Secretos del Arenal

¡Qué alegría me dio, allá por el mes de junio, cuando leí en las redes sociales que Félix G. Modroño se había alzado con el Ateneo de Sevilla de este año!

Foto: Silvia Romera
Foto: Silvia Romera

 

Alegría de las grandes. Por dos razones. La primera, personal: desde que nos conocimos hace unos años, en Semana Negra, siempre hubo simpatía entre ambos. Por cuestiones literarias, profesionales, por formas de entender la vida, por compartir una importante querencia por Salobreña…

Y la segunda razón es que su anterior novela, “La ciudad de los ojos tristes”, me había encantado. Una novela histórica trufada de policíaca. Una historia de amor con una protagonista fundamental: la ciudad de Bilbao. Un libro mestizo, que tocaba géneros diversos, pero que en absoluto era un pastiche.

 secretos del arenal

Así que, cuando Félix me dijo que venía a Granada y a Salobreña a presentar la novela, le dije que estaría con él en la librería 1616 Books, el sábado por la tarde, con Antonio, el Librero Loco; y los muchos y buenos amigos de la localidad costera granadina.

Había un problema: aún no había leído el libro. Y no es que quedara mucho tiempo para la presentación. Unos días, apenas.

En otra situación, con otro autor; me habría zafado de la propuesta. Con Félix no. Por amistad, claro. Pero, sobre todo, por confianza. Confianza en que su novela, aunque se acercaba a las 400 páginas, me iba a resultar fácil de leer.

 Félix Modroño

Y esto, querido Félix, no es demérito alguno, que no por estar escrita de una forma ágil y asequible al lector, una novela es menos novela. De hecho, desconfío de los autores que complican innecesariamente sus narraciones. O que las barroquizan sin necesidad, como si en vez de estar escribiendo una historia, estuvieran espesando la salsa de algún guiso de insípido de por sí.

Y, efectivamente, la lectura de “Secretos del Arenal” fue un placer. Y un disfrute. En primer lugar, porque me encontré con dos novelas en vez de con una. Literalmente. Porque Félix G. Modroño introduce una historia que acontece en la Sevilla de los años 40 del pasado siglo en mitad de una trama actual.

Y la fórmula funciona.

Los saltos espacio temporales consiguen transportarte a dos ciudades diferentes, en épocas muy distintas. ¿O no tanto? Porque las dos historias que cuenta Félix son trágicas. Y en ambas, el papel de la mujer es muy importante. Hasta el punto de que la protagonista de la novela es una de ellas. Una chica de carácter fuerte y muy alejada de cualquier arquetipo al uso.

 Secretos del arenal portada

Silvia inicia su relación con Mateo. Una relación en la que el mundo del vino está muy presente. Pero hay un recuerdo, un fantasma que no deja de acosarla: el de su hermana, violada, asesinada y mutilada. Por alguien que no ha sido detenido. Aún.

Y, mientras, en Sevilla, los falangistas conspiran contra Franco. Porque, en los primeros cuarenta, los equilibrios de poder entre los ganadores de la Guerra (in)Civil aún eran muy inestables. Y las conspiraciones estaban al orden del día. Y de la noche. Y en ese universo turbio y violento, los más salvajes y desalmados son los que más tienen que ganar. Y los que menos tienen que perder.

Foto: José Hernández Lechuga. El Cuate.
Foto: José Hernández Lechuga. El Cuate.

 

A un ritmo endiablado, la novela avanza sin dar tregua al lector. Y las dos historias atrapan de tal manera que, cuando una se interrumpe para dar paso a la otra; ganas dan de saltarse el capítulo que toque para seguir descubriendo los avatares de unos y otros.

Pero no.

Seamos disciplinados y pongámonos en manos de un autor experimentado que nos llevará, con el pulso firme, hasta a última página. Y será entonces y solo entonces cuando podamos respirar tranquilos, con la satisfacción de haber disfrutado una gran novela, tan bien documentada como mejor escrita.

Jesús Lens

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