BUDA BLUES

El autor de “Buda blues”, publicada en Seix Barral, es Mario Mendoza, un tipo pausado y tranquilo al que, en los días que pasamos en Semana Negra, veía pasar como de soslayo, sin hacerse notar, con una exquisita discreción. Siempre tuve la sensación de que había un cierto halo en torno a Mendoza.

De todas las presentaciones que tuve la oportunidad de disfrutar en la cita gijonesa, una de las que más honda impresión me causó fue la de “Buda blues”, por lo que no dudé ni un segundo en comprar el libro. Después, sin embargo, sí me dio apuro pedirle a Mendoza que me la dedicara. Y eso que soy un fetichista de las letras y que me encanta atesorar libros firmados. Pero había un algo en torno a Mendoza que me generaba un cierto desasosiego.

Después, al leer “Buda blues”, lo entendí: algo del alma de sus personajes se tiene que haber quedado adherida a un autor que, documentándose para escribir la novela, se metió de lleno en el mundo de los más ácratas y radicales movimientos antiglobalización, en las doctrinas de John Zerzan y, cómo no, en la complejísima, atribulada y atractivísima personalidad de Theodor Zaczynski, más conocido como “Unabomber”.

¿Nos dirigimos hacia el Apocalipsis?

Durante una de las tertulias improvisadas que tuvimos, de madrugada, en la terraza del Hotel Don Manuel, Paco Ignacio Taibo II narraba su visita a la Feria del Libro de Calcuta, ciudad de la que volvió conmocionado al México DF. Y ponía dicha experiencia en relación con la idea que tenemos de que, en caso de una invasión alienígena, los extraterrestres, más evolucionados que nosotros, nos respetarían como civilización. ¿Civilización? ¿Qué civilización?

Y de eso trata “Buda blues”, una novela global, de estilo epistolar, en la que los dos protagonistas cuentan sus respectivas y brutales caídas del caballo, camino de Damasco. Desde Colombia hasta la India, pasando por las favelas de Río de Janeiro y la congoleña Kinshasha, el más reciente libro de Mendoza, nominado al premio Hammett del 2010, cuestiona desde sus cimientos ese Nuevo Orden Mundial que todos hemos asumido, con un cierto fatalismo, como inmutable, necesario y obligatorio.

Y, sin embargo, hay personas que no se rinden y que luchan y batallan por subvertir el orden establecido. Como el misterioso y enigmático Rafael, un personaje que nace muerto en la novela, pero cuya biografía desatará un torrente de vivencias en los dos protagonistas de la misma. Un Rafael al que, leyendo la novela, no podía evitar ponerle toques de ese Gonzalo, el Abimael Guzmán líder espiritual de Sendero Luminoso, que desde sus postulados intelectuales, contribuyó a convertir el Perú en un infierno de sangre y fuego.

 

 

“Buda blues” es uno de los libros capitales que he leído en los últimos meses, que pone el dedo en la llaga de algunos de los problemas más acuciantes que aquejan a la mayor parte de la humanidad y que, con tintes milenaristas y apocalípticos, terminan apelando a lo mejor del ser humano, a su capacidad de regeneración, a su compromiso con la causa de los más débiles y desfavorecidos. Pero sin el más mínimo toque de paternalismo, sensiblería, blandenguería o suficiencia que suelen destilar ese tipo de libros tan bienintencionados como inocuos.

Y, por supuesto, nos sirve para aprender un término, la Resiliencia, sobre el que ya hablamos, hace unos meses. Un término que, con la crisis, está cada vez más de moda, por desgracia.

Una pista: tras el devastador paso del huracán, en Nueva Orleans aparecieron pintadas que decían: “Gracias, Katrina”.

 

Jesús Lens Espinosa de los Monteros.

RESILIENCIA

Para mi Familia. De Galicia.

Desde la lejanía.

Con todo cariño.

 

Hace unos días, en ESTA entrada, poníamos una serie de imágenes que representaban una palabra que empezaba por R. Muchos buenos, fieles y constantes lectores dijeron “Revolución”, “Renacer”, “Recambio” y… “Resistencia”.

¡Casi!

De todo ello hay.

Pero la palabra es “Resiliencia”.

¿No os pasa que, a veces, una palabra, una persona, una idea, un objeto al que no conocíais de nada y del que no teníais ni idea os sale al encuentro y, desde entonces, parece perseguiros sin dar tregua?

A mí me ha pasado con la Resiliencia.

En psicología, según nuestra admirada Wikipedia, “el término resiliencia se refiere a la capacidad de los sujetos para sobreponerse a períodos de dolor emocional. Cuando un sujeto o grupo animal es capaz de hacerlo, se dice que tiene resiliencia adecuada, y puede sobreponerse a contratiempos o incluso resultar fortalecido por los mismos”.

Sería muy parecido al término “entereza”.

La propia Wiki trae una definición más gráfica, más poética, de E. Chávez y E. Iturralde:

“La resiliencia es la capacidad que posee un individuo frente a las adversidades, para mantenerse en pie de lucha, con dosis de perseverancia, tenacidad, actitud positiva y acciones, que permiten avanzar en contra de la corriente y superarlas.”

