Correr 250 kilómetros en un mes

La culpa no es tanto del reloj con GPS cuanto de mi carácter, eminentemente picajoso, más que competitivo. ¿Lo dejamos en luchador?

 CELEBRACION DEL SEPTIMO MEMORIAL PADRE MARCELINO. FOTO: ALFREDO AGUILAR

El caso es que había sufrido tanto, tantísimo, en las Medias Maratones de Otoño, viniéndome abajo en los kilómetros finales; que decidí ponerle solución al problema y volver a alargar mis entrenamientos, que me había acomodado a los clásicos 11 kilómetros de mi recorrido habitual, por la zona de la Bicha, con esporádicas tiradas más largas, pero nada más. Además, me sentí espoleado tras escribir este reportaje para IDEAL y ver lo bonito que salió en el periódico: «¿Correr es de cobardes?»

Y los partidos de baloncesto semanales, claro.

Me había ido proponiendo metas semanales, pero el sistema no me terminaba de convencer. Así que me autoimpuse un reto: correr 250 kilómetros en un mes.

 Yo Media Guadix

La razón para establecer dicha distancia fue simple: hacer 40 kilómetros semanales era fácil. Y casi que me podía comprometer a correr 50. Eso sumaba 200 en un mes. Pero, como de lo que se trataba era de alargar los entrenamientos, había que estirar más la cosa.

225.

Eran factibles. Y redondos.

Pero… ¡joder! Vaya un número feo.

225.

Desde un punto de vista de la Comunicación, el 225 no me decía nada. Así que redondeé. Al alza.

250.

Que, mira tú por dónde, si hubiera escrito esto a la hora de fijar el reto, me habría quedado con el muy molón 222. Que ha sido ponerme al teclado y verlo claro.

Pero… ¡ay! ¡Ya no cuela!

El caso es que empecé bien y durante los primeros días avanzaba a buen ritmo. Pero luego, me relajé. A mitad de mes, ya acumulaba un déficit de algo más 30 kilómetros.

 Los hombres mojados no temen la lluvia Juan Madrid

Y, aunque los domingos he hecho tiradas de 22 y de 23 kilómetros, ya no conseguí ponerme al día.

Ayer viernes, antes de irme a Jaén, al precioso acto de entrega de los Premios Literarios de CajaGRANADA, hice 15 kilómetros, lentos, llegando a sumar un total de 152 en lo que va de noviembre. Iba haciendo mis cuentas, mientras trotaba: si hoy sábado y mañana domingo sumaba otros 15 kilómetros diarios, me quedaría en 182. O sea, a 70 de cumplir el reto. Y con días por delante.

¿Y si…?

Anoche volvimos de Jaén más cerca de las 2 de la madrugada que de la 1, tras otra semana intensa y cargada de trabajo. Una velada extraordinaria, por cierto. Pero muuuuuuy ajetreada.

Aún así, hoy, a eso de las 8.30 de la mañana, abría los ojos. Y, aunque traté de volver a dormir, ya no hubo forma.

Pero no he podido salir a correr.

Imposible.

Implanteable.

Cuando el cuerpo dice NO es que NO.

Y ahora ya es de todo punto imposible que llegue a los 250 kms. De hecho, ya no creo ni que llegue a los 200.

 Jesús Lens Mundial

Pero como el niño no tiene cabeza… ¡voy a renovar el reto, para un mes tan improbable como Diciembre, habiendo aprendido algunas lecciones de este fallido Noviembre!

La primera es la Constancia: ¡Constanciaaaaaaaa! Cada día sin salir a correr te aleja de la meta.

La segunda es el Inconformismo: a diez kilómetros diarios, con 25 días que salga a correr, el reto está cumplido. ¿A que parece fácil? ¡Pues no lo es! El trabajo, los compromisos, el cine, los eventos, la pereza y el cansancio… ¡no olvidemos que todos los miércoles juego al baloncesto con los amigos y las subidas y bajadas por la cancha de ese día no computan! Hay que hacer tiradas de 15 kilómetros y, algunos días, de más.

La tercera es… esto… buenoooooo… De la tercera, ahora mismo, no me acuerdo. Pero mañana, cuando salga a rodar (si salgo) trataré de recuperarla, en vivo y el directo, sobre el terreno.

El caso es que, para diciembre, ya tengo un reto. Otro. Nuevo. Aunque sea el mismo. Renovado, pues: #Correr250kmsen1mes

¿Lo conseguiré?

Jesús Lens

En Twitter: @Jesus_Lens

PD.- Sé que para cualquier fondista, este reto es una pamplina. Pero no olvidemos a Einstein: en esta vida, todo es relativo.

