Al estilo Tarantino

Es una de las bromillas que me gusta hacer, cuando veo una cierta complicidad con el camarero:

– ¿Cómo pongo la carne? ¿Al punto? ¿Pasada?

– A mí, al Estilo Tarantino: tan poco hecha que, al pincharla, salpique la sangre.

Me acordaba de ello hoy, que toca comer buena carne en compañía de los Gastrocafres, cuando vi que Fran Ortiz, mi estimado coautor, anunciaba este lanzamiento.

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¡Viva Tarantino!

Y ya sabéis: la carne, que sangre.

Jesús Lens , sanguinolento.

El Twitter: @Jesus_Lens

Café-Bar Cinema regala películas de Tarantino

Hace unos días decíamos, alborozados, que FOTOGRAMAS había reseñado “Café-Bar Cinema”. Y eso se merece, como mínimo, una celebración.

La reseña señalaba que el autor (yo, o sea) sostenía que Tarantino es uno de los directores que mejor han tratado el mundo de los bares en sus películas.

 

¡Ya te digo si lo sostengo!

Una bestia, Quentin, a la hora de reflejar algunos de los garitos con más personalidad de la historia del cine.

Y por eso vamos a dedicarle a Quentin esta promoción: un ejemplar de “Café-Bar Cinema” firmado y dedicado y una película de Tarantino, por 15 euros (gastos de envío incluidos) si la compráis a través de la web que nos hizo nuestra querida y admirada Raquel Marín (@_RMarin ): www.cafebarcinema.com

Pero es que los dos primeros en comprarlo se llevarán dos películas de una atacada, ya que estaría feo separar, trocear y desmembrar “Kill Bill”, ¿no?

Además, tengo dos ejemplares de “Reservoir dogs”, de “Pulp Fiction” y de “Jackie Brown”.

Los ocho primeros libros en ser comprados a través de la web, llevan un Tarantino consigo.

¿Es o no es una oferta irrechazable?

Pues venga: www.cafebarcinema.com

¡Y sígueme en Twitter @Jesus_Lens !

Ahora, a ver 8 de marzo de 2008, 2009, 2010, 2011 y 2012.

Crítica de «Django desencadenado»

Vamos con la segunda parte del programa doble “Cinéfilos contra la Esclavitud”, del pasado sábado, que empezamos con “Lincoln”. ¿Habéis visto ya ambas películas?

Ahora mismo no hay un director con más personalidad y con un estilo más reconocible que Quentin Tarantino. Da lo mismo que nos cuente su versión de la II Guerra Mundial (de cómo fue y, sobre todo, de cómo pudo y cómo debió ser) que su interpretación del cine de gángsteres o de artes marciales. Tarantino, en realidad, hace distintas variaciones de un mismo tema: él mismo.

Quentin Tarantino

Bueno, él mismo y su forma de ver, leer y entender el cine, los cómics, la televisión, la literatura pulp y la música.

La vida, o sea.

Howard Hawks fue un director aventurero al que le encantaban la caza, la pesca, la velocidad, las carreras de coches, la aviación y la naturaleza salvaje. Y esa forma suya de ver, entender, sentir y vivir la vida; la traducía en maravillosas películas de aventuras. Huston fue otro director por el estilo, bigger than life.

¿Han reparado ustedes en la extrema palidez que siempre presenta Quentin Tarantino, en todas sus fotos o en cualquiera de sus apariciones públicas? ¿No les resulta raro, en un tipo que vive en la soleada California, en la mítica Los Ángeles, que presente un aspecto tan macilento?

Tarantino

Y es que Quentin se debe pasar la vida encerrado en casa, o en los cines, o en los clubes. O en las tiendas de tebeos. Para Quentin, la vida es eso: ver películas y series, leer tebeos y novelas pulp y escuchar música. Y, así, su cine se nutre de dichos elementos: masticados, deglutidos y regurgitados.

Nada más empezar “Django desencadenado” (la D es muda), los títulos de crédito y la banda sonora nos sitúan en un escenario muy reconocible, en un universo temático con identidad propia: el Spaghetti Western. Y la primera secuencia se resuelve como tal: con un formidable tiroteo. ¿Nada nuevo bajo el sol? ¡Por supuesto que sí! Porque ahí está el magisterio de Christoph Waltz, una presencia y unos diálogos que se erigen en lo mejor de la película.

Quizá para desagraviar a los alemanes, tan duramente retratados en “Malditos bastardos”, en esta nueva película, Tarantino convierte en héroe a un alemán para el que los ciudadanos de color, lo negros, son estrictamente eso: ciudadanos.

Django desencadenado

¡Y cómo lo demuestra, siempre que puede! ¡Y cómo responde Django! Y vaya fangales en que se meten, ambos, antes de afrontar la parte final de la película, en la que comparten el protagonismo con un Leonardo Di Caprio que borda su papel de villano y un Samuel L. Jackson cuya presencia en pantalla queda desvirtuada por el bochornoso doblaje en español: convertir el acento sureño del Mississippi en un supuesto y trasnochado andalú cutre es algo que no le aporta nada a la película y que ridiculiza hasta el extremo a un personaje que debería ser maléfico e inquietante, pero que resulta lamentable y patético.

“Django desencadenado” es un western desmesurado, como desmesurado es todo lo que hace Tarantino. Y abrasador. Sus diálogos, deslumbrantes, piden a voces su publicación en formato editorial; la música, por supuesto, es majestuosa y la coreografía de la violencia manejada por Tarantino, del más alto nivel.

