Granada y sus ríos

¡Cómo envidio a mi amigo Antonio Camacho! Al cruzar por el parque Tico Medina, se encontró con lo que parece ser una nutria, sumergiéndose y sacando su mustélido cuerpo del agua, mientras chapoteaba en el río Genil. (Ver vídeo AQUÍ)

Para los seguidores de Félix Rodríguez de la Fuente, la nutria es uno de nuestros animales favoritos, a la altura del águila imperial, el lobo o el mítico lirón careto. Así pues, que la nutria haya regresado a nuestras aguas es algo maravilloso. Que ande jugueteando por el cauce urbano del Genil resulta un milagro.

 

No tiene suerte Granada con sus ríos. Desde tiempos inmemoriales, o los hemos considerado un estorbo y una molestia, o nos hemos avergonzado de ellos, hasta el punto de tapiarlos y embovedarlos, como si fueran un engorro.

Au revoir, río Darro

Cosas que solo pueden ocurrir en Granada: que, sin solución de continuidad, el Darro pase de protagonizar el Paseo-más-bonito-del-mundo a adentrarse en una oscura caverna que lo oculta hasta su desembocadura en el Genil, unos kilómetros más adelante y de forma casi clandestina, cuando la confluencia de dos ríos es uno de los espectáculos más hermosos que la naturaleza nos puede ofrecer.

 

Y luego está la mortaja de cemento y hormigón que sella el destino del Genil a su paso por Granada, desde que empieza a embalsar sus aguas a la altura del Puente Verde y apenas muestra vida o actividad en su proceloso penar a través de las esclusas, que lo maltratan en su poco lucido y nada heroico periplo urbano.

 

Un río, según la RAE, es una corriente de agua continua y más o menos caudalosa que va a desembocar en otra, en un lago o en el mar. Y para la Wikipedia,  es una corriente natural de agua que fluye con continuidad. El Genil, por desgracia, y una vez deja de cabalgar en paralelo a la Carretera de Sierra, no llegaría a tener la consideración río en nuestra ciudad: ni es corriente –aunque sí vulgar, demasiado vulgar-, ni es caudaloso, ni fluye con continuidad.

La propuesta de Equo de darle vida al Genil urbano me parece excelente y necesaria y la presencia de la nutria juguetona en sus aguas es la señal que estábamos esperando para animar a nuestros responsables municipales a abordar la cuestión. Por cierto que del prometido arreglo del Darro, en 2015, también deberíamos hablar.

 

Jesús Lens