😉

Incomunicado

Cuando por razones de trabajo, estilo de vida, gustos y aficiones tienes que pasar casi las 24 del día on line, hablando, leyendo, escuchando, escribiendo, comentando, convenciendo, disuadiendo, discutiendo, tratando, consiguiendo, presentando y otros varios –andos y –endos que dejo a tu fértil imaginación; llega un momento en que tienes que parar.

Es así de sencillo.

Pero necesario.

Por eso, para este micropuente no concerté ninguna actividad, cita o encuentro. No compré entrada para ningún espectáculo (y eso que ha venido El Brujo con su “Odisea”) ni quedé con nadie para hacer cualquier cosa.

 Incomunicado el Brujo

El jueves por la tarde estaba tan, tan, tan hecho cisco y con tanto sueño acumulado que me metí en la cama a leer a las 4 de la tarde y solo salí, tras haber descabezado un par de sueños, para cenar y ver una película. Tumbado en el sofá. Antes de volver a la cama.

Y el resto del fin de semana, más o menos igual. Solo que saliendo a correr. Meta para noviembre: correr 250 kilómetros. Que no sé si es mucho, es poco o es regular. Pero que salen a unos 60 kilómetros semanales.

Me levanto, veo a mi quiosquero, Paquito, y me tomo los dos cafés con mi tostada en el Madero. Me despido, compro el pan y… ¡hasta mañana!

Que sí. Que están el Facebook, el Twitter, el Güasap; pero que no es lo mismo.

Veo un partidillo de la NBA, grabado, de la madrugada anterior, saltando los tiempos muertos y tal y miro cómo va mi equipo de la Fantasy. Por cierto, ¿tienes equipo? Que hemos hecho una Liga Privada, en la plataforma de NBA Plus. “Collejas”, se llama. Si quieres unirte, pídeme la clave. Pero te advierto que el nivel es… bueno. Como nuestro nivel jugando al baloncesto: cachondo. Muy cachondo. Con decir que uno de mis bases se llama Fournier y uno de mis pívots titulares lleva -3 puntos de valoración…

 Incomunicado Fantasy

En enlace, por si te gusta esa Gamificación del NBA, aquí.

Leo la prensa, claro. Por trabajo, por gusto, por obligación, por afición. Aprovecho para estudiar con detenimiento esos reportajes largos para los que nunca hay tiempo; las revistas, los Especiales y, sobre todo, los recortes que he ido haciendo estas semanas, que ya se acumulan, por falta de tiempo. Y aprovecho para tomar notas con ideas y bosquejos para futuros artículos, columnas o proyectos.

Veo una película. O dos. O tres. O alguna serie. Y leo. Y escribo. Y escucho música. Me pongo al día con reseñas de libros pendientes, algunos leídos en verano. Y avanzo con un par de proyectos que tengo entre manos. Repaso los suplementos culturales de estas semanas y trato de ordenar libros.

Me digo: “Esta tarde voy al cine”. Pero luego no me apetece salir. La vuelta del verano ha sido movida y me espera un noviembre brutal. Así que, como los osos; hiberno.

Y sigo leyendo. Y escuchando jazz. Y viendo otra película. Y escribiendo algún artículo. Y mirando las estadísticas de determinados jugadores de la NBA. Y organizado ideas, mails y archivos para uno de los proyectos. Y empezando a escribir para el otro. Y repasando las webs de referencia.

 Incomunicado Round

O sea: lo de siempre. Pero a mi aire. Yo me marco los ritmos y los horarios. Yo soy yo y mi pereza. De hecho, es mi espalda la que, cansada, me pide salir a correr o cambiar el sofá por el sillón del despacho. Y colocar y ordenar los libros que voy leyendo y reseñando. Y buscar los que voy a necesitar en los próximos meses.

Y así van pasando las horas. Las mañanas, las tardes y las noches. Además, aprovecho para comer poco. Y beber mucho. Mucha. Agua. A litros. ¡Adelgazo y todo!

En fin.

Que estamos en noviembre. Que llevo recorridos los primeros 26 kilómetros de los 250 propuestos. Que este es el mes del jazz. Que el lunes me arrepentiré de no haber visto a El Brujo y que la próxima Alhambra Especial que me tome me sabrá a gloria.

 Incomunicado corre

Que es sábado. Noche. Y que aquí, sin parar y haciendo todas esas cosas que tanto me gustan y para las que, a veces, es imposible sacar un minuto a la semana… ¡seguimos!

Jesús Lens, (In)comunicado

En Twitter: @Jesus_Lens