Me encontré con la resiliencia, por primera vez, en Semana Negra, durante la excepcional presentación de “Buda blues” del escritor colombiano Mario Mendoza. Y, después, por supuesto, en su libro, una de las lecturas que más me han impactado en los últimos meses, ¿cierto o no, Laura?

Esos niños que, aún en el contexto más difícil, en las circunstancias más trágicas, nos deslumbran y desarman con sonrisas enormes, desmesuradas, de las que no tenemos costumbre de ver en nuestro entorno, supuestamente feliz y despreocupado.

Me impresionó lo que comentó Mario sobre una pintada que apareció en Nueva Orleans, después de ser devastada por el huracán: “Gracias, Katrina”.

Resiliencia.

Leo la revista del Círculo de Lectores y me encuentro con en el nuevo libro de Luis Rojas Marcos: “Superar la adversidad. El poder de la resiliencia”.

Y es que, en este contexto de crisis, decepción, miedo e incertidumbre en que vivimos, la resiliencia va a ser cada vez más necesaria y mejor valorada.

Otra definición, quizá más adaptada a nuestro contexto: “Habilidad para resurgir de la adversidad, adaptarse, recuperarse y acceder a una vida significativa y productiva”.

¿Conocéis historias de Resiliencia? ¿Os identificáis con el concepto? ¿Sois resilientes? ¿Pensáis que es una virtud que se puede entrenar, trabajar y educar o es algo que viene de serie en determinadas personas?

Hablemos. Hablemos sobre la Resiliencia…

Jesús Lens.

LA LITERATURA DE LA CRISIS

Amigos, hoy publicamos en IDEAL un reportaje sobre la Literatura de la Crisis. Tanto hablar sobre la crisis de la literatura y, sin embargo, nos planteamos la tesis de si ha llegado la hora de que sean los libros los que analicen la nueva sociedad que está surgiendo del incendio provocado por la crisis.

 

Lo podéis leer AQUÍ.

¿Qué os parece la tesis y qué os parece el reportaje? La Andalucía Connection de la que hablamos AQUÍ, sigue dando que hablar. Y que leer.

 

Jesús Lens, crítico. A la fuerza.

BILL, HÉROE GALÁCTICO

Rash se quedó sorprendido cuando leyó en mi Twitter que estaba enredado con las historias de “Bill, héroe galáctico”, una novela cuyo título olía, indefectiblemente, a ciencia ficción.

Y así era.

Lo hemos dicho, lo repetimos y lo seguiremos haciendo: ¡viva el mestizaje literario y gracias a Semana Negra por propiciarlo, favorecerlo y potenciarlo!

El caso es que estaba sentado en la terraza del Don Manuel, a la hora del café de sobremesa, cuando Natalia y Alejo se sentaron en mi misma mesa. Empezamos a hablar de esto y aquello y, en un momento dado, comenté que mi compañero de habitación era más nervioso que el rabo de una lagartija. Se miraron y sonrieron. Y me explicaron el porqué: a la hora de traducir novelas y tebeos, cada vez se utiliza un lenguaje más neutro, plano, frío y poco apasionado. Por eso, cuando recuerdan expresiones como la del rabo de lagartija, universales, gráficas, sonoras… las apuntan.

Y me pasaron”Bill, héroe galáctico”, para que leyera un puñado de párrafos. ¡Y cómo sonaban! Sólo por recuperar una palabra como “mostrenco”, ya vale su peso en oro. Así que me quedé con Bill y, en el viaje de vuelta de Gijón a Granada, le hinqué el diente. Al principio, con curiosidad. Y, a medida que iba avanzando por sus páginas, con interés, deleite y creciente satisfacción.

Y me acordé de la presentación que Paco Ignacio Taibo II hizo de la obra de Joe Haldeman, uno de los gurús de la ciencia ficción, cuando dijo que este género fue el que, durante la época de la censura, propició más libertad creativa, tanto estilística como de contenidos. Efectivamente, al ser considerado un género menor y sin importancia, a través de las novelas de anticipación se hacía la crítica más feroz y despiadada al status quo vigente, a la sociedad de la desigualdad y a las siniestras guerras colonialistas.

Efectivamente, “Bill, héroe galáctico” es una despiadada sátira acerca del ejército y las guerras, los procesos de reclutamiento, los sargentos instructores, el heroísmo, la patria, las medallas, las condecoraciones, los homenajes y el caos del mundo contemporáneo. Una crítica feroz a un sistema alienante en la que el humor y la desmesura sirven como espejos deformantes de una realidad que, si no fuera cruelmente real, sería surrealista.

Así, no es de extrañar que los auténticos veteranos de guerra, aburridos de leer falsas historias de heroísmo sin límites y abnegación a raudales, consideren que la novela de Harry Harrison es una de las que mejor ha sabido captar la realidad, el caos y el sinsentido de lo que supone un conflicto bélico.

Gracias a la editorial Gigamesh y a Natalia y Alejo por poner en mis manos un libro que, en parte por desconocimiento y en parte por prejuicios, es más que probable que no hubiera leído jamás. Lo que hubiera sido un craso error, desde luego.

Jesús Lens Espinosa de los Monteros.