obama que dijera Leire Pajín, en uno de sus más celebrados desvaríos. Porque Granada capital es conservadora. Muy conservadora.

 Paco Cuenca Alcalde granada

Estos días, todos los peperos granadinos andan culpando a Luis Salvador, a Ciudadanos y al propio Rivera de haber entregado la ciudad de Granada al PSOE. De haberla regalado. Es lógico que lo hagan así. Como táctica electoral, de cara a las próximas elecciones generales, es una baza que tienen que jugar. De hecho, han convertido #AtracoEnGranada en Trending Topic.

Pero esos mismos peperos granadinos saben, a ciencia cierta, que quienes han regalado la alcaldía a Paco Cuenca, han sido ellos mismos. Un regalo en diferido, que comenzó cuando permitieron, por acción u omisión, que José Torres repitiera como candidato a la alcaldía, hace ahora un año. Un error de bulto que vienen pagando desde entonces. El porqué de tamaño dislate, ellos bien lo saben. Una mezcla de celos cainitas y de miedo paralizante. Que les salió rana. No hay más que comparar los resultados de las municipales, en la capital, con los de las generales de unos meses después.

 Dimisión Torres Hurtado

Y luego llegó el kafkiano episodio de La Boda Roja en que José Torres no solo se inmoló a sí mismo sino que, con su  harakiri tardío, cruel, saturnal y a destiempo, se llevó por delante a toda una hornada de afiliados, militantes, simpatizantes y trabajadores del Partido Popular que, hoy, están pensando en empaquetar sus pertenencias para desalojar dependencias municipales, oficinas, despachos, mesas y hasta sillas.

Sé, mis estimados amigos peperos, que tenéis que culpar a Luis Salvador y a Cs por la pérdida de la alcaldía de Granada. Es lo que toca. Lo que está en el guion. Espero que, de puertas para adentro, sí estéis haciendo una serena y ponderada valoración de todo lo que ha ocurrido en vuestro partido en estos últimos tiempos. Porque será algo que se estudie en las escuelas de formación política.

Jesús Lens

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