Los actores, soberbios. Los anacronismos (las gafas de sol, el rap…), encajan perfectamente en la narración y el ritmo, aun para una película que se acerca a las tres horas de duración, no decae un ápice.

django desencadenado

Y un detalle cromático que, si Spike Lee fuera a ver la película, en vez de criticarla sin pasar por taquilla, no dejaría pasar por alto: esos costurones de sangre que continuamente salpican diferentes superficies blancas, sean el algodón, la piel de un caballo o las níveas paredes de una casa. Cuajarones de sangre que tiznan de rojo y avergüenzan la conciencia de un grupo de seres humanos que, durante un tiempo, y no tan lejano, se sentía superior a otro.

Aunque, en realidad, no sé porqué hablo en pasado. Por mucho que Obama esté en la Casa Blanca, el racismo sigue siendo una desgraciada enfermedad mental que aún aqueja a mucha gente. A demasiada gente. Y películas como “Django desencajado”, bien que hacen en hurgar en la herida, de forma salvaje, sanguinolenta y brutal. Por paródica que sea.

Jesús Lens

A ver, los 23 de enero de 2009, 2010, 2011 y 2012

Café-Bar Cinema: acaba justo como empezó

Cuatrocientas sesenta páginas.

460.

Que se dice pronto.

Quiénes las han leído, no reniegan de ellas. Dicen que se lo han pasado bien, que han conocido anécdotas divertidas e interesantes y, sobre todo y más importante, que no se han aburrido.

Dentro de poco, de muy poco, podrás tener “Café-Bar Cinema” en tus manos.

Porque hoy sí. Hoy le hemos puesto el último y definitivo punto final a un trabajo que hemos dado por terminado muchas veces pero que hoy, martes 4 de octubre, sí que damos por total y definitivamente cerrado (y eso que el pasado sábado ya lo hicimos otra vez 😉 )

Y lo hacemos, como a mí me gusta, completando un círculo.

Porque todo empezó, hará ya unos tres años, aquí. Justo aquí y no en ningún otro lugar. Comenzó en La Teta Enroscada, al son de las Cucarachas Enojadas de Tito y la Tarántula.

Y ha terminado, hoy, en otro garito muy exótico y particular, al que hemos ido de la mano del mismo Tarantino.

Buena música, buenas copas, locales con estilo y acción. Mucha acción.

Como la que esperamos tener a partir de ahora, con el libro publicado. Aunque sea otro tipo de acción.

Pero bueno, de todo ello iremos hablando de aquí en adelante.

Y ya sabéis que tenemos abiertas las puertas del Café-Bar Cinema en esta página del Facebook. ¿Os animáis a pasar?

¡Os esperamos!

Jesús puntofinalista (de una vez) y circular Lens

¿Qué publicábamos en los tres años anteriores? 2008, 2009 y 2010

MICHAEL HANEKE, PALMA DE ORO EN CANNES CON «LA CINTA BLANCA»

No parece haber sido una edición muy brillante de Cannes, aunque algunas películas interesantes se han podido ver, tal y como Carlos Boyero ha ido contando a través de las grabaciones hechas con un móvil y que constituyen un inmejorable fresco de esta edición del más famoso Festival de Cine del mundo (Para ver los vídeos, PINCHAR AQUÍ) Y estrenada «La cinta blanca», AQUÍ la crítica de Boyero. Y AQUÍ, la nuestra, personal y también favorable.

 

Al final, por encima de los Almodóvar, Amenábar, Gilliam, Tarantino, Loach, Coppola, Von Trier o Coixet, la Palma de Oro ha sido para Michel Haneke por su radical Blanco y negro en «Das weisse Band» y los otros grandes triunfadores de esta edición de Cannes son los filipinos Brillante Mendoza, como mejor director por «Kinatay»; la británica Andrea Arnold por «Fish tank» y el coreano Park Chan-wook por «Thirst».

 

La película de Haneke, como en él es habitual, cuenta el reverso oscuro y violento, durísimo, de la sociedad. En este caso, se va a la Alemania de los años anteriores a la I Guerra Mundial para contar las vidas de unos chavales a los que el futuro les deparará participar en la gran ignominia del siglo XX: el nazismo. Esto dice Haneke: «Primero son víctimas de la violencia, pero ¿en qué momento la convertirán en arma para su rol de verdugos? «Los niños no son sólo el futuro, sino también el pasado. Desde que Freud entró en escena, no creo que quede alguien que piense que infancia es sinónimo de inocencia. Y dado que todos fuimos niños alguna vez, tenemos una gran responsabilidad hacia ellos».

 

La crítica de Carlos Boyero es inapelable: «El bisturí de Haneke da miedo. El director pone en marcha todo su poder de sugerencia en «La cinta blanca» (Seguir leyendo). Una película polémica que dará que hablar y que se define como una bofetada a la concienca social en esta interesante entrevista.

De Haneke ya hemos hablado otras veces en este Blog. Por ejemplo, en este Post, discutiendo sobre la Originalidad o la Representación en el mundo del arte o en este otro artículo, sobre Finales que cortan el rollo.

 

 

Alain Resnais ha sido reconocido con un Premio Espacial por toda su carrera y, en fin, que el resto del palmarés, lo pueden consultar AQUÍ. 

 

Jesús Lens, cinéfilo.