Desgraciados

Cuando un atentado terrorista sacude una ciudad europea, no tardan en aparecer una serie de personas que, con la sangre corriendo por las calles y la metralla incrustada en la carne de las víctimas, le ponen peros a la solidaridad afectiva que recorre las redes, con el tópico, manido y enervante argumento de que nadie habla de Siria, Afganistán o Irak, donde mueren personas cada día.

Que puede ser cierto, pero que una cosa no invalida la otra. Aunque tampoco he percibido un especial torrente sentimental ni de indignación popular tras los ataques con gas sarín en Siria, que estábamos mucho más preocupados con Espinar y sus Coca Colas y con la dimisión en diferido del presidente de Murcia.

Lo mismo ocurre con la reiterada utilización de Venezuela, Cuba, Arabia Saudí o Irán en mil y un debates ideológicos que, la mayor parte de las veces, no conducen a ningún sitio, al estar viciados de partida. En realidad, a la mayoría de los que se arrojan Venezuela a la cara, los venezolanos les importan una higa, utilizando al país sudamericano como argumento para sus tesis y antítesis.

 

Por eso, y cada vez que aparezca alguno de esos polémicos países en una conversación, les propongo que piensen en la siguiente lista: República Centroafricana, Burundi, Congo, Liberia, Níger, Malawi, Mozambique, Guinea, Eritrea y Guinea-Bissau.

 

Ahora mismo son, según la ONU, los diez países más pobres del mundo. Circunstancia que puede cambiar en cualquier momento, por supuesto. Diez países africanos… alguno de los cuales, es posible que ni supiéramos que existe. De hecho, he tratado de situarlos en un mapa mudo de África y no he dado ni una.

 

Hambre, enfermedades, colapso social, conflictos armados, explotación infantil, violencia sistémica, corrupción, pobreza generalizada… todas las penurias que ustedes sean capaces de imaginar –y algunas que nos resultan inimaginables- asolan a decenas de países de los que no se habla. Cientos de miles de personas agonizando en silencio.

Así que, por favor: la próxima vez que un atentado terrorista sacuda el corazón de Europa –algo que, por desgracia, volverá a ocurrir- díganle lo que puede hacer con su demagogia a esa gente tan equidistante, soberbia, fría, analítica, cerebral y desapasionada. Que puestos a ignorar tragedias e injusticias, los ciudadanos de República Centroafricana, Burundi, Congo, Liberia, Níger, Malawi, Mozambique, Guinea, Eritrea y Guinea-Bissau tendrían mucho que decir.

 

Jesús